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A fondo

No salen las cuentas

Al Gobierno no le salen las cuentas. Los técnicos del Ministerio de Economía se encuentran enfrascados estos días en intentar cuadrar el siempre difícil sudoku presupuestario. El proyecto de ley que Economía está elaborando para 2010 resulta todavía más complejo que el de años anteriores, ante la incertidumbre económica y la ausencia de apoyos parlamentarios. La vicepresidenta Elena Salgado cuenta con reducir el déficit fiscal de las administraciones desde cerca del 10% del PIB en que acabará este año, según sus últimas estimaciones, hasta el 7,9%, dato enviado a Bruselas como previsión para el próximo ejercicio (8,4% si se tiene en cuenta el margen adicional de 0,5 puntos dado a las comunidades). Esto quiere decir que deben ahorrarse entre 21.000 y 16.000 millones de euros en un sólo año, según admiten fuentes de la administración. El ahorro debe salir de dos conceptos: el recorte en el gasto público y la subida de impuestos.

Respecto al alza de tributos, la intención de Salgado de no tocar las figuras impositivas que más recaudan (el IVA y el tipo de gravamen a los salarios en el IRPF), por razones políticas y económicas (no deteriorar más el consumo) deja al Ejecutivo con pocas soluciones solventes, según reconocen fuentes del PSOE. Y es que la subida del gravamen de las rentas de capital, cuenta con un recorrido recaudatorio corto de apenas mil millones de euros, (incluyendo un aumento generalizado a todas las rentas y de dos a tres puntos). Un nuevo incremento en los impuestos especiales (hidrocarburos y tabaco) daría más margen pero de apenas 2.200 millones si se repite un alza como la aprobada en junio. Sí supondría un ahorro considerable la desaparición de la famosa deducción de 400 euros en el IRPF, por el que se ahorrarían 4.500 millones de un plumazo.

Por el lado del gasto, el Gobierno ha anunciado un "drástico recorte" de aquellas partidas que no sean esenciales como el gasto social. Sin embargo, analizando la estructura del presupuesto se comprueba cómo aquí el margen es más limitado aún que con la subida de impuestos. Los gastos del Estado para este año, sin incluir la aportación al servicio público de empleo cuentan con una dotación de 155.000 millones de euros, de los que más del 60% están comprometidos en partidas obligatorias como la financiación de otras administraciones, el pago de los intereses de la deuda y las pensiones. Es decir, que sólo quedan 58.000 millones de reparto real entre los ministerios, como reconoció en su día el ex vicepresidente Pedro Solbes. De esta cantidad habría que eliminar el gasto considerado prioritario como la I+D+i, las infraestructuras y la educación (33.300 millones), por lo que el margen de actuación se reduce a poco más de 24.000 millones, de los que debe restarse la nómina de la funcionarios. Eso este año. Para 2010, el límite de techo de gasto del Estado aprobado implica una restricción mayor.

Por tanto, para que salgan las cuentas o se suben mucho más los impuestos de lo que se ha anunciado o se recorta gasto de partidas esenciales como la inversión o se aplica una reducción del déficit inferior a la prevista para 2010. Una vez más las estimaciones son papel mojado. Como corresponde a una recesión.

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