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Mercedes Fernández. Socia directora de Jones Day España

"Queremos crecer incorporando equipos"

Recién nombrada miembro del consejo asesor mundial de la firma, sostiene que los despachos dan la misma oportunidad a hombres y mujeres

"Queremos crecer incorporando equipos"
"Queremos crecer incorporando equipos"PABLO MONGE

Mercedes Fernández dirige la oficina en España del despacho de abogados estadounidense Jones Day. Experta en procesal y arbitraje, lidera el equipo desde finales de 2010. La firma desembarcó en España en el año 2000 tras la integración de un despacho local.

¿Qué diferencia a Jones Day en España del resto de firmas?

Llevamos once años en España, estamos asentados y practicamos derecho español exactamente igual que otro despacho local. Somos 26 abogados, todos somos españoles excepto un americano. A eso le podemos añadir nuestra red de 34 oficinas en el mundo.

¿Qué aspectos ha querido usted impulsar desde que es directora?

Sería demasiado pretencioso por mi parte intentar dar un vuelco a la oficina de Madrid. Tenemos algunos cambios y algunos proyectos nuevos. Uno de ellos son las nuevas oficinas, que nos permiten el crecimiento. Ahora somos 26 abogados y las oficinas nos permiten llegar a 40-45 abogados y proyectamos incrementar el equipo.

¿Qué calendario baraja?

No pensamos que sea inminente. Pero no descartamos nada. Si pasado mañana tenemos una oportunidad con un equipo numeroso de abogados que podemos encajar, no estamos cerrados. El objetivo puede ser a cinco años. Queremos tener una práctica de concursal importante. También queremos reforzarnos en laboral y fiscal. Nos estamos moviendo para encontrar compañeros de viaje que encajen con nosotros y nosotros con ellos. El sistema de Jones Day no es colaborar con compañeros sino incorporar equipos dentro de la firma y de nuestra oficina.

¿Qué lección le deja la crisis?

Personalmente veo que algunos de los clientes pueden estar sufriendo una situación económica complicada y los abogados tenemos que ser solidarios. No se trata de tirar los honorarios, que por conseguir trabajo se haga a cualquier precio. Ni me parece justo ni me parece oportuno. El trabajo hay que remunerarlo, pero las formas y el importe de la facturación lógicamente se tienen que adecuar a la situación. No se puede pretender vivir a espaldas de la realidad.

¿Hay todavía en España hueco para nuevas grandes firmas legales?

Por supuesto. Hay mercado, pero lógicamente hay competencia. Hay lugar, quizá no con las mismas dimensiones con que se pensaba en 2005. Quienes piensan venir tienen proyectos más modestos en volumen, son más cautos.

¿Por qué hay tan pocas mujeres socias en España?

Quiero pensar que por una parte es cuestión de edad. Cuando empecé a trabajar en un despacho de abogados en el año 1985 era la única mujer. Así que creo que por edad me ha tocado llegar a donde estoy antes que a otras. No voy a negar que quizá también sea una cuestión de opción porque son mayoritariamente mujeres las que quieren compatibilizar mejor la vida profesional con la vida familiar. En la abogacía es difícil compatibilizarlo. Para mí lo primero es mi familia, pero cuando estoy trabajando el cliente no puede darse cuenta de que para mí lo primero es mi familia. Lo primero es su asunto. Y eso significa mucho sacrificio de la vida personal.

En igualdad de méritos, ¿los despachos dan más facilidad al hombre?

Creo que no. Las posibilidades son las mismas. Si uno está dispuesto a trabajar a determinado nivel, puede llegar al mismo sitio.

¿Qué perfil busca Jones Day en los jóvenes abogados? ¿Qué le parece la Ley de Acceso a la Abogacía?

Con respecto a la ley, no sé si la fórmula es la mejor, pero tiene lógica que antes de ejercer se potencie algún tipo de práctica. En los jóvenes buscamos lo mismo que en los abogados sénior, una implicación total. En muchas profesiones y desde luego en ésta no se puede estar a medias. Queremos a alguien que realmente esté dispuesto a trabajar todo lo que sea necesario y que no espere a que le digan lo que tiene que hacer.

"El arbitraje es necesario y tiene ventajas indiscutibles"

La socia directora de Jones Day es experta en arbitraje. "Me gusta. El arbitraje es absolutamente necesario y en determinadas circunstancias tiene unas ventajas que son indiscutibles". Agradece que la reforma reciente de la ley "afortunadamente" haya quedado "en menos de lo que se esperaba". "Se han modificado aspectos concretos de la ley. Quizá esta nació con una idea que significaba confundir lo que es arbitraje y mediación, entiendo que esto ha quedado totalmente claro. Hay otro punto que era especialmente cuestionable y era el tratamiento que se le daba al arbitraje de equidad. La modificación de la ley ha tocado algunos puntos concretos y particulares pero no supone una modificación muy de fondo y los que practicamos el arbitraje podemos sentirnos cómodos", explica.Sostiene que "el arbitraje puede quitarle trabajo a los jueces y esto es un efecto bueno", pero que no debe ser su objetivo. "El arbitraje es una fórmula alternativa pero no subsidiaria de solución de controversias. Es bueno y deseable en sí mismo. Ahora están muy en boga las reclamaciones de empresas a estados en los que han invertido. Aquí el arbitraje es esencial para no tener que acudir al tribunal interno del mismo país al que se está demandando una indemnización por un daño a una inversión", comenta. "Es evidente que el arbitraje internacional va a dar una apariencia de imparcialidad considerable" frente a tribunales locales.

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