Italia eleva el ajuste fiscal a 65.000 millones para calmar a los mercados

La presión ejercida por los inversores sobre Italia ha obligado al Ejecutivo de Berlusconi a ampliar sobre la marcha el plan de ajuste. De los 47.000 millones establecidos en el primer proyecto para reconducir el desequilibrio de las cuentas públicas se ha pasado a otro de 65.000 millones. Así lo anunció ayer el ministro de Economía, Giulio Tremonti, en un mensaje claramente dirigido a los mercados para tratar de frenar los ataques a los que se ha visto sometido la deuda italiana en la última semana. El lunes, la prima de riesgo de Italia se disparó y superó los 300 puntos básicos, un nivel que no había alcanzado en toda su historia.

El nuevo ajuste incluye, entre otras medidas, la congelación de las pensiones para los dos próximos años y la puesta en marcha de un intenso plan de privatizaciones estatales y municipales "que solo se activará cuando pase la crisis y el mercado vuelva a valores normales", remarcó ayer Tremonti.

Ahora, sin embargo, queda la parte más difícil. El gobierno de Berlusconi someterá ese plan a una cuestión de confianza: mañana por la mañana en el Senado y el viernes por la tarde en la Cámara Baja.

A su aprobación puede también colaborar el respaldo obtenido ayer por parte de la agencia de calificación Fitch, quién calificó de "ambicioso" el nuevo plan de consolidación fiscal y subrayó que si logra cumplir con los objetivos fiscales marcados en el mismo, mantendrá su perfil de riesgo y la calificación actual de su deuda. El responsable del mercado global de deuda soberana de Fitch, David Riley, recalcó que el fuerte incremento de los diferenciales de Italia en las últimas semanas refleja "una crisis en la confianza del mercado en las respuesta política de Europa a la crisis de deuda de la eurozona, más que a un deterioro de su perfil de crédito soberano".