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A fondo

Lecciones para evitar la trampa de la liquidez

La bajada histórica de tipos de interés, del 2% al 1,5%, decidida ayer por el BCE ha sido aplaudida por todos los analistas a excepción de los que esperaban un recorte de tasas si cabe mayor. Si se tiene en cuenta que la última vez que el BCE debatió en serio en su consejo de gobierno romper la barrera del 2% (junio de 2003) y que en ese momento la economía europea no había entrado siquiera en recesión, es lógico inferir que ahora, con el PIB de todos los países en la UVI y con la inflación controlada en la eurozona, serían posibles mayores recortes que los decididos ayer, al menos similares a los practicados por el resto de áreas desarrolladas (EE UU, Japón y Reino Unido). Ese mes de junio de hace seis años, concretamente, el día 5, el entonces presidente del BCE, Wim Duisenberg, reconoció la necesidad del recorte practicado (fue del 2,5% al 2% en ese momento el nivel más bajo en Europa desde 1948) pero lanzó una sugerencia seria a los políticos del área (jefes de gobierno y ministros de Economía), los mismos que le habían presionado semanas antes para que recortara el precio del dinero. 'La política monetaria por sí sola no puede generar crecimiento económico, éste debe ser impulsado a través de la aplicación de reformas estructurales', aseveró el holandés en la sede del banco en Fráncfort. Esta advertencia del antecesor de Jean-Claude Trichet, realizada en la misma sala y en el mismo sillón que ahora ocupa el francés, no fue tomada en cuenta ni por la Comisión ni por los responsables políticos y las reformas de las que todo el mundo hablaba se retrasaron, perdiéndose en un laberinto de debates. Lo que ocurrió entonces fueron dos años de tímido crecimiento en el viejo continente. El BCE sólo se atrevió a subir los tipos 24 meses después de la advertencia de Duisenberg, en 2005, cuando la economía norteamericana, en expansión, tiró de la demanda europea. Y la zona euro mostró de nuevo su fortaleza, prestada.

Ahora, la crisis económica y financiera mundial impone 'decisiones extraordinarias' como afirman los jefes de Gobierno pero entre ellas se debe incluir también fuertes correcciones en sectores en dificultades como el bancario. Ahora ya hay expertos que, en plena tormenta económica avisan de que la solución a la crisis no está, al menos sólo, en una rebaja de tipos de forma que se llegue al 0%. Gregorio Mayayo, presidente de la Asociación Hipotecaria Española advirtió ayer que el problema es de demanda y que una bajada de tipos, aunque alivia la deuda de las familias, mantendrá inactiva las decisiones de consumo porque son las perspectivas de empleo las que mandan en el caso de los hogares, y de producción en el caso de las empresas. Economistas de institutos como el IEE, recuerdan lo que pasó con Japón hace diez años. Una crisis financiera mal curada llevó al Banco de Japón a recortar los tipos al 0,1%. En plena 'trampa de liquidez', una paradoja que se estudia en el primer curso de las facultades de Economía de todo el mundo, el país permaneció en recesión porque las empresas pese a disponer de dinero barato no tenían confianza en que la demanda repuntara. Quizá Japón quede lejos de los estándares occidentales y la situación actual sea lo suficientemente grave como para adoptar medidas globales que incluyan una temporada con tipos rozando el cero. Sin embargo habrá que tener cuidado no vaya a ser que por buscar la liquidez vayamos a acabar en su trampa. De momento, la Bolsa juzgó ayer que lo que viene del banco de Fráncfort no le es suficiente.

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