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La batalla energética

Barroso propone crear grandes empresas de energía europeas

Sostenibilidad, competitividad y seguridad en el aprovisionamiento son los tres objetivos que fija el Libro Verde de la Comisión Europea sobre el sector energético presentado ayer en Bruselas. El compromiso con las renovables y la racionalización del consumo ha ganado peso en el documento, en detrimento del debate sobre la energía nuclear que se pretendía reabrir. La CE ha renunciado finalmente a liderar la posible recuperación de esa fuente de energía.

El esperado Libro Verde se presentó ayer en la sala de prensa habitual de la CE, pero iluminada con una intensidad más tenue que de costumbre. La luz tamizada parecía encajar de igual manera con el hincapié del documento en la eficiencia energética o con la falta de fulgor de las propuestas.

'Es sólo un Libro Verde para iniciar el proceso de consulta', se defendió el presidente de la Comisión Europea, José Manuel Barroso, cuando arreciaron las críticas por la ausencia de objetivos concretos o de un calendario preciso. 'Sólo pido a quienes lo critican, que lo lean'.

Las 20 páginas del documento se abren con una descripción factual de la 'nueva era energética' en la que ha entrado Europa. El texto repite las cifras conocidas dependencia energética (la UE importa el 50% de su energía; dentro de 20 o 30 años, el 70%).

La industria nuclear expresa su 'decepción' ante el documento

A continuación se limita a señalar las seis prioridades que deben marcar la política energética de la Unión: integración del mercado, diversificación de las fuentes de energía, solidaridad, sostenibilidad, innovación y política exterior (con especial referencia a Rusia).

Los pasos intermedios para conseguir esos objetivos son el aumento de la interconexión, el incremento en la utilización de energías renovables o la investigación en tecnologías más limpias. El documento de Barroso, sin embargo, apenas apunta nada que no estuviera recogido en textos anteriores.

En 2002, en Barcelona, los Estados miembros ya se comprometieron a aumentar hasta el 10% la capacidad de interconexión. En 2001 ya pactaron que el 21% de la electricidad debería proceder de energías renovables en 2030. Barroso sólo se atrevió ayer a fijar un tercer objetivo. Pero 'a título personal', aclaró. Al presidente de la CE le gustaría que 'en 20 años, el 50% de la energía consumida en Europa fuera baja en emisiones de CO2'.

Ese ambiguo deseo (que se puede interpretar a favor de renovables o de las nucleares) quizá intenta compensar la carencia más evidente del Libro Verde: la falta de ambición en el debate sobre la recuperación o mantenimiento de la energía nuclear. El sector, a través de su organización empresarial Foratom, expresó su 'decepción porque el documento no subraya la contribución crucial que supone la energía nuclear'.

'El debate ya está abierto y el Libro contribuirá a mantenerlo', se da por satisfecho el comisario de Economía. Joaquín Almunia ha sido uno de los partidarios de plantearse 'sin tabúes' todas las alternativas. 'Si el Consejo europeo lo aprueba en la próxima cumbre, la CE preparará un estudio sobre los costes y beneficios de cada tipo de fuente de energía', adelanta Almunia.

El primer ministro británico, Tony Blair, también aprovechó su presidencia de la UE en 2005 para instar a la apertura urgente de ese debate. París, tras la reciente creciente de suministro de gas natural provocada por Rusia, presentó un memorándum en Bruselas con la energía nuclear como una de sus soluciones a la dependencia exterior de la UE. La CE había aspirado a liderar ese debate, pero ayer tuvo que resignarse a dejárselo a los Estados miembros.

'¿Por qué no podemos tener empresas europeas de energía?'

José Manuel Barroso aprovechó ayer la presentación del Libro Verde sobre el sector energético para arremeter de nuevo contras las actitudes proteccionistas que la Comisión Europea aprecia en Francia o España. 'Debemos rechazar toda suerte de nacionalismo económico, sobre todo, en el sector energético', pidió el presidente del organismo comunitario.El valor estratégico de este sector le parece a Barroso una mera excusa para justificar intervenciones estatales aparentemente ilegales. 'En la historia de la Unión Europea todo ha sido calificado de estratégico. Antes eran las telecomunicaciones o las finanzas. Ahora la energía. Y por supuesto que lo es. Pero la pregunta es: ¿dónde tiene que consolidarse el centro estratégico, a nivel nacional o europeo? Si tenemos grandes empresas europeas en defensa o en aeronáutica, ¿por qué no podemos tenerlas en el sector energético?'.

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