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Crónica de Manhattan

¿Quién compra San Quintín?

El penal de San Quintín es uno de esos lugares malditos que gracias al cine negro es conocido en todo el mundo. Criminales famosos han vivido tras las paredes de esta cárcel, la única en la que se aplica la pena de muerte en el Estado de California. San Quintín puede tener muchos fantasmas, pero también tiene una localización privilegiada en la costa de San Francisco y escasos kilómetros de zonas residenciales. Desde el punto de vista inmobiliario, es un buen activo.

Eso es lo que piensa el gobernador, Arnold Schwarzenegger, quien está obligado a tomar soluciones imaginativas para intentar que California no entre en el abismo fiscal. Schwarzenegger, que ya ha intentado darle salida a este penal, está dando vueltas otra vez a la idea de venderlo como también estudia vender el estadio Los Ángeles Coliseum, entre otros activos. Con ellos espera conseguir unos ingresos con los que poder tapar los agujeros de un presupuesto que parece un coladero.

El gobernador consiguió aplicar subidas de impuestos y recortes de gastos suficientes en febrero para poder cerrar un déficit de 42.000 millones este año, pero la caída de los ingresos tributarios ha abierto ahora una nueva vía en las cuentas que amenaza con volver a los números rojos en el año fiscal que empieza el 1 de julio.

El pasado jueves, Schwarzenegger dijo que se iban a necesitar más sacrificios. California necesita tomar prestado otros 6.000 millones de dólares a corto plazo, algo para lo que ya ha pedido ayuda a Washington a través del TARP (el plan de ayuda a la banca) y meter en la caja otros 1.000 millones provenientes, entre otras cosas, de nuevas tasas. Además, debe reducir sus gastos en 5.600 millones de dólares y puesto que el presupuesto del Estado tiene sus mayores partidas dedicadas a los gastos sociales será ahí donde se recorte. Habrá 3.000 millones menos para educación y casi 1.000 millones menos para la sanidad de los más pobres, entre otros ajustes. El gobernador admite que las clases van a tener más alumnos y que el año escolar deberá reducirse cinco días.

Barack Obama quiere ampliar el curso escolar, que ahora es uno de los más cortos del mundo, pero a Schwarzenegger no le salen las cuentas. Es más, puede que el recorte llegue a siete días si el martes los californianos votan en referéndum contra una serie de propuestas para intentar equilibrar un déficit de 15.400 millones.

Los californianos han votado desde hace años iniciativas presupuestarias que con el tiempo han ido inmovilizando a las sucesivas Administraciones porque, en general, se han prohibido subidas de impuestos y aprobado la expansión del gasto.

Mañana, día 19, volverán a las urnas para decidir si amplían dos años una subida de impuestos muy impopular, ponen un límite al gasto, permiten al Estado tomar prestado con el aval de futuros ingresos de loterías y llevan a un fondo de gastos generales un presupuesto ya asignado a sanidad y programas infantiles. Si las previsiones de voto se mantienen, la mayoría de las propuestas serán rechazadas y Schwarzenegger tendrá que ampliar los recortes.

El gobernador, el primer Terminator, también quiere transferir algunos de los presos del penal de San Quintín a cárceles de condados o federales para rebajar costes y quizá despejar el camino a la venta que, en cualquier caso, llegaría tarde para resolver los problemas que hoy afronta California.

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