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Crisis en la Unión Monetaria

Zapatero busca el aval empresarial a sus reformas en plena tormenta financiera

Una treintena de empresarios y financieros, algunos de los cuales tienen desde hace tiempo hilo directo con el presidente del Gobierno, han sido convocados este sábado a La Moncloa para exponer su visión de la coyuntura y escuchar de boca de José Luis Rodríguez Zapatero su diagnóstico de la situación. En plena tormenta financiera, el Gobierno busca el aval empresarial a sus reformas.

La reunión ha sido convocada sin un orden del día predeterminado y, según fuentes gubernamentales, responde al interés del presidente en comprometer a los empresarios y financieros más importantes del país con las reformas que está aplicando el Ejecutivo. Zapatero desveló la semana pasada en una entrevista con El País esta iniciativa, desconocida por algunos de sus ministros más cercanos, y explicó que con ella busca implicar a las principales empresas en algunas de las grandes decisiones que todavía están en elaboración para ganar competitividad y fomentar la inversión. En este mismo contexto, anunció la próxima creación de una Comisión Nacional de Competitividad con la intención de que perdure en el tiempo, más allá de la coyuntura.

Otras fuentes gubernamentales explicaron ayer que el presidente va a volcarse en ayudar a aquellas empresas que tienen una mayor presencia en el exterior, pues la recuperación de la demanda externa es contemplada por el equipo económico como una de las vías principales para contrarrestar la previsible caída del consumo interno. De hecho, en la selección de las 30 empresas que el sábado acudirán a La Moncloa se ha tenido en cuenta la representación de todos los sectores.

En la convocatoria se ha incluido a los principales bancos y cajas, a las primeras constructoras y eléctricas del país, así como al resto de los grupos empresariales más representativos. No se ha contado para nada con la patronal CEOE, una circunstancia a la que respondió ayer de forma airada su todavía presidente, Gerardo Díaz Ferrán. "No creo que las empresas le aporten al presidente nada novedoso, le van a contar lo mismo que le venimos contando desde la CEOE desde hace ya más de dos años".

El presidente de Cepyme, Jesús Terciado, se sumó a este reproche al considerar "chocante" que en La Moncloa no se vaya a oír el sábado la voz de la pequeña y mediana empresa, un hecho que provocará, posiblemente, una carta de queja. Fuentes gubernamentales consideraron absurdas estas críticas y citaron un ejemplo: "De Telefónica dependen cerca de 150.000 pymes, lo importante es contactar con los grandes grupos empresariales del país".

Iniciativa poco novedosa

En realidad, ninguna fuente gubernamental se atrevió a avanzar qué es, concretamente, lo que Zapatero propondrá a los convocados. También se elude explicar las razones por las cuales si el presidente considera tan importante esta convocatoria ha tardado tanto en realizarla. Los que tienen claro su propósito son los sindicatos. "Se trata de una operación cosmética", opinó el responsable de Comunicación de Comisiones Obreras, Fernando Lezcano. Este sindicato seguirá adelante junto a UGT con su calendario de movilizaciones contra las reformas promovidas por el Gobierno y la semana que viene presentará una iniciativa legislativa popular para cambiar la reforma laboral.

La de este sábado no es una iniciativa tan novedosa. Zapatero no es la primera vez que convoca en La Moncloa a los grandes empresarios y financieros. Lo ha hecho en condiciones bastante similares cuando ha presentado sus ambiciosos programas de infraestructuras en el pasado o, de forma más selectiva, cuando ha querido preparar bien algunas de las citas iniciales del G-20 o cuando ha pretendido presionar a la banca para que fluya el crédito.

De todas estas reuniones han quedado abundantes documentos gráficos desde el año 2008. Lo que diferencia, pues, esta convocatoria de las demás no es tanto la nutrida presencia empresarial y su diversidad como el contexto de graves dificultades en el que se produce, con España sometida a una creciente contaminación de la crisis irlandesa, con el Rey Juan Carlos convertido en buzón de las inquietudes empresariales ante la mirada reticente de La Moncloa y con el Partido Popular decidido a eludir cualquier complicidad con la política económica del Gobierno socialista.

Algunos empresarios excusan su asistencia

La improvisación con la que ha sido convocada la cita del sábado y, sobre todo, la ausencia de un orden del día, ha generado cierta desorientación entre los empresarios. Algunos de ellos ya han advertido que no podrán asistir. Es el caso del presidente de Cepsa, Santiago Bergareche, pues tanto él como su consejero delegado, Dominique de Riberolles, estarán fuera de España por compromisos previos "inaplazables". El presidente de Inditex tampoco acudirá a La Moncloa y en su lugar enviará al consejero delegado del grupo, Pablo Isla.Desde Gas Natural prefieren no avanzar expectativas y desde Repsol se anticipó ayer que no van con ninguna petición concreta aunque si su presidente, Antonio Brufau, tiene ocasión, dará a conocer su visión sobre al coyuntura. En Iberdrola recordaron que la iniciativa corresponde a La Moncloa, por lo que se impone escuchar.

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