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Oriente próximo

El conflicto en Líbano empuja al petróleo a un nuevo récord

La sucesivos ataques entre el Ejército israelí y la milicia chiita de Hezbolá empujaron ayer, a primera hora de la mañana, al precio del barril de Brent -el de referencia en Europa- hasta los 78,18 dólares, marcando así un nuevo máximo. Sin embargo, a lo largo del día, el precio osciló hacia niveles más bajos.

Desde que el pasado jueves, el ejército israelí bombardeara el aeropuerto de Beirut, el precio del crudo ha marcado ya tres nuevos récords, acercándose a la barrera psicológica de los 80 dólares. Y es que en un horizonte cercano no se vislumbran las condiciones propicias para cambiar la tendencia alcista: además del conflicto entre Hezbolá e Israel, hay otros que añaden incertidumbre e inestabilidad como el programa nuclear de Irán -que es el cuarto productor de petróleo del mundo- o las pruebas de misiles de Corea del Norte.

La jornada de ayer en el mercado petrolífero estuvo marcada por el anuncio del Canal 10 israelí que, citando fuentes militares, aseguró que los ataques de Israel cesarían 'pronto'. La cadena inglesa Sky News recogió la información y provocó un pequeño terremoto por la mañana durante media hora: en 20 minutos, el precio del crudo pasó de rondar los 78 dólares a caer hasta 75,73 dólares. Minutos después, otros medios de comunicación, así como la propia Sky, informaron que una portavoz del Gobierno israelí había desmentido la información y los mercados regresaron a la tónica de sus últimos días: en nueve minutos el Brent subió hasta los 77,50 dólares.

Ello demuestra la atención con la que el mercado sigue un conflicto que aumenta la ya, de por sí, alta volatilidad del precio del crudo e influye en la bajada de las bolsas de todo el mundo. Por la tarde, el precio se estabilizó a la baja y el precio de cierre, 75,92, es el más bajo desde el inicio del conflicto.

Nueva jornada de ataques

En cuanto al conflicto bélico, Israel, temeroso de que los ataques de la milicia libanesa puedan llegar a Tel Aviv, inició ayer un ataque masivo sobre el sur de Líbano y bombardeó infraestructuras como el aeropuerto o el puerto de Beirut. Horas antes fue Hezbolá quien lanzó misiles Katiuska sobre diversas ciudades israelíes. Incluso, lograron derribar un F-16 israelí. El secretario general de la ONU, Kofi Annan, y el primer ministro británico, Tony Blair, tras un encuentro privado en la reunión del G-8, defendieron uno de los puntos acordados en la cumbre de los ocho países más industrializados: el envío de fuerzas militares de la ONU al sur de Líbano para evitar los enfrentamientos.

La Unión Europea, a través de sus ministros de Exteriores, apoyó el envío de tropas y exhortó a Hezbolá a liberar a los militares israelíes y pidieron que la respuesta de Israel no sea 'desproporcionada'. El ministro de Exteriores español, Miguel Ángel Moratinos, apostó por el envío de una misión diplomática de la UE a la zona, que incluya Siria e Irán.

Precisamente el primer ministro iraní, Mahmud Ahmadineyad, hizo llegar una carta al presidente sirio, Bachar el Asad, donde le mostraba su 'total apoyo' ante una eventual agresión de Israel. Tel Aviv acusa a ambos países de colaborar con la milicia de Hezbolá.

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