'Es legítimo que se prefiera el producto español'
El número dos de Pascal Lamy en el organismo multilateral para el fomento de los intercambios comerciales prevé un estancamiento del sector para este año, en el que espera que concluyan por fin las negociaciones de la Ronda de Doha
No corren los mejores tiempos para el comercio internacional. La crisis económica aumenta las tentaciones proteccionistas al tiempo que aleja la finalización de la ronda de Doha de la Organización Mundial del Comercio. Alejandro Jara, subdirector general del organismo, analiza la situación actual y vaticina un estancamiento de los intercambios. Jara, que pronunció esta semana una conferencia en la Fundación Ramón Areces, rechaza las llamadas al nacionalismo económico, aunque comprende que, a igualdad de condiciones, se recomiende el consumo de lo autóctono, tal y como han hecho el ministro español de Industria, Miguel Sebastián, y el presidente de EE UU, Barack Obama.
Pregunta. El Fondo Monetario Internacional acaba de pronosticar que el mundo se encuentra al borde de la recesión global. ¿Qué perspectivas manejan ustedes respecto a la evolución del comercio este año?
respuesta. En efecto, las previsiones apuntan a que la economía va a seguir empeorando y no sabemos hasta cuándo. Eso, evidentemente, repercute en el comercio, que tenderá a desacelerarse fuertemente. En los países industrializados, los intercambios decrecerán respecto al año pasado. En cuanto a los emergentes, es probable que sigan creciendo, aunque a un ritmo claramente menor. El efecto global, a mi juicio, estará en un crecimiento prácticamente nulo.
P. ¿Cree que está cerca la luz del final del túnel de la crisis económica?
R. Hay otros organismos, como el FMI, que disponen de medios para realizar previsiones más precisas. Desde mi punto de vista, hay que recordar que el origen de la crisis es financiero. Se ha producido un estrangulamiento del crédito que lleva a problemas de financiación en el comercio. Los bancos asumen muy pocas operaciones, ni siquiera con poco riesgo, porque no quieren registrar ningún descubierto. Otro de los aspectos a vigilar es que puede llegarse a una sobrerreacción, desde el punto de vista regulatorio. Por lo demás, creo que en la economía real no hay nada intrínsecamente malo. En la medida en que se produzca una estabilización de la confianza y del crédito, es decir, del sector financiero, podremos esperar que se recupere también la economía real y el comercio.
P. ¿Teme que la crisis dé lugar a una resurrección del proteccionismo?
r. Es cierto que hemos visto algunos hechos puntuales, incluso compatibles con los márgenes que permite la OMC. Así, hay países que han elevado márgenes arancelarios o han aplicado cláusulas de salvaguardia. No podemos hablar, de momento, de proteccionismo generalizado, pero el riesgo está ahí. La próxima semana habrá una reunión ministerial de la OMC para analizar las medidas adoptadas por los gobiernos, que incluyen una ampliación de los subsidios, como en la Unión Europea, con los productos lácteos, o en varios países, con la industria de la automoción. Hay que decir, en todo caso, que también hay países que han recortado aranceles, como México.
P. ¿Existe un riesgo de que algún país pase incluso por encima de las reglas de juego de la OMC?
r. Es difícil de decir. Siembre existen medidas que son cuestionadas en el sistema de solución de controversias del organismo, para determinar su compatibilidad con la OMC. Creo que, en general, se respetan los compromisos dentro del marco de la legalidad.
P. El ministro de Industria español, Miguel Sebastián, ha propuesto el consumo de productos españoles para mitigar el impacto de la crisis en el empleo. ¿Qué le parece?
r. Entiendo que se trata de una opinión, de una recomendación, y no de una medida que pueda obligar a algo. Lo que puedo decir es que, si otros países hiciesen lo mismo, por ejemplo, proponiendo el turismo interno, el sector lo pasaría mal en España. Eso sí: en condiciones de igualdad, en términos de precio y calidad, me parece legítimo que prefieran el producto español. De no darse esa igualdad, la preferencia nacionalista del consumidor le llevaría a disponer de menos recursos para adquirir otros productos, lo que sería, en fin, contraproducente.
¿Nuevas esperanzas para la Ronda del Desarrollo?
La pregunta obligada a un alto responsable de la Organización Mundial del Comercio se refiere a las expectativas de finalización de la llamada Ronda de Doha o del Desarrollo. El proceso de negociación arrancó hace siete años en la capital de Qatar, con el ánimo de extender los desarmes arancelarios que convirtieron el antiguo GATT en la actual OMC.El intento más reciente, de julio pasado, se quebró una vez más por el lado de la apertura agrícola. La reunión del G-20 de Washington en noviembre llevó entre sus conclusiones la recomendación de concluir la Ronda de Doha, en aras a evitar las tentaciones proteccionistas en tiempos de crisis. 'En julio hubo una negociación crucial sobre niveles agrícolas, subsidios y modalidades en la que estuvimos muy cerca de la meta', explica Jara. 'Lo que paralizó las negociaciones fue la salvaguardia especial de los países en desarrollo en materia agrícola. Países como China e India, por un lado, y Estados Unidos, Uruguay o Australia, por otro, no se pusieron de acuerdo en los umbrales a partir de los cuales se activarían esas salvaguardias. A la vuelta del verano se retomó la negociación para buscar un consenso en diciembre, y se recogieron los progresos en textos. La llamada del G-20 a concluir la ronda ayudó, pero, al agudizarse la crisis, decidimos suspender el encuentro de diciembre, que creíamos condenado al fracaso. Las negociaciones técnicas han seguido en Ginebra, pero estamos en compás de espera político, sobre todo para dar tiempo a la nueva Administración de Estados Unidos. La reunión de abril del G-20 será un buen momento para ver dónde estamos y caminar hacia un acuerdo agrícola en verano que desbloquee la situación. Espero que se pueda cerrar la Ronda en el resto del año'.