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Crónica de Manhattan
Análisis
Exposición didáctica de ideas, conjeturas o hipótesis, a partir de unos hechos de actualidad comprobados —no necesariamente del día— que se reflejan en el propio texto. Excluye los juicios de valor y se aproxima más al género de opinión, pero se diferencia de él en que no juzga ni pronostica, sino que sólo formula hipótesis, ofrece explicaciones argumentadas y pone en relación datos dispersos

A la greña con China

El Dalai Lama visitó el jueves al presidente de EE UU. Aunque se hizo lo posible para que no pareciera un encuentro de jefes de Estado, China, que identifica a este líder con las aspiraciones independentistas de Tíbet, transmitió "una fuerte insatisfacción". Son términos duros en lenguaje diplomático.

Obama retrasó este encuentro, que estaba planeado para antes de que él viajara a China en noviembre, para no perturbar las complicadas y cruciales relaciones con el emergente país asiático. Pero el hecho es que éstas están tirantes desde que Obama volvió de Pekín.

A la Casa Blanca no le gustó cómo el Gobierno chino presentó el viaje de Obama entonces y les disgustó más que durante las negociaciones en la Conferencia del Clima de Copenhague, Wen Jibao, el primer ministro chino, no se sumara a las iniciativas de Europa y EE UU y enviara -en dos ocasiones- a una persona de menor rango a hablar con el presidente en vez de personarse en la reunión.

Las cosas no han ido mucho mejor después y desde Washington se han dejado de minimizar las diferencias con Pekín.

Es algo que hizo evidente la secretaria de Estado, Hillary Clinton, que no se mordió la lengua y dijo tener "serias preocupaciones" al hacerse público que Google se planteaba dejar China tras sufrir un sabotaje informático y una feroz censura.

Para rizar el rizo, la Administración anunció una venta de armas a Taiwán por valor de 6.000 millones de dólares.

Ambos países están, en cierta medida, tirando de la cuerda. EE UU ha intentado desde hace años una estrategia de diplomacia constructiva, pero ha habido un estancamiento. El entendimiento es claro con respecto a Corea del Norte, pero con Irán las diferencias son notables y Clinton no oculta su contrariedad.

En el aspecto económico, también se está tensando la situación. Las empresas estadounidenses se están quejando cada vez más del proteccionismo chino y en Washington se empieza a perder la paciencia con la infravaloración de la divisa china, el yuan. Desde hace años se especula con que en el informe anual sobre comercio y competitividad el Tesoro declare que China manipula su divisa. Con un paro del 9,7%, una crisis que contrasta con la emergencia asiática y un deseo (necesidad) de EE UU de ampliar sus exportaciones, la cuestión del yuan está de plena vigencia y el informe se espera en abril.

Los estadounidenses han querido ser delicados en sus relaciones económicas con China no sólo por el mercado que representa, sino también porque este país ha sido uno de los grandes financiadores de la gran deuda americana. Pero en diciembre, China empezó a deshacerse de bonos del Tesoro, lo que ha convertido a Japón en el mayor tenedor de deuda americana. Todo un cambio, aunque hay intermediarios que creen que China sigue comprando a través de terceros.

Para Pekín es complicado ahora reordenar su cartera porque Europa y el euro no están en su mejor momento y, por otro lado, sus reservas denominadas en dólares son tan elevadas (casi el 70%) que actuar con premura sería como dispararse en el pie, pues devaluaría sus mayores activos.

La presión está servida con esta joven Administración americana. Quién saldrá ganando con el cambio de táctica está por ver.

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