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La aplastante victoria de Tony Blair acerca Gran Bretaña al euro

La reina Isabel II encargó ayer al líder laborista y primer ministro Tony Blair que forme el nuevo Gobierno británico tras la abrumadora victoria de su partido en las elecciones generales del pasado jueves día 7. Entre tanto, el líder conservador, William Hague, presentó ayer su dimisión tras confirmarse los malos resultados del partido tory.

Después de una noche larga y emocionante, Blair se dirigió, acompañado de su esposa, Cherie, en un automóvil de color rojo, al palacio de Buckingham para cumplir con el tradicional trámite en el que la reina le invitó a formar Gobierno.

Sonriente, el primer ministro regresó una media hora después a su residencia en el número 10 de Downing Street, donde ofreció una conferencia de prensa y posó con toda su familia para los fotógrafos.

El primer ministro lamentó la dimisión de su rival y líder del Partido Conservador, William Hague, y afirmó que "le deseo lo mejor en el futuro". "Pese a que discrepo profundamente con muchas de las cosas que ha podido decir durante esta campaña, creo que ha demostrado un estoicismo y resistencia extraordinarios en circunstancias muy difíciles", declaró Blair.

Blair señaló que en los próximos años construirá el histórico segundo mandato laborista sobre los fundamentos que ha sentado durante los últimos cuatro años de gobierno.

Por primera vez en su historia centenaria, el Partido Laborista consiguió el jueves un segundo mandato, en el que Blair prometió cumplir los compromisos adquiridos durante la campaña electoral. Subrayó que la abrumadora victoria electoral le da un "mandato para la reforma y para la inversión" en el futuro del país, en el que sus objetivos son una fuerte economía, una radical reforma de los servicios públicos, la sanidad y del sistema de justicia penal y ganar el respeto en Europa y en el mundo. Blair tampo renuncia a la celebración de un referendum sobre la adhesión al euro, asunto que le ha diferenciado de los conservadores, contrarios a la moneda única. "He aprendido muchas cosas en los últimos cuatro años. Fe los errores y de los aciertos", dijo Blair al subrayar que la lección más importante ha sido que el Gobierno debe fijar sus prioridades claramente.

Por su parte, el líder conservador, William Hague, anunció ayer su dimisión al reconocer que no ha sabido convencer al público británico de que está preparado para asumir el poder. Abatido y con aspecto cansado tras una noche de nervios en que se confirmó su mayor temor: una nueva aplastante victoria electoral de los laboristas, William Hague declaró que "es vital que los líderes escuchen y los partidos cambien".

Esta fue la primera vez y, probablemente la última, que Hague se presentó como candidato a primer ministro por el Partido Conservador. La partida de Hague vuelca ahora la atención en el portavoz de economía del Partido Conservador, Michael Portillo, quien aparece como el favorito para reemplazarle. William Jefferson Hague asumió la dirección del Partido Conservador en junio de 1997, cuando tenía apenas 36 años y justo un mes después de la victoria electoral de los laboristas que puso fin a cerca de 18 años de hegemonía tory.

Con actitud paciente y combativa, ha tenido que afrontar el continuo declive de la popularidad de su partido durante los cuatro años de gobierno laborista, cosa que persistió cada vez con más claridad en todos los sondeos de opinión de la campaña electoral.

Acostumbrado a la adversidad, que le ha perseguido desde que aceptó ponerse al frente de su partido, desgastado por cerca de dos décadas en el poder y profundamente dividido sobre el papel del Reino Unido en Europa, Hague dio la batalla hasta el último minuto en estas elecciones. Quizá su mayor logro en los últimos cuatro años ha sido evitar la propia desintegración del Partido Conservador, que bajo su mandato se ha movido más hacia posiciones antieuropeas.

 

El primer ministro remodela su Gabinete

La libra esterlina sufrió ayer una fuerte caída que la colocó a su nivel más bajo en 15 años frente al dólar, en reacción a la dimisión del líder del Partido Conservador británico, William Hague, por la estrepitosa derrota electoral. La abrumadora victoria del Partido Laborista en las elecciones generales del jueves en el Reino Unido refuerza la perspectiva de una próxima entrada del país en la zona del euro y, en consecuencia, la abolición de la libra esterlina. La derrota de los tories significa en buena parte el fracaso de su propuesta electoral de conservar la libra y el país fuera de la unión económica y monetaria europea (UEM).

Tras el anuncio de dimisión de Hague, la moneda británica cayó a 1,3776 dólares y posteriormente, a media mañana, había remontado a 1,3825 dólares, 0,0106 dólares menos que la víspera. La libra también bajaba en su paridad con el euro y se cotizaba a 1,6281 euros, un descenso de 0,0102 euros en relación a la víspera.

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