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Ascenso

El euro amenaza el coto del dólar como divisa de reserva mundial

El euro ganó en el segundo trimestre un punto y medio de cuota sobre las reservas de divisas globales, para situarse en el 27,3% según el FMI. En sus diez años de historia, la moneda única ha ganado casi diez puntos en detrimento del dólar.

Banco Central Europeo
Banco Central EuropeoReuters

El euro sigue ganando terreno al dólar, y no sólo en la cotización directa entre ambas monedas. Según la distribución mundial de reservas de divisas que acaba de publicar el Fondo Monetario Internacional, la moneda única de la zona euro acaparó en el segundo trimestre el 27,5% de los capitales retenidos en el planeta. En un sólo trimestre, el euro ha ganado un punto y medio en la tarta global, mientras el dólar perdía 2,3. Si se lleva el análisis hasta la introducción de la moneda única, hace ahora diez años, se concluye que el euro ha ganado casi un punto por año de cuota en las reservas mundiales de divisas, mientras el dólar seguía una línea simétrica.

El volumen de reservas globales mantiene una senda ascendente y relativamente uniforme desde los 1,39 billones de dólares (utilizado aquí a efectos comparativos) de 1995 hasta los actuales 6,80 billones. Con un pequeño matiz: el techo se alcanzó en el segundo trimestre de 2008, con 6,96 billones; a partir de ahí, la crisis global llevó a una disminución durante un ejercicio consecutivo. En el segundo trimestre de este año se recuperó la senda alcista, con 310.000 millones de dólares más que en el primero.

La curva presenta, así, un bache en uno de los momentos más anómalos de la historia económica moderna, y lo mismo sucede con la composición monetaria de esas reservas. El recrudecimiento de la crisis mundial sucedido hace un año llevó a los inversores a volver a apostar por el dólar, en un momento en el que se temía un colapso total de los mercados financieros. Las reservas en billetes verdes repuntaron, y la cotización frente al euro cayó desde el récord de 1,6 hasta niveles cercanos a 1,25. Superado el punto más bajo del ciclo, los inversores vuelven al euro como apuesta de futuro.

Esta deriva se explica por un cambio en los tradicionales atributos de la moneda por antonomasia de la era industrial: por una parte, unos tipos de interés prácticamente nulos han reducido la demanda de dólares y su cotización. Además, el elevado déficit público del país supone una prima de riesgo respecto a Europa. Pimco, la gestora que maneja el mayor fondo de bonos del mundo, añade que las "cantidades masivas" de dólares inyectadas por el gobierno de EE UU para revitalizar su economía están obrando en el mismo sentido, hasta el punto de que el dólar "está perdiendo poco a poco su estatus de moneda hegemónica". Todos los vectores apuntan, pues, a que el euro se mantendrá notablemente apreciado y seguirá ganando pedazos de la tarta de las reservas.

En paralelo al citado cambio de composición de la cesta, se ha invertido la distribución geográfica de las reservas: si hace diez años se concentraban en un 62% en los países desarrollados y dejaban a los emergentes el 38% restante, hoy esos porcentajes se sitúan en el 37,7% y el 62,3%, respectivamente. En la última reunión del G-8, los gobiernos de China (el mayor tenedor de reservas de divisas) y Rusia propusieron crear una cesta de monedas que reemplace al dólar como principal moneda de reserva internacional. La idea no ha calado entre el resto de grandes potencias, y menos aún en la del dueño del balón: EE UU.

¿Conviene una moneda fuerte?

La escalada del euro como moneda de reserva internacional coincide con un nuevo repunte de su cotización respecto al alicaído billete verde. La moneda única se cambiaba el viernes a 1,47 dólares, muy lejos del 1,26 registrado a principios de año. La escalada de los últimos meses amenaza con alcanzar el récord de 1,6 dólares por euro, que data de hace poco más de un año.El nuevo repunte del euro mantiene en vilo a los responsables económicos europeos, sabedores de que la fortaleza respecto al dólar perjudica gravemente sus perspectivas exportadoras en un momento en el que la recuperación está en fase embrionaria. El secretario del Tesoro de Estados Unidos, Timothy Geithner, trató de tranquilizarlos la semana pasada al asegurar que a su país "le interesa un dólar fuerte". Una frase no precisamente original: también el equipo económico del anterior presidente de EE UU, George W. Bush, aseguraba que era su propio interés no dejar caer la cotización del billete verde. Los resultados son conocidos, lo que lleva al premio Nobel de Economía Joseph Stiglitz a calificar de "retórica" las palabras de Geithner, y augurar que el dólar seguirá perdiendo valor.El presidente del Banco Central Europeo, Jean-Claude Trichet, evitó el jueves valorar el impacto que un dólar debilitado puede tener para la recuperación de la zona euro. En el curso de la rueda de prensa posterior al consejo de gobierno del BCE, Trichet dejó claro que el organismo no está "haciendo campaña para extender el uso del euro a nivel internacional", al tiempo que reiteró que tanto Europa como EE UU consideran que un dólar fuerte va en interés de este último país.

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