PSOE y PP 'acercan' sus programas

Después de tres días de Convención Nacional del PP en Málaga, con más de 3.000 asistentes y grandes expectativas creadas en torno a las posibles propuestas que podría lanzar Mariano Rajoy, el nivel de concreción en torno al programa electoral para el 20-N es decepcionante. Parece que el presidente del PP ha decidido manejar los tiempos y se ha limitado a lanzar una serie de compromisos de carácter general, sin apenas entrar en medidas concretas y mucho menos en cifras, como los de que gobernará "desde la responsabilidad, el diálogo y la concordia". El PP opta así por dosificar su programa electoral de aquí al 20-N.

El PP ha bajado poco al detalle a pesar de que Rajoy anunció en la inauguración del cónclave que hablarían de asuntos como la limitación de mandatos de los gobernantes, una iniciativa respaldada por la portavoz en el Congreso, Soraya Sáenz de Santamaría, que considera que fomentaría la renovación de los proyectos. Tampoco el partido ha confirmado si llevará en su programa electoral la reducción de diputados, algo de lo que también se ha hablado en Málaga.

Acuerdo nacional

El candidato socialista, Alfredo Pérez Rubalcaba, ha recogido el guante lanzado por Mariano Rajoy, a quien ha retado a adelgazar toda la Administración, también el número de diputados regionales y de concejales, con la única condición de que no se merme la representatividad ni se fomente el bipartidismo. Rubalcaba, que sí ha sido más concreto con sus propuestas electorales, ha ido incluso un poco más allá al plantear un acuerdo nacional tras el 20-N para estudiar fórmulas que aligeren la estructura política, ahorren gastos y logren que la Administración sea más eficiente. En el caso de las diputaciones, el candidato socialista propuso en agosto su supresión para sustituirlas por un consejo de alcaldes sin estructura política, lo que supondrá un ahorro de 1.000 millones de euros.

Una de las conclusiones que deja lo que va de precampaña electoral es que PSOE y PP coinciden en que es necesario y prioritario adelgazar el peso de la Administración para reducir el déficit público. A Rubalcaba se le puede reprochar que por qué no lo ha impulsado mientras era vicepresidente del Gobierno, mientras que a Rajoy cabe preguntarle qué medidas concretas llevará en su programa. Y a ambos habría que preguntarles por qué Gobierno y oposición no se han puesto de acuerdo en los últimos años para pactar el adelgazamiento de las Administraciones.

Pero no es solo el único asunto en que el PSOE y PP están acercando sus programas. Los mensajes a los emprendedores están siendo constantes por parte de los dos partidos. Mariano Rajoy ha anunciado un "apoyo fiscal" de 3.000 euros para todos los autónomos que contraten a un trabajador que no tenga la condición de socio dentro de la empresa, mientras que Alfredo Pérez Rubalcaba lanzará -si gobierna- la Agencia Financiera del Estado, encargada de administrar todas las ayudas públicas que desde el Estado se otorgan a las empresas, ya sea para fomentar la innovación, las exportaciones o para mejorar la liquidez y la inversión en las pymes.

Sensibles a los emprendedores

Parece, pues, que ha crecido la sensibilidad tanto del PSOE como del PP hacia el colectivo de los emprendedores, quejosos a menudo de la dificultad y la demora en acceder a ayudas públicas y de la intensa burocracia que sufren hasta para poner en marcha una empresa, por no hablar de la falta de financiación bancaria y el problema de la morosidad. Con casi cinco millones de parados y el incremento del riesgo de volver a la recesión, los dos grandes partidos parecen dispuestos a ponérselo fácil a los emprendedores. Ambos coinciden también -Rubalcaba acaba de sumarse a la propuesta- en que los autónomos no paguen el IVA de facturas que aún no han cobrado.

En lo que sí se aprecia que siguen distantes los dos grandes partidos es en las preferencias de la ciudadanía. Las encuestas publicadas durante el fin de semana ratifican la percepción generalizada de que el PP obtendrá una mayoría amplia que, si no es absoluta, sí le permitirá conseguirla con acuerdos parlamentarios sin mucha dificultad. Según el sondeo de La Vanguardia, Rajoy es preferido como presidente del Gobierno por el 44% de los encuestados, lo que otorgaría a su partido entre 186 y 192 escaños, frente a los 154 actuales. El PP tendría mayoría absoluta, situada en 176 escaños. De cumplirse estos pronósticos, sería el mejor resultado en la historia de los populares. Por contra, Rubalcaba es el preferido para el 37% de los sondeados y el PSOE se quedaría entre 115 y 122 parlamentarios, frente a los 169 actuales. En 2000, con Almunia de candidato, obtuvo 125.

Abrir pocos debates

A Rajoy, sabedor de que tiene a la mayoría del electorado a favor y mirando exclusivamente cálculos electorales, no le interesa entrar en debates espinosos ni comprometerse demasiado hasta no saber la situación exacta de las cuentas públicas. A Rubalcaba le viene mejor decir claramente qué quiere hacer si gobierna, sobre todo cuando lo que plantea es mantener intacto el gasto social. De ahí que el candidato socialista haya tomado la delantera al PP en el anuncio de propuestas concretas.

Si se cumplen los pronósticos demoscópicos, a Pérez Rubalcaba se le abre un panorama complicado en el partido. No tiene, desde un punto de vista estatutario, ningún cargo en el PSOE y un descalabro electoral le pondría al borde del precipicio. Con Zapatero de retirada tras el 20-N y un Rubalcaba muy tocado por el resultado electoral, lo más razonable sería celebrar cuanto antes un congreso para elegir a un nuevo líder del partido o entregar formalmente a un Rubalcaba debilitado el mando.