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Tecnología para la seguridad del consumidor

¡Alerta! Alimento en mal estado

I3A desarrolla un sensor que avisa si un producto está caducado

Un equipo multidisciplinar de científicos del Instituto de Investigación en Ingeniería de Aragón (I3A) ha desarrollado un microsensor que convierte en "inteligentes" a los envases para avisar del estado de los alimentos que contienen. De esta forma, el consumidor puede saber, con total seguridad, si el producto está caducado a efectos sanitarios, si contiene bacterias o si se ha roto la cadena de frío que preservaba su adecuada conservación.

Cristina Nerín, directora del grupo de investigación, considera que esta innovación "puede aportar un valor añadido fundamental para las empresas alimentarias, dado que los consumidores son muy sensibles con todo lo relacionado con la salud y priorizan esta garantía sobre otras consideraciones".

El innovador microsensor desarrollado en Zaragoza tiene, entre otras ventajas, la capacidad de detectar la presencia de microorganismos y de su adaptabilidad a cualquier tipo de envase. "Ahora intentamos que las empresas conozcan este avance y se decidan a comercializarlo", señala la doctora Nerín.

El fabricante asegura que el coste de este sensor en el precio final "será muy pequeño"

Las intoxicaciones alimentarias constituyen una preocupación latente entre los consumidores, que aflora periódicamente. Así ocurrió, por ejemplo, en el verano de 2005, en Cataluña, con la proliferación de casos de salmonelosis.

El trabajo fuera de casa ha propiciado el recurso a la comida envasada, que ahorra tiempo y que, además, ha sido perfeccionada por la industria en cuanto a presentación, preparación y variedad de producto. Los fabricantes son los primeros interesados en preservar el buen estado de los alimentos que elaboran, pero, una vez que han salido de la fábrica, un largo circuito comercial puede alterar sus condiciones.

"El microsensor ha sido diseñado para que se pueda adaptar a las características del alimento sobre cuyas condiciones sanitarias debe avisar", señala Cristina Nerín. Por ejemplo, en una bandeja de carne fresca, el microsensor adopta la forma de un código de barras con tinta especial, que se borra coincidiendo con la fecha de caducidad. Cuando esta bandeja pase por el lector de la caja del supermercado para cobrársela al cliente aparecerá "error". "También para el establecimiento comercial supone un valor añadido contratar a empresas que utilizan estos nuevos envases, porque los consumidores preferirán comprar en ellos", subraya la directora del proyecto.

Para detectar si se ha roto la cadena de frío, el microsensor adopta la forma de una pegatina, con tinta muy sensible a los cambios de temperatura. En este caso, la pegatina adoptará un color rojo intenso, que avisará al distribuidor de la conveniencia de retirar el producto.

"El coste económico para las empresas dependerá del tipo de envase pero, en todo caso, su repercusión sobre el precio final será muy pequeña. Como consumidora, yo preferiría pagar un poquito más por tener la garantía de que el producto tiene plenas garantías sanitarias. Estoy convencida de que, al final, esta diferenciación será muy importante y de que, al final, este tipo de envases se generalizará", asegura la doctora Nerín.

Aunque este nuevo envase inteligente evita que los productos en condiciones dudosas puedan llegan a los consumidores, los microsensores también son efectivos en el caso de que las alteraciones se produzcan dentro de los hogares. Esto puede ocurrir, por ejemplo, en un producto de gran consumo, como los huevos. En este caso, el sistema advierte sobre la presencia de microorganismos, que originan la salmonelosis. Los investigadores se han preocupado de que el sistema de detección sean muy gráfico, para que pueda ser advertido incluso por niños.

La doctora Nerín señala que "ahora estamos en el escaparate tecnológico que tipifica este desarrollo como una innovación española. Ya está solicitada la patente y estamos convencidos de la receptividad por parte de las empresas". El grupo de investigación lleva trabajando en el campo de los envases desde 1989.

En los últimos años, en Zaragoza se ha implantado el Instituto de Biocomputación (BIFI), que ha diseñado el superordenador ciudadano y el nanoordenador más potente del mundo, mientras el Circe (Centro de Investigación de Recursos y Consumos Energéticos) desarrolla tecnologías basadas en energías limpias.

Nueva Ley de Seguridad Alimentaria

En octubre de 2009 se presentó el anteproyecto de Ley de Seguridad Alimentaria y Nutrición, que pretende actualizar la Ley General de Sanidad de 1986. En los más de 20 años transcurridos desde entonces, según el Ministerio de Sanidad, "han evolucionado notablemente tanto los sistemas de producción, los conceptos de seguridad, de riesgo, o de nutrición, como las demandas de los ciudadanos". Entre otros, la ley se propone fijar una serie de medidas contra la obesidad. El documento pretende la coordinación entre administraciones para diseñar planes de control estatales, dentro de la Estrategia de Seguridad Alimentaria 2008-2012.

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