La deuda de la Comunidad Valenciana excederá a su presupuesto a final de 2010
La deuda de la Comunidad Valenciana se disparará a lo largo del año que viene en otros 1.200 millones de euros, con lo que, al final del ejercicio, superará los 15.000 millones, más del total del presupuesto de un año. Así se desprende del proyecto de cuentas de la Generalitat Valenciana presentado ayer por el consejero de Economía, Gerardo Camps.
El presupuesto valenciano para el año que viene asciende a 14.393 millones de euros, lo que supone un incremento de un 0,7% respecto al gasto comprometido del año anterior.
La necesidad de endeudarse más obligará a la Generalitat Valenciana a presentar un plan de saneamiento de las cuentas públicas por segunda vez. La Comunidad Valenciana ya tuvo que ajustarse a las restricciones que marca el Gobierno central hace unos años. Tras pasar unos ejercicios sin pérdidas, el cierre de 2008 ha supuesto la vuelta a la senda del déficit excesivo, que en el caso valenciano se situó en el 2,2%. Esto obligará a presentar ese plan de reequilibrio recogido en la Ley de Estabilidad, y que abarcará desde 2010 hasta 2012.
El plan de austeridad incluye la congelación de las retribuciones de los altos cargos, la reducción de un 5% de los gastos en funcionamiento, la reducción de transferencias corrientes en un 35% y la reorganización del sector público valenciano.
Pese a la mejora de la financiación autonómica, los ingresos se ven seriamente afectados por la crisis. Caídas de hasta 800 millones por el tramo del IVA o de 500 por el del IRPF obligan a la Generalitat a no hacer grandes alardes. En resumen, los ingresos derivados de impuestos directos se reducen un 17% y de los indirectos un 16%.
Respecto al gasto, Camps señaló que son los presupuestos con mayor inversión social, algo inevitable, ya que en los capítulos puramente inversores, como las infraestructuras, se ven notablemente superadas por la educación, la sanidad o bienestar social, departamentos que suponen más del 80% del presupuesto.
La oposición calificó las cuentas presentadas en Les Corts como irreales.