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Moody's amenaza con degradar a bono basura la deuda española si no se consuma el plan

Una reunión a solas de Rajoy y Merkel alienta la idea de un rescate inminente

El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, y la canciller alemana, Angela Merkel, se reunieron ayer a solas en Bucarest con el rescate de la deuda española a través del BCE como telón de fondo. Horas antes del encuentro, la agencia Moody's advirtió que rebajará a bono basura la deuda española si la intervención del BCE no se consuma.

Mariano Rajoy saludando a Angela Merkel  en Bucarest
Mariano Rajoy saludando a Angela Merkel en BucarestEfe

La cita de Merkel y Rajoy para intentar zanjar el rescate de la deuda española tuvo lugar en el edificio público más caro y grande del mundo, un simbolismo que, al menos el Presidente del Gobierno español, seguro que hubiera preferido evitar.

Pero los dos coincidieron en el Parlamento de Bucarest, donde ayer y hoy se celebra el 21 Congreso del Partido Popular Europeo. Y las respectivas agendas hacían inevitable que el decisivo encuentro bilateral se produjese en una de las salas del faraónico Palacio (con un millón de metros cúbicos de mármol y 220.000 metros cuadrados de alfombra) construido por el ex dictador comunista Nicolae Ceausescu.

La reunión entre Rajoy y Merkel duró poco más de media hora y según el presidente del Gobierno español transcurrió "bien, sin problemas". Fuentes de Moncloa indicaron que la conversación se centró en analizar el documento sobre el futuro de la zona euro que hoy presentará en Bruselas, durante la cumbre de la UE, el presidente del Consejo Europeo, Herman Van Rompuy. Las mismas fuentes aseguraron que ninguno de los dos líderes abordó en Bucarest la posibilidad de un rescate para España.

La explicación oficial fue acogida con evidente escepticismo, entre otras cosas porque la reunión se improvisó ayer por la mañana, solo un día después de que algunos representantes de la CDU_(el partido de Merkel) en el Bundestag admitieran por primera vez la posibilidad de conceder a España la intervención del BCE que reclama en voz baja desde hace casi un mes.

Merkel y Rajoy, además, tenían poco después una cena con el resto de líderes del PPE para preparar, precisamente, la posición negociadora ante la cumbre europea en Bruselas y no tenía mucha lógica un encuentro bilateral previo y a solas. Y la cumbre de hoy, por último, no tiene que llegar a ningún acuerdo definitivo ni sobre la supervisión bancaria ni sobre las propuestas de Van Rompuy sobre mayor disciplina presupuestaria, por lo que la hora de regateos bilaterales in extremis aún no ha llegado.

El mercado, en cualquier caso, interpretó el encuentro de ayer como una prueba más de que Berlín y Madrid han entrado en la recta final de los preparativos de un programa de asistencia, distinto de los rescates completos a la irlandesa, porque consistiría en una potencial compra de deuda por parte del BCE previa subscripción de un Memorándum con el Mecanismo Europeo de Estabilidad (MEDE).

La prima de riesgo española cayó por primera vez en seis mees muy por debajo de los 400 puntos como anticipo de la previsible intervención del BCE. Y el IBEX encadenó una segunda jornada al alza (+2,38%) y cerró por encima de los 8.120 puntos.

El primer desencadenante de la euforia bursátil fue el informe publicado en la noche del martes al miércoles por la agencia Moody's, en el que confirmó la calificación de Baa3 de la deuda española, a solo un escalón del bono basura.

La agencia debía haberse pronunciado en septiembre, en lo que parecía una inevitable degradación de la calidad crediticia de España. Pero Moody's aceptó retrasar su veredicto a la espera de las negociaciones para la puesta en marcha de la compra de deuda española por parte de Fráncfort. Y ayer concluyó, en consonancia con las tesis mantenidas por fuentes oficiales en Madrid, que España solicitará al MEDE "probablemente" una línea preventiva de crédito que permitirá activar el programa de compras del BCE.

El documento de Moody's añade, sin embargo, que rebajará a bono basura la deuda española si el plan del BCE no se materializa. Una perspectiva que ni España ni la zona euro parece que se puedan permitir porque obligaría a grandes inversores institucionales a desprenderse de sus bonos españoles. Los analistas calculan que la repentina estampida podrían alcanzar los 65.000 millones de euros, con un devastador efecto sobre los mercados de deuda pública de todo el continente.

Nada indicaba, a última hora de ayer, que ese apocalíptico escenario sea posible. Todo lo contrario. Las fuentes consultadas en Madrid y Bruselas consideran inminente la puesta en marcha de la intervención del BCE, aunque reconocen que la decisión definitiva no está tomada ni en España ni el resto de socio de la zona euro. Alemania, en concreto, teme que el rescate de España alivie de paso a una Italia que no se ha comprometió todavía por escrito a reformar su economía.

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