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Diario de Ángel Cabrera, presidente de Thunderbird School

La marca de España, debilitada

Ángel Cabrera, presidente de Thunderbird School of Global Management.
Ángel Cabrera, presidente de Thunderbird School of Global Management.

De vuelta a casa, después de 10 días de peregrinaje. La cena de gala del sábado fue el mejor broche posible a una semana intensa. El anfitrión, Sudáfrica, y como no podía ser de otra manera dio una lección de optimismo ante el futuro. Los asistentes a la cena nos empapamos de gastronomía y de cultura de este país, del que oiremos hablar mucho. Es su año y es la primera vez que un país africano organiza la clausura del Foro de Davos.

Si tuviera que utilizar la metáfora del fútbol para expresar la impresión causada en este foro económico por Sudáfrica, donde este año se celebrará el Mundial, puedo decir que ha ganado por goleada, mientras que España, mi país (tal vez por ello me duela) no ha pasado de la primera fase. Por tanto, ni se ha clasificado. Sudáfrica ha lanzado un mensaje de ilusión por el futuro tremendo.

Durante la cena comparto charla con periodistas y con profesionales españoles, hablamos sobre todo de lo pobre que resulta la marca España en el exterior. Por primera vez, hubo una buena noticia y es que España por lo menos asistió a la cumbre económica y, dejando al margen el problema del presidente Zapatero con el inglés (los españoles no nos podemos permitir que el próximo presidente no hable inglés), fue bastante penoso que no tuviera un gran protagonismo. Me explico, así como el presidente francés, Nicolás Sarkozy, o el viceprimer ministro chino tuvieron su propia conferencia, donde nadie les hizo sombra, Zapatero tuvo que conformarse con compartir mesa con Letonia y Grecia. O lo que es lo mismo, era la mesa en la que se señalaba claramente a los países que peor lo están pasando con la crisis económica. Ahí estaba España, en el peor grupo posible.

Para próximas ediciones, sugiero a nuestros representantes gubernamentales que se preparen bien su puesta en escena, que se vendan mejor, que dominen el esperanto moderno, el inglés, ya que es la única manera de poder generar confianza de cara a los inversores, con el fin de reducir la deuda española. Al primer portavoz de un país hay que saber usarlo muy bien porque no se tiene otro, y se pueden perder oportunidades muy valiosas.

Entre plato y plato, charlo con el presidente de Wikipedia, Jimmy Wales, sobre la estrategia de Google en China. Nos parece acertado que se hayan plantado a la censura china, han lanzado un órdago y sobre todo han dejado ver que anteponen los valores al negocio. El príncipe Haakon de Noruega también asistió a la fiesta y se interesó por todas las iniciativas del grupo de jóvenes en países desfavorecidos que están intentando cambiar las cosas poco a poco, con pequeñas iniciativas.

Me marcho de Davos exhausto, pero también con una idea en la cabeza, que me da mucha fuerza, y es la vuelta a los valores. A nadie ha dejado indiferente el bombazo del sistema financiero y se ha reflexionado sobre la necesidad de reformar el capitalismo. Desde Sarkozy, que criticó la avaricia desmedida de los últimos años y de una regulación que no ha puesto los límites necesarios al sistema financiero. Bill Gates habló de capitalismo creativo y alertó que la actual crisis no puede disminuir el presupuesto destinado a ayudar a los países más pobres. Y asegura que los mercados deben estar al servicio de la sociedad y no al revés. Coincido con él en que no pueden salir perjudicados, una vez más, los que menos tienen. Nos urge un capitalismo sostenible.

Cierro la maleta, tengo por delante una escala en Londres y no sé cuantas horas hasta llegar de nuevo a Arizona. El lunes me esperan en Thunderbird, donde tendré la mesa atestada de papeles y de asuntos pendientes. Más de una semana fuera de casa es mucho tiempo.

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