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PSOE

Sebastián desoye a Zapatero y renuncia a trabajar de edil

Tres días ha tardado el ex candidato socialista al Ayuntamiento de Madrid, Miguel Sebastián, en arrojar la toalla tras su descalabro electoral. José Luis Rodríguez Zapatero le pidió que trabajara como concejal hasta las elecciones generales para no acelerar la crisis en el PSOE madrileño, pero finalmente ha desoído su consejo.

En una peculiar comparecencia convocada de urgencia en la mañana de ayer en la sede federal del PSOE, Sebastián anunció que no recogerá su acta de concejal. Lo presentó como una 'rendición de cuentas' y una asunción de 'responsabilidades', pero no admitió una sola pregunta de los periodistas. 'No hay excusas ni disculpas... por coherencia con mis principios renuncio a mi escaño como concejal', señaló.

Explicó también su decisión como producto de su interés en que el PSOE madrileño, en el que no milita, afronte una 'profunda renovación', tarea en la que no quiere ser 'un obstáculo' y espera se afronte 'lo antes posible'. El ex candidato acudió a la comparecencia acompañado de su reducido equipo de campaña, en el que no figura ningún dirigente de peso del partido. En la trastienda, siguió sus explicaciones el diputado âscar López, brazo derecho del secretario de Organización, José Blanco, y uno de los principales sufridores en la pasada campaña de la tradicional tendencia de Sebastián a ir por libre, sin atender a los consejos de los que llevan muchos años en política.

Crisis incierta

Zapatero había aconsejado a Miguel Sebastián y al secretario general del PSOE madrileño, Rafael Simancas, que no se precipitaran en sus decisiones y actuaran con inteligencia para no convertir la debacle electoral de Madrid en una crisis de consecuencias inciertas en la recta final de la legislatura. Nadie en el PSOE se atreve a decir cuánto durará esta última, entre otras razones porque todos interpretan que ni siquiera lo sabe el presidente, consciente de que hay coordenadas que escapan en estos momentos a su control. Las principales son los planes de ETA y el posible resurgimiento del debate territorial en toda su acritud si el Tribunal Constitucional invalida una parte sustancial del Estatuto catalán.

Hay otra variable que preocupa en el PSOE y que responde también al interés de Zapatero en que no se agite la crisis en aquellas federaciones del partido que han salido castigadas en las elecciones del domingo. Se trata de las luchas internas de poder. Con la decisión adoptada ayer por Sebastián, el grupo socialista en el Ayuntamiento de Madrid, que conoció la noticia por la radio, queda en situación de orfandad, obligado ahora a marchas forzadas a improvisar una cadena de mando para afrontar los primeros pasos de Alberto Ruiz Gallardón en el Ayuntamiento de Madrid. Y la tarea no le va a resultar sencilla, entre otras razones porque el que más predicamento tiene en el grupo municipal es su ex portavoz âscar Iglesias, a quien se desplazó como número tres de la lista debido al desembarco en el número dos de Pilar Gallego, ex subdelegada del Gobierno en Madrid y amiga de Zapatero.

Fuentes socialistas consideran que este embrollo no es nada si se compara con el que atraviesa en estos momentos la Federación Socialista Madrileña, una organización sin brújula que, durante muchos años, Rafael Simancas ha intentado pacificar artificialmente.

De interlocutor con el mundo empresarial a profesor universitario

En cuestión de pocos meses, Miguel Sebastián ha pasado de ser quien seleccionaba la lista de empresarios a los que concedía el favor de viajar con el presidente en sus viajes al extranjero a anunciar en un tono de aparente humildad su renuncia a recoger en la madrileña Plaza de la Villa su acta de concejal. Si el ejercicio de la memoria retrocede a marzo de 2004, el balance es todavía más rocambolesco, pues Sebastián estuvo a punto de dirigir la política económica del Gobierno cuando Zapatero, contra todo pronóstico, ganó las elecciones al PP.El ex candidato reveló ayer que el lunes solicitará su reingreso en la Universidad Complutense, donde podrá trabajar como profesor titular de Economía Cuantitativa. Su sueldo será compatible con el que percibirá durante dos años como ex secretario de Estado, el rango al que se aupó cuando se hizo cargo de la Oficina Económica de Presidencia del Gobierno.Sebastián deja en la sede socialista de la calle Ferraz sentimientos enfrentados, similares, salvando las distancias, a los que suscita en la clase empresarial. Hay en el partido plena coincidencia en que no ha sabido compensar su falta de experiencia política con una acertada estrategia de comunicación, pues en realidad ésta ni siquiera ha existido. El ex candidato se dolió ayer de los ataques que ha sufrido en los medios: 'Me voy sin resentimiento, a pesar de las mentiras, los insultos y las calumnias que se han dicho y escrito sobre mí, no es mi forma de entender la política', sentenció. En su despedida es difícil interpretar el futuro que le aguarda. Se limitó a recurrir a un 'hasta siempre', escoltado por sus incondicionales para evitar la curiosidad malsana de los periodistas.

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