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Hace historia junto a Lula

S&P pone buena nota a la política económica trazada por Rousseff

Las directrices de la política económica que Dilma Rousseff trazó en su primer pronunciamiento como presidente electa de Brasil y en las que prometió continuidad y prudencia fiscal recibieron hoy el primer aval de una agencia internacional calificadora de riesgo.

El presidente de Brasil, Luiz Inacio Lula da Silva y la presidenta electa Dilma Rousseff.
El presidente de Brasil, Luiz Inacio Lula da Silva y la presidenta electa Dilma Rousseff.Reuters

En una nota divulgada este lunes, la agencia Standard & Poor's dijo que la adopción de políticas de prudencia fiscal como las prometidas por Rousseff en un ambiente como el actual de crecimiento económico e inflación bajo control, permiten prever la elevación de la calificación de riesgo de Brasil.

En el discurso que pronunció anoche tras ser elegida primera presidenta de Brasil con el 56,05% de los votos, Rousseff confirmó que en materia económica poco mudará con respecto al rumbo ya trazado por su padrino político, Luiz Inácio Lula da Silva, pero dio pistas de algunas medidas que podrá adoptar.

La ex ministra de Lula citó específicamente el control del gasto público aunque sin comprometer los programas sociales.

Ni el mercado ni los analistas esperan grandes reformas de una presidenta que ayudó a definir el actual rumbo económico como ministra, y menos en momentos en que Brasil marcha a pasos firmes para matricularse entre las cinco mayores economías del mundo.

Según una encuesta divulgada hoy por el Banco Central, los economistas de los banco privados prevén que el país crecerá un 7,6% este año, su mayor nivel en dos décadas, y que mantendrá un crecimiento superior al 5% a partir del próximo año.

El propio candidato a la Presidencia derrotado por Rousseff, José Serra, se abstuvo de prometer grandes reformas económicas y, por el contrario, elogió las medidas con las que Lula enfrentó la crisis mundial y que le permitieron a Brasil convertirse en uno de los primeros países en superarla.

El candidato opositor tampoco podía criticar las bases de la política económica, incluso porque Lula mantuvo las que habían sido implantadas por su antecesor, Fernando Henrique Cardoso (1995-2003), en cuyo gobierno Serra fue ministro de Planificación.

Tales bases, con las que también se comprometió Rousseff, son: inflación y gasto público bajo control y régimen cambiario libre.

En su discurso de anoche, Rousseff reiteró su compromiso con la reducción del gasto público, que en los últimos meses ha crecido y puesto en riesgo la meta del Gobierno de cerrar el año con un superávit fiscal primario del 3,3% del Producto Interior Bruto (PIB).

"Haremos todos los esfuerzos por la mejoría de la calidad del gasto público, por la simplificación y la reducción de la tributación y por la calificación de los servicios públicos", dijo.

La presidenta electa aclaró que los esfuerzos fiscales no comprometerán los programas sociales y de distribución de renta puestos en marcha por Lula, que permitieron que 30 millones de brasileños superaran la pobreza.

Rousseff ha dicho que, para mejorar el gasto del Estado sin comprometer el ajuste fiscal ni poner en riesgo la inflación y al mismo tiempo estimular la economía, pretende impulsar una reducción de los tipos de interés, actualmente del 6% en términos reales, lo que los sitúa entre los mayores del mundo.

La presidenta electa, una economista calificada como "desarrollista", también anunció un mayor énfasis para el mercado interno, que es justamente el que ha impulsando el crecimiento de la economía nacional.

Con las exportaciones en baja por la crisis internacional y la fuerte apreciación del real, el consumo de las familias en un país de 180 millones de habitantes, que crece a un ritmo de casi el 8% anual, se convirtió en la locomotora de la economía.

Rousseff reconoció que, con las grandes economías en crisis, es necesario seguir apostando al mercado interno, pero aclaró que Brasil no cerrará a su economía al exterior, aunque establecerá reglas más claras para reducir la volatilidad de las monedas y del mercado de capitales.

"Actuaremos firmemente en los foros internacionales con ese objetivo", afirmó Rousseff, cuya presencia ya fue confirmada en la delegación que viajará con Lula la próxima semana a Corea del Sur para participar en la Cumbre del G-20.

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