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La administración fija en un 2,27% el seguimiento

Huelga desigual en Italia contra el plan anti-crisis del Gobierno Berlusconi

Italia vivió hoy una jornada desigual de huelga en la que más de un millón de personas salieron a las calles de sus principales ciudades para protestar contra el plan de ajuste económico aprobado por el Ejecutivo y que prevé un ahorro de más de 24.000 millones de euros en los próximos dos años.

El paro de 24 horas en la administración pública y de cuatro en la empresa privada fue convocado únicamente por el sindicato mayoritario Confederación General de Trabajadores Italianos (CGIL), que aseguró que la adhesión a la huelga fue "masiva".

Unas estimaciones muy superiores a las facilitadas por el Ministerio de la Administración Pública, que a partir de una muestra del 30 por ciento de sus trabajadores fijó el seguimiento de la huelga en sólo un 2,27 por ciento.

La CGIL considera que el plan de ajuste presupuestario aprobado por el Gobierno de Silvio Berlusconi, que se encuentra en la fase de debate en el Parlamento, es injusto e incorpora medidas poco equitativas.

Las disposiciones previstas por el Gobierno contemplan, entre otros, la contracción del gasto público, la congelación de los salarios de los funcionarios y retrasos en el acceso a las jubilaciones, así como recortes en los presupuestos de las entidades regionales y provinciales.

Con este plan de austeridad, Italia pretende reducir el déficit público del actual 5% del PIB al 2,7% en 2012.

En esta línea, la vicesecretaria general de la confederación, Susanna Camusso, insistió hoy en que las medidas propuestas no pueden pesar tan sólo sobre los trabajadores y entidades locales, pese a admitir que es necesario emprender acciones en el plano económico.

"Hay que pedir a aquellos que tienen más que contribuyan en función de sus propios recursos", aseguró Camusso en Bolonia, en el norte de Italia, ante más de 100.000 manifestantes que hoy recorrieron sus calles en signo de protesta.

La de Bolonia, ciudad con una marcada tradición de izquierdas, fue la manifestación más multitudinaria de la jornada, seguida por Milán y Nápoles, donde se calcula que participaron unas 80.000 y 70.000 personas respectivamente.

En la protesta de la capital lombarda tomó parte, contra lo esperado en un principio, el secretario general del opositor Partido Demócrata (PD), Pier Luigi Bersani, quien pidió que el Ejecutivo corrija el plan de ajuste en aquellos aspectos que "golpean más duramente los servicios y las rentas fundamentales".

El líder de Italia de los Valores (IDV), el ex fiscal Antonio Di Pietro, denunció desde Nápoles que el plan de ajuste es un modo de cargar "sobre la parte más débil la culpa de la política que no ha sabido hacer cuadrar las cuentas".

También acudieron a la manifestación de Nápoles los trabajadores de la fábrica de Fiat en Pomigliano d'Arco, que vive una situación delicada y donde el pasado miércoles se aprobaron en referéndum, con un 63 por ciento de los votos, recortes en las condiciones laborales de los operarios a cambio de inversiones que garanticen el futuro de la planta.

En Roma, unas 25.000 personas recorrieron cerca de dos kilómetros que separan la plaza de la Boca de la Verdad y la céntrica plaza Farnese con proclamas contra Berlusconi y el alcalde Gianni Alemanno.

En cuanto a los paros, los que ocasionaron más inconvenientes a los ciudadanos fueron los registrados en los servicios de transportes en las grandes ciudades como Roma y Milán, donde hubo trastornos en la circulación.

Asimismo, la huelga en el sector de los transporte aéreo entre las 10.00 (8.00 GMT) y las 14.00 (12.00 GMT) horas llevó a la cancelación de algunos vuelos, entre ellos el que opera la compañía Vueling entre Roma y Sevilla, así como retrasos en algunas rutas.

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