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Teleconferencia

El G-7 vigilará la evolución de la crisis griega y sus repercusiones

Los ministros de Finanzas de los siete países más industrializados del mundo (G-7) acordaron hoy seguir con atención la crisis griega y sus repercusiones en los mercados de valores de Europa, tras mantener un encuentro mediante teleconferencia.

La reunión, que acabó sin ninguna declaración conjunta, se produjo al final de una semana en la que las principales bolsas europeas se desplomaron en medio de especulaciones y rumores sobre el eventual "contagio" de la crisis griega a otros países del Viejo Continente, que también dejaron su huella en Wall Street.

En este complejo contexto, con muchos inversores norteamericanos abandonando sus posiciones en Europa, el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, expresó su apoyo a "una respuesta firme" a los problemas económicos, en una declaración en la Rosaleda de la Casa Blanca.

Previamente, Obama había hablado con la canciller alemana, Angela Merkel, que participa hoy en una cumbre en Bruselas con los otros líderes europeos de la zona euro para intentar frenar los efectos reales y especulativos de la crisis que atenaza a Grecia.

"Coincidimos en la importancia de una respuesta política firme por parte de los países afectados y una respuesta financiera firme por parte de la comunidad internacional", dijo Obama.

"He dejado claro que Estados Unidos apoya estos esfuerzos y continuará cooperando con las autoridades europeas y el Fondo Monetario Internacional durante este periodo crítico", agregó el presidente estadounidense.

Por su parte, el primer ministro británico, Gordon Brown, reconoció en un comunicado que la situación en la zona euro "se está deteriorando".

Fuera del G7, el primer ministro de Australia, Kevin Rudd, quien se quejó de que el plan de ayuda de la zona euro y el FMI -que concederán créditos a Grecia por valor de 110.000 millones de euros durante tres años- no ha restablecido la confianza.

"Los mercados han juzgado que esos acuerdos son inadecuados", dijo Rudd a la prensa de su país.

Alemania, España y Portugal aprobaron hoy su parte en el paquete de ayuda de 80.000 millones de euros prometidos por la zona euro.

A ellos se añadirán 30.000 millones de euros del FMI, cuyo Consejo Ejecutivo tendrá que dar su visto bueno el domingo.

El pasado lunes, Corea del Sur, Canadá, Estados Unidos, Reino Unido y Francia, en su calidad de presidentes, ex presidentes o futuros presidentes del G-20, dieron su apoyo al plan del FMI, con lo que votarán a favor en el Consejo, que está compuesto por 24 directores que representan a los 186 países miembros de la entidad.

Mientras, la incertidumbre sobre la crisis griega tiñó de rojo de nuevo a las bolsas europeas: Fráncfort cedió un 3,3%, Londres bajó un 2,6%, París perdió un 4,6%, Milán un 0,9% y Madrid un 3,3%.

Algunos operadores dijeron que parte de la caída se debió a que inversores estadounidenses retiraron posiciones de Europa y volvieron a Estados Unidos.

La bolsa de Nueva York superó el caos de la jornada del jueves, cuando el índice Dow Jones cerró con una pérdida del 3,2% tras un día de volatilidad extraordinaria, pero no se escapó de los números negativos.

A su llegada a la sede de la cumbre en Bruselas, Merkel pidió disciplina fiscal en la zona euro.

"No se trata únicamente del saneamiento presupuestario de Grecia, sino de hacer que todos los países miembros se comprometan de nuevo a ceñirse al Pacto de Estabilidad", advirtió la canciller.

Por su parte, el primer ministro británico, Gordon Brown, reconoció en un comunicado que la situación en la zona euro "se está deteriorando".

Fuera del G7, el primer ministro de Australia, Kevin Rudd, se quejó de que no haya restablecido la confianza el plan de ayuda de la zona euro y el FMI, que extenderá créditos a Grecia por valor de 110.000 millones de euros durante tres años.

"Los mercados han juzgado que esos acuerdos son inadecuados", dijo Rudd a la prensa de su país.

Alemania, España y Portugal aprobaron hoy, su parte, el paquete de ayuda de 80.000 millones de euros prometidos por la zona euro.

A ellos se añadirán 30.000 millones de euros del FMI, cuyo Consejo Ejecutivo tendrá que dar su visto bueno el domingo.

El pasado lunes, Corea del Sur, Canadá, Estados Unidos, Reino Unido y Francia, en su calidad de presidentes, ex presidentes o futuros presidentes del G-20, dieron su apoyo al plan del FMI, con lo que votarán a favor en el Consejo, que está compuesto por 24 directores que representan a los 186 países miembros de la entidad.

Mientras, la incertidumbre sobre la crisis griega tiñó de rojo de nuevo a las bolsas europeas.

Fráncfort cedió hoy un 3,3%, Londres bajó un 2,6%, París perdió un 4,6%, Milán un 0,9% y Madrid un 3,3%.

Algunos operadores dijeron que parte de la caída se debió a que inversores estadounidenses retiraron posiciones de Europa y volvieron a Estados Unidos.

La bolsa de Nueva York superó el caos de la jornada del jueves, cuando el índice Dow Jones cerró con una pérdida del 3,2% tras un día de volatilidad extraordinaria, pero no se escapó de los números negativos.

Ese indicador había cedido un 1% a las 18,20 GMT, pese a que el gobierno de EE UU informó de que en abril se crearon 290.000 puestos de trabajo, más que lo anticipado por Wall Street.

Al mismo tiempo, el oro subió por encima de los 1.200 por onza, una señal de que los inversores buscan lugares seguros donde colocar su dinero ante la turbulencia bursátil.

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