"Una cotizada no debe tener un equipo legal mal dimensionado"

Nacido en París en 1966, dirige un equipo integrado por 15 abogados sénior. Sacyr Vallehermoso es el principal accionista de Repsol y ha alcanzado un acuerdo con la mexicana Pemex para votar conjuntamente en las decisiones estratégicas de la petrolera.

¿Cuáles son los retos de un responsable jurídico en Sacyr?

En un grupo cotizado que normalmente tiene pluralidad de actividades, el mundo legal es complejo no solo porque las cosas sean más complicadas sino porque todo el mundo va con abogados. Ahora nadie llega a ningún tipo de acuerdo ni hace un negocio sin tener asesoramiento legal.

¿Cuáles son los motivos por los que una gran empresa contrata asesores externos? ¿Qué servicios contrata fuera?

La problemática de un grupo cotizado es enorme, tanto a nivel nacional como internacional, y hay que tener en cuenta que son empresas que se dedican a sus negocios, pero que no prestan servicios jurídicos. Por lo tanto, no tiene sentido tener un equipo de abogados sobredimensionado o mal dimensionado. Lo que se prima es el asesoramiento preventivo. Todo lo que se salga del día a día obliga a contratar servicios externos. En general, cuando se trata de operaciones de financiación, también en corporativas como puede ser una adquisición, o cuando hay actividades que se desarrollan en el extranjero. Y también para algunos contenciosos o arbitrajes.

¿Plantea este tipo de contratos externos conflictos sobre el enfoque de los asuntos, el coste, el conocimiento sobre el funcionamiento interno de la empresa o su cultura empresarial?

No, no se plantean conflictos porque partimos del hecho de que gran parte del know how del asunto se tiene en el grupo, y es este el que dirige el caso. Siempre se encargan por proyectos o asuntos, no por derramas, y como trabajamos con gente que nos conoce y a la que conocemos, el precio es competitivo. En el ámbito mercantil, habitualmente trabajamos con Garrigues y Uría, pero también tenemos trabajo para diferentes tipos de despachos ya sean grandes, medianos o pequeños. En el ámbito del Derecho público trabajamos con Gaspar Ariño o con Villalegis. Con todos ellos tenemos un buen nivel de entendimiento. Tenemos actividades muy diferentes y con mucha dispersión geográfica, lo que nos obliga a buscar la especialización. No es lo mismo buscar un despacho en Madrid que en Ponferrada. En el extranjero acertar con el despacho adecuado es fundamental para desarrollar un proyecto con éxito. Hay que identificar bien el nivel del asesoramiento y el perfil que se necesita y no siempre es fácil.

La crisis y la competitividad obligan a ajustar costes. ¿Cómo afrontan esta situación desde la perspectiva jurídica? ¿Es posible mantener niveles de eficacia y especialización con menos personal y no tan bien remunerado?

Es un verdadero reto mantener eficacia y calidad en un entorno como el actual. Dicho lo cual, se trata de intentar fidelizar a los más estrechos colaboradores. El número de letrados genéricamente hablando es importante para la obtención de buenos resultados, pero aún más importante es mantenerlos motivados. En ese sentido, la retribución ha sido y es tradicionalmente un factor esencial sobre el que hay que actuar. Además de actuaciones puntuales, lo relevante es la constancia y la perseverancia en las políticas de retribución.

Las grandes compañías compiten en el extranjero. ¿Contratan apoyo técnico en otros países?

Todo eso empieza cuando hay un proyecto y un socio local. Hay distintos canales para contactar con despechos en el exterior, pero muchas veces hay que hacer una criba importante. No es tan fácil tener un conocimiento muy cercano. Si no tienes empatía con el otro es complicado, pero también hay que tener en cuenta que son proyectos de maduración que van por etapas. En ese sentido, tener una amplia formación jurídica, mucho sentido común y conocimiento de los idiomas suele facilitar la tarea pero no garantiza su éxito.

¿Es su departamento parte esencial para dar valor añadido a Sacyr?

Es obvio que la asesoría no es una unidad productiva en sí misma, aunque hay actividades que están imbuidas de una carga jurídica importante. En la medida en que se evitan los riesgos jurídicos, se minimizan los procedimientos judiciales y se optimizan las soluciones legales indudablemente ayudas a mejorar el negocio. Ese es su valor añadido.

¿Qué opinión le merece que las empresas tengan responsabilidad en la comisión de ciertos delitos?

Nosotros estamos trabajando fuertemente en la implementación de los protocolos correspondientes y en los reglamentos de conducta. Tenemos todo un sistema de prevención, pero en un grupo con más de 15.000 empleados es necesario tiempo para implementar estos procedimientos.