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A fondo

AT&T vuelve a ser 'blue chip' gracias a T-Mobile

Banca e inver-sores apoyan la compra de T-Mobile USA por parte de la operadora.

AT&T parece haber recuperado gran parte de su atractivo histórico como blue chip. Sus acciones se han situado en máximos de los dos últimos años, situando su capitalización bursátil por encima de los 185.000 millones de dólares. En el último año, sus títulos se han revalorizado un 20%. Esta tendencia alcista viene pocas semanas después de que AT&T anunciara un acuerdo para la compra de T-Mobile USA, filial de Deutsche Telekom. Una operación que supondrá un desembolso de 39.000 millones, de ellos 25.000 millones en efectivo y el resto en acciones (Deutsche Telekom tomará hasta un 8% del capital de AT&T). Es decir, la comunidad inversora ha apoyado la millonaria apuesta de la compañía que preside Randall Stephenson.

Además, la empresa ha contado con el respaldo de la banca al recibir un crédito de 20.000 millones por parte de JP Morgan Chase, sindicado con otras once entidades: Bank of America, Barclays, Citigroup, BNP Paribas, Credit Suisse, Deutsche Bank, Goldman Sachs, Morgan Stanley, RBS, UBS y Wells Fargo.

De igual forma, AT&T ha visto como S&P mantuvo su rating a largo plazo en A-, señalando que la perspectiva es estable. La firma justificó su decisión en la capacidad de AT&T de mantener su capacidad de generación de caja, recordando la fortaleza y el crecimiento del negocio móvil. Una actividad que, por otra parte, se va a ver reforzada con la citada compra de T-Mobile USA. Ya el mundo móvil, especialmente el segmento de la banda ancha celular, fue clave para que AT&T lograra incrementar sus beneficios el 39% en el primer trimestre, hasta 3.400 millones.

Muchos analistas coincidieron en destacar este crecimiento pese a la pérdida de la exclusividad para la comercialización del iPhone en EE UU. Y es que desde la llegada al mercado del móvil de Apple en 2007, AT&T había sido la única compañía del país en poder ofrecérselo a sus clientes. Pero Verizon lanzó su iPhone en febrero. Con todo, en un momento de revolución del internet móvil, como afirmó Stephenson, AT&T incorporó dos millones de clientes en esta área, superando los 97,5 millones de usuarios. Cifra que supone un 12% más que hace un año.

Esta evolución permite a AT&T, además, seguir siendo uno de los líderes empresariales globales en términos de retribución a los accionistas. En estos momentos, la rentabilidad por dividendo de la compañía ronda el 5,53%, lo que le convierte en una opción segura para los inversores.

Ahora bien, AT&T se enfrenta a desafíos muy importantes, incluso decisivos para su devenir a medio plazo. El más relevante, sin duda, recibir el visto bueno de las autoridades reguladoras en la compra de T-Mobile USA. Y el proceso no va a ser fácil. Los responsables de la operadora deberán trabajar arduamente para lograr el sí de las autoridades a una operación que supondrá la desaparición de uno de los cuatro operadores nacionales.

De momento ya se ha posicionado en contra Sprint, la tercera operadora de EE UU, cuyos directivos advierten del alto riesgo que supondrá para la competencia en el sector. Pero también ha mostrado sus reticencias el fiscal general del Estado de Nueva York, Eric Schneiderman. A este responsable, que afirmó recientemente que investigaría en profundidad la compra, podrían unirse los fiscales generales de otros estados.

Miedo a la concentración

En EE UU han vuelto a surgir los comentarios de quienes advierten de que la concentración que vive la industria puede suponer la vuelta a un pasado en el que la histórica AT&T dominó el negocio hasta su ruptura en la década de los 80, que dio lugar al nacimiento de las baby bells. No está tan claro que se repita ese escenario, si bien no sería descartable que finalmente se constituya un duopolio entre los dos gigantes, AT&T y Verizon. La última palabra la tienen el Departamento de Justicia y la Comisión Federal de Comercio (FCC).

AT&T ya ha mostrado su disposición a vender líneas móviles a otras empresas y parte del espectro radioeléctrico que posee. En su defensa, ha señalado que la compra de T-Mobile USA será buena para el conjunto de la economía porque facilitará el despliegue de las redes nacionales de banda ancha móvil (con la implantación de la tecnología LTE), una de las apuestas de Obama.

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