El presidente encarga a De Guindos y Montoro la salida de la crisis

Rajoy desveló ayer el secreto mejor guardado desde que el PP ganó las elecciones generales el 20-N: la identidad de sus ministros y especialmente los del área económica. Sobre Luis de Guindos y Cristóbal Montoro recaerá principalmente la tarea de tomar medidas cortar la sangría del desempleo, que ya afecta a más de 5 millones de personas, y diseñar los ajustes de al menos 16.500 millones de euros en el gasto público en 2012 para cumplir con el objetivo de déficit público del 4,4%. Entre las prioridades de Rajoy está situar a España entre los países de cabeza del euro.

El presidente del Gobierno ha decidido tomar personalmente las riendas de la economía, ya que encabezará él mismo la Comisión Delegada para Asuntos Económicos al prescindir de una vicepresidencia en este ámbito.

Se han hecho infinidad de quinielas sobre los ministrables pero lo cierto es que la discreción de Rajoy y sus más estrechos colaboradores ha sido inquebrantable. El nuevo Gabinete es más reducido en su estructura que el anterior, con 13 carteras frente a 15 que tenía el último de José Luis Rodríguez Zapatero. Se fusionan varios departamentos, desaparecen algunos vigentes en la era Zapatero (Ciencia y Tecnología y Cultura) y se recupera el Ministerio de Agricultura. Esta redimensión de la estructura del Gobierno enlaza con los planes de PP de reforma de la Administración para reducir su peso.

Tal y como se venía apuntando, Rajoy ha optado por dividir en dos ministerios distintos el área económica. Por un lado, se articula un Ministerio de Economía y Competitividad que tendrá un perfil más internacional y financiero, habida cuenta de la supranacionalidad de muchas de las decisiones que afectan a los países. Para él ha confiado Rajoy en Luis de Guindos, que fue secretario de Estado de Economía con Rodrigo Rato y tiene visibilidad internacional, ya que ha ocupado puestos de responsabilidad en Lehman Brothers. Por otro, se liga Hacienda con Administraciones Públicas, una cartera que asumiría dos de las prioridades básicas del Gobierno de Mariano Rajoy: controlar el déficit público y, ligado a esta, reformar las administraciones públicas para reducir su dimensión y ganar en eficiencia. Para esta responsabilidad la persona elegida es Cristóbal Montoro, secretario de Economía y Empleo del PP. Se trata de una persona con sobrada experiencia, pues ya fue titular de Hacienda entre 1996 y 2000.

Como se preveía, Soraya Sáenz de Santamaría tendrá amplios poderes en el nuevo Ejecutivo de Mariano Rajoy. Mano derecha del presidente en los últimos cuatro años, la exportavoz en el Congreso será la vicepresidenta política, ministra de Presidencia y portavoz del Gobierno. Hará las veces de coordinadora política del Ejecutivo y su peso se deja ver por la presencia de miembros del grupo parlamentario en la estructura del Gobierno. Es la única persona en el segundo nivel del Gabinete, ya que Rajoy no ha nombrado a ningún vicepresidente económico, al contrario de lo sucedido en las últimas legislaturas.

Rajoy ha decidido finalmente mantener el Ministerio de Industria, que aglutinará también las competencias de Energía y Turismo. La persona encargada de liderar este departamento ha sido es José Manuel Soria, presidente del PP de Canarias y exvicepresidente del Gobierno del archipiélago. Dentro de la esfera económica se sitúa también el Ministerio de Empleo y Seguridad Social, para quien Rajoy ha elegido a Fátima Báñez, que ha sido portavoz adjunta del Grupo Parlamentario Popular. Está en el núcleo duro del equipo económico del partido, con Cristóbal Montoro y Álvaro Nadal.

Recupera Agricultura

El jefe del Ejecutivo recupera el Ministerio de Agricultura, que incorpora Medio Ambiente y le entrega la responsabilidad de dirigirlo a Miguel Arias Cañete, que fue titular de esta cartera entre 2000 y 2004. Cañete ha sido eurodiputado y conoce el sector agrario, una condición que Rajoy consideraba indispensable. El Ministerio de Fomento tendrá como titular a Ana Pastor, persona muy cercana a Rajoy a la que se vinculaba más con Sanidad.

La composición del Gobierno del PP para esta legislatura ha confirmado lo esperado para el alcalde de Madrid, Alberto Ruiz Gallardón, que ocupará una cartera. Será finalmente la de Justicia, lo que obligará al regidor madrileño, fiscal de profesión, a abandonar su puesto al frente del Gobierno de la capital. Jorge Fernández Díaz será el ministro del Interior, aunque sonó con fuerza para presidente del Congreso de los Diputados.

De José Manuel García-Margallo, que estará al frente del Ministerio de Asuntos Exteriores y Cooperación, y de Pedro Morenés, que se hará cargo de Defensa, también se venía hablando en los círculos del PP aunque es cierto que con menos intensidad que de otros nombres. Quizá la mayor sorpresa ha sido la de José Ignacio Wert, que ocupará la cartera de Educación, Cultura y Deporte. El Ministerio de Cultura desaparece como tal y se integra en el de Educación, una estructura que ya estuvo en vigor en otras legislaturas anteriores. Ana Mato, una persona muy cercana al presidente del Gobierno, será la ministra de Sanidad, Asuntos Sociales e Igualdad y está por ver si compatibilizará este puesto con el secretaria de organización del Partido Popular. Desde luego, Rajoy ha querido premiar a Mato por los resultados de la campaña electoral, que ha dirigido.

Dada la situación económica y la necesidad de premura en la toma de decisiones, Mariano Rajoy había subrayado que sería un Gobierno formado por personas conocedoras de los temas de sus carteras. Es así en los ministerios del área económica porque tanto De Guindos como Montoro y Báñez están familiarizados con ellos. No es así en el caso de Ana Pastor o Ana Mato, con escasa vinculación a temas de infraestructuras y sanidad, respectivamente.

Rajoy no ha querido recuperar a un número amplio de personas que ya fueron ministros con José María Aznar, de ahí que figuras como Elvira Rodríguez o Federico Trillo finalmente no hayan formado parte de su equipo. A Álvaro Nadal, José Luis Ayllón y Jorge Moragas les esperan puestos de responsabilidad fuera del Gobierno.