La universidad española, sin recursos y con deberes

Más apoyo. La situación de la universidad española es preocupante, sobre todo porque tiene que hacer frente a tres retos importantes, como son potenciar su internacionalización, culminar el proceso de adaptación al espacio europeo de educación superior y colaborar para que España salga de la crisis. Por un lado, ha visto mermada su capacidad presupuestaria, debido a una reducción de las transferencias procedentes de la Administración y a un aplazamiento de los planes de inversión. Pero también se han recortado las vías de financiación privadas, como los convenios de transferencia de tecnología de las empresas. En el ámbito de la investigación, la financiación de la I+D universitaria cayó un 6,5%, como también han disminuido los fondos contratados por la Red Otri de universidades en un 9,5%, mientras que el número de empresas que cooperaron en innovación se redujo un 0,7%. El volumen de publicaciones científicas disminuyó un 3,3%, así como la producción científica de los campus, que lo hizo en un 4,9%.

Y por otro lado, la demanda de servicios universitarios se ha incrementado debido, entre otras razones, a un aumento del 1,9% de matrículas en estudios de grado, a una subida del 63,6% de matrículas en másteres oficiales y un 19% más de graduados en cursos de formación permanente.

Son datos que se reflejan en el informe CYD 2010, La contribución de las universidades españolas al desarrollo, elaborado por la Fundación Conocimiento y Desarrollo (CYD), que preside Ana Patricia Botín, consejera delegada de Banco Santander en Reino Unido, donde se insiste en la necesidad de disponer de más recursos para facilitar su inserción laboral de los titulados, en un momento en el que su tasa de paro se ha situado en el 10% (el doble que la europea), condenados a aceptar un primer empleo en condiciones precarias.

La universidad, según se recoge en las conclusiones del informe, se ve obligada a gestionar un ajuste que puede afectar a su actividad en un momento crucial, como es el proceso de internacionalización académica, en el que países como Estados Unidos y Reino Unido llevan la delantera. Además, los recortes aparecen cuando España necesita contar con universidades potentes, que contribuyan a facilitar la salida de la crisis aportando innovación, formación y tecnología. La Fundación CYD recuerda que otros países, como Francia o Reino Unido, ya han aplicado políticas específicas para hacer frente al impacto de la recesión en el sector académico. Por tanto, los expertos académicos que avalan este informe, creen necesaria la implantación de cambios en la forma de gestionar la universidad, demanda que vienen reclamando desde hace varios años, como es la de dotar de mayor autonomía a los rectores y que estos actúen como si fueran consejeros delegados de una empresa. De esta manera, se acabaría con las bolsas de ineficiencia que existe en la gestión de recursos económicos y humanos.

Gestionar la universidad española no es fácil. También lo reconoció ayer el vicepresidente primero del Gobierno y ministro del Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba, durante la presentación del informe, quien aseguró que "en el mundo global en el que competimos no lo vamos a hacer bajando salarios sino siendo más innovadores, estando mejor formados".