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Bruselas pone en marcha la revolución del sector bancario

La UE convierte en obligatorios los acuerdos de Basilea III

Entidades con más capital y de mejor calidad. Reguladores con potestad para frenar las burbujas de crédito. Evaluación de riesgos sin el sometimiento a las agencias de ratings. Bruselas pretende poner en marcha hoy una revolución en el sector bancario europeo con la aprobación de una directiva y un reglamento que obligará a 8.000 entidades financieras a cumplir con los requisitos más estrictos del planeta.

La iniciativa del comisario europeo de Mercado Interior, Michael Barnier, coloca a la Unión Europea a la vanguardia mundial de la regulación del sector bancario, una "escapada" que las entidades europeas observan con preocupación porque temen quedarse en inferioridad de condiciones frente a sus rivales estadounidenses.

Pero la Comisión Europea ha decidido no esperar a otros mercados y hoy aprobará un proyecto de Directiva y otro de Reglamento que traslada a la legislación comunitaria casi al pie de la letra las estrictas normas sobre requisitos de capital pactadas a nivel internacional en el marco del G-20 y del Banco Internacional de Pagos con sede en Basilea.

Bruselas, además, no se conformará con aplicar las nuevas normas a una veintena de grandes entidades, como pretende hacer algún día Washington, sino que las hará cumplir a las 8.300 entidades que operan en el mercado europeo.

El plan incluye importantes novedades: por primera vez, se unifican las normas bancarias en todo el mercado europeo (a través del Reglamento), se establece a nivel comunitario un ratio de liquidez (aunque se cifrará más adelante) y se permite que los reguladores impongan mayores castigos (como sanciones administrativas de hasta el 10% de la facturación de una entidad). La Directiva también amplía la utilización de análisis internos de riesgo para reducir la dependencia del sector de las evalucaciones de las agencias de calificación.

Capital mínimo

La nueva directiva mantiene en el 8% el capital mínimo del que deben disponer bancos y compañías de inversión. Pero mejora sustancialmente su composición al elevar del 2% al 4,5% el llamado capital tier 1 o capital de máxima calidad. La norma crea además dos "colchones" adicionales equivalentes al 2,5%.

El primero, llamado de conservación, tendrá que ser respetado por todas las entidades o de lo contrario se les impedirá repartir dividendos o beneficios.

El segundo, que sigue el modelo de las provisiones anticíclicas impuestas por el Banco de España, se dejará a discrecionalidad de los reguladores nacionales, que podrán fijarlo por encima del 2,5%, sobre todo, en períodos de crecimiento excesivo del crédito, para evitar la formación de burbujas.

Los nuevos requisitos se introducirán gradualmente a partir de 2013, con el objetivo de alcanzar el objetivo del 4,5% en 2016, aunque Basilea III permite hasta 2019. La directiva también ofrece un período de transición de 10 años para "purgar" el tier 1 del capital que ya no se considere de máxima calidad.

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