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Crónica de Manhattan
Análisis
Exposición didáctica de ideas, conjeturas o hipótesis, a partir de unos hechos de actualidad comprobados —no necesariamente del día— que se reflejan en el propio texto. Excluye los juicios de valor y se aproxima más al género de opinión, pero se diferencia de él en que no juzga ni pronostica, sino que sólo formula hipótesis, ofrece explicaciones argumentadas y pone en relación datos dispersos

El capital está de morros

Qué hecho histórico puede equipararse a la invasión de Polonia por Hitler en 1939? Stephen Schwarzman, consejero delegado y cofundador del gigante del capital riesgo Blackstone, lo tiene claro. El intento de Barack Obama de subir los impuestos a entidades como la suya. Así lo comentó en un acto en julio cuando el Congreso contemplaba cambiar la fiscalidad en algunos aspectos que le afectaban. Schwarzman tiene una fortuna personal calculada por encima de los 8.000 millones de dólares.

Durante la campaña a la presidencia, Obama habló de catalogar las compensaciones de los inversores (hedge funds y capital riesgo) como ingresos, a los que se aplica un tipo del 35%, y no como rendimientos del capital (15%) como ahora. Esta estructura fiscal se ha encontrado repetidamente con la queja de Warren Buffett, quien señaló que su secretaria paga más a Hacienda por cobrar una nómina que él con todos sus millones. Pero a Schwarzman eso le recuerda a Hitler. Igual que al ultraconservador movimiento Tea Party.

No es el único que se pone dramático. También en julio, Jeff Immelt, responsable de GE arremetió contra el presidente en una cena en China lamentando el "terrible humor" que había en el país y la preocupación que le causaba que Obama reaccionase regulando mucho más que lo que debía como respuesta a la crisis del sistema financiero.

Las quejas no se han mitigado. La semana pasada The New York Times publicaba partes de una sorprendente carta de Daniel Loeb a sus inversores. Loeb es gestor de un hedge fund (Third Point) que ha sido hasta hace poco uno de los más activos donantes de dinero para Obama y ahora se ha revuelto contra él. En su misiva, ataca al presidente diciendo que Washington está tomando acciones divisivas, y pone como ejemplo la demanda de la SEC contra Goldman Sachs. La califica nada menos que como "el momento en el que todo cambió en la confianza de los inversores y consumidores".

En su carta, Loeb sugiere que se están comprometiendo los principios fundamentales de la fundación del país como "la fiscalidad no punitiva, la garantía constitucional de no perseguir a las minorías y el derecho a la autodeterminación". "Solo un gestor de un hedge fund considera en primer lugar como principio fundacional la fiscalidad no punitiva", observaba con sarcasmo James Kwak, coautor del libro 13 banqueros.

Gestores de capital, empresarios y lobbies se han levantado ante la iniciativa de la Administración de acabar con las grietas de la crisis con una nueva regulación, reformar la sanidad, el interés por desarrollar una agenda medioambiental y la cancelación de los recortes fiscales de George Bush a las rentas altas. Ahora, la oposición es virulenta.

Curiosamente, ese sentimiento llega cuando la economía crece muy lentamente pero los beneficios empresariales se recuperan a pasos de gigante. Los beneficios trimestrales de las empresas (en términos anualizados) fueron de 1,18 billones de dólares en el segundo trimestre de 2009. En el segundo trimestre de 2010, han sido un 39,2% más altos. En buena medida por todos los ajustes de plantillas y costes. En cualquier caso, si esto es la guerra que describe Schwarzman, es evidente que los empresarios y los gestores de capital no la están perdiendo.

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