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De la Rúa declara el estado de sitio en Argentina para frenar los saqueos

El incremento de los disturbios, algaradas callejeras y, especialmente, el saqueo de comercios y supermercados, con un saldo ayer de cuatro muertos en Argentina, fue la justificación esgrimida por el Gobierno de De la Rúa para decretar el estado de sitio. El alcance de éste era debatido anoche en un Consejo de Ministros de carácter extraordinario. Por su parte, la Cámara de Diputados derogó los poderes especiales que había concedido al Ejecutivo y que Cavallo utiliza para frenar la fuga de depósitos.

La crisis económica argentina se vivió ayer en la calle de manera particularmente intensa, con algaradas y disturbios en muchas localidades a todo lo largo del país, y el incremento exponencial del número de saqueos a comercios y supermercados, con especial impacto en los suburbios de Buenos Aires, la capital.

Ante esta situación, el Gobierno de De la Rúa decretó el estado de sitio, lo que implica la suspensión de algunas garantías constitucionales y el control absoluto por parte del Gobierno central de todas las fuerzas de seguridad (policía federal, prefectura y gendarmería).

A última hora de la noche, el Consejo de Ministros se reunió con carácter extraordinario para estudiar el grado de aplicación del decreto. Mientras tanto, el Poder Legislativo decidía derogar los poderes especiales que había concedido el pasado mes de marzo al Gobierno, y que reclamó su ministro de Economía, Domingo Cavallo.

Esta derogación, aprobada por la Cámara de Diputados, bajo control de la oposición, de aprobarla también el Senado impediría las restricciones al retiro de salarios que impuso Cavallo.

Los disturbios habían comenzado el pasado fin de semana, pero alcanzaron su cénit ayer, y la policía antidisturbios se vio obligada a intervenir en multitud de ocasiones.

Por la mañana, en Córdoba, la segunda ciudad del país, ubicada a 700 kilómetros al norte de Buenos Aires, un grupo de empleados del ayuntamiento local asaltó el edificio, rompió parte de las instalaciones de la entrada y prendió fuego en las puertas y el mobiliario.

A partir del mediodía, el centro de la capital argentina mostraba una gran cantidad de comercios cerrados y un tráfico de vehículos y de personas muy inferior al habitual.

Reparto de comida

Para frenar este inicio de estallido social, el presidente Fernando de la Rúa había anunciado que comenzaría un reparto oficial de alimentos por valor de siete millones de dólares (7,7 millones de euros).

A la salida de un acto oficial, De la Rúa fue agredido por un grupo de personas que le lanzaron huevos y piedras.

Muchos supermercados fueron saqueados, y en algunos locales los empleados se armaron con palos de hockey y objetos contundentes en medio de una creciente agresividad, que se saldó finalmente con cuatro muertos, uno de ellos un joven de 15 años.

La preocupación era tal en Buenos Aires que la final de la Copa Mercosur de fútbol que debían disputar el San Lorenzo de Almagro y el Flamengo se suspendió.

En una jornada dramática, que se perfila como un punto de inflexión en toda la crisis, dos empresas líderes, la siderúrgica Siderar y el grupo metalúrgico e informático Impsat anunciaron que postergan pagos de su deuda externa.

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