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El futuro de la filial dependerá del crecimiento de la economía china

Garrigues aprovecha el interés de China en América Latina

El bufete español crece a un ritmo anual del 25% en el gigante asiático

Garrigues aprovecha el interés de China en América Latina
Garrigues aprovecha el interés de China en América Latina

El crecimiento de la economía China, que cerró el último plan quinquenal con un alza del 10% del PIB, y el repunte de la inversión extranjera en el país han sido los dos factores determinantes para que el negocio de la oficina de Garrigues en Shanghái haya experimentado un desarrollo sin precedentes. "La actividad ha aumentado entre un 20% y un 25% en tasa anual", explica Francisco Soler, socio director del despacho en Shanghái y autor del libro Doing Business in China.

Ahora tiene 39 años, pero con tan solo 33, este abogado decidió embarcarse con su mujer -entonces no tenía hijos- en la mayor apuesta de un bufete español en China. En 2005, tras obtener la primera autorización del Ministerio de Justicia a un despacho de España, creó en Shanghái la única filial existente hasta entonces de una firma legal española. Para ello, contó con la ayuda de tres letrados.

Años después, sus principales competidores siguieron sus pasos. Cuatrecasas, Gonçalves Pereira abrió oficina propia en Shanghái en 2007 mientras que Uría Menéndez lo hizo 2009, pero en Pekín. Para Francisco Soler, responsable de Garrigues allí, los comienzos no fueron sencillos. "Contábamos con la ventaja que desde 1991 y 1992 teníamos a algunos socios asesorando a clientes españoles en sus inversiones en China, conocíamos el país razonablemente bien y habíamos trabajado con bufetes chinos".

Un equipo integrado por 26 abogados

Sin embargo, fue clave para empezar allí contar con un equipo de abogados chinos bastante bueno. "Ahora llegamos a 26 y únicamente cuatro somos extranjeros". El despacho se caracteriza por dos actividades principales: la asesoría legal a empresas extranjeras, españolas, portuguesas y latinoamericanas, y el asesoramiento a las compañías estatales chinas.

"Las empresas chinas están invirtiendo grandes cantidades de dinero en América Latina, buscando inversiones en materias primas, como la minería o la agricultura", añade el socio director de Garrigues en Shanghái.

"China ya fue el año pasado el mayor inversor extranjero de Brasil, más que España o Estados Unidos" aclara. En esos casos, Garrigues Shanghái asesora coordinada junto con la oficina de São Paulo o de Buenos Aires.

Por tipo de práctica, los abogados españoles y extranjeros pueden ofrecer asistencia legal en todo tipo de asuntos jurídicos, excepto en el área de litigios o procesal. "No podemos acudir a los tribunales, pero cuando un cliente tiene un problema procesal, coordinamos el caso asociándonos con bufetes chinos que son los que van a los tribunales". En el resto de áreas, mercantil, laboral, fiscal, no existe ningún problema.

Desde su punto de vista, lo más complicado no es entender el ordenamiento jurídico chino sino la interpretación de las leyes por las autoridades locales.

Para el responsable de Garrigues en China, el futuro de la filial dependerá del crecimiento de la economía china, aunque considera que este país seguirá creciendo a tasas importantes. Esto podría favorecer la expansión del negocio en otros lugares del país. "La apertura de una nueva oficina en Pekín entra dentro de las posibilidades aunque no tenemos nada definido al respecto. Hay que tener en cuenta que Shanghái es la capital financiera pero Pekín es la capital administrativa".

De ser así, China podría convertirse en uno de los lugares preferidos para que otros bufetes españoles sigan la senda de Garrigues, Uría Menéndez y Cuatrecasas. "Yo diría que posiblemente sí veremos nuevas incorporaciones. En 2005 había empresas que se preguntaban si realmente era necesario instalarse o mejor asesorar desde España asociándose a despachos chinos, pero está claro que es difícil prestar un servicio concreto si no estás ubicado allí".

La abogacía china empieza a levar anclas fuera

Las grandes firmas internacionales han comenzado a mirar de soslayo la entrada de bufetes chinos en sus mercados. "Por el momento es incipiente, solo algún bufete chino ha abierto una pequeña filial en Estados Unidos", asegura Francisco Soler, pero no duda de que "a medio y largo plazo, los despachos chinos saldrán al exterior acompañando a las empresas de su país en su expansión internacional".Lo que sí están haciendo es fortaleciéndose en el interior, dimensionándose e incluso creciendo en Hong Kong, que como explica este experto mantiene una jurisdicción y moneda diferente, aún siendo ahora parte de China."Si tomamos los tres o cuatro principales bufetes chinos más importantes nos encontramos con despachos que ahora tienen 700 abogados cuando hace tan solo dos años se componían únicamente de 200. Además, han mejorado mucho en calidad, aunque es cierto que para transacciones internacionales siguen sin estar preparados, porque, entre otras cosas, todavía no tienen oficinas en el extranjeros ni dominan las prácticas".Para algunos expertos esto no tardará en llegar. Soler asegura que el idioma de la oficina de Shanghái es el inglés y que su equipo está formado por abogados chinos, en su mayoría formados en Estados Unidos, Francia o Inglaterra, con la licenciatura y posterior posgrado. Reconoce, no obstante, que la mentalidad de los letrados chinos es diferente a la española. "Son muy trabajadores y están muy bien preparados, pero hay determinadas características diferentes. Por ejemplo, nosotros somos un despacho que nos cuesta trabajar en equipo y que la gente dé su opinión, y en cambio, a ellos les cuesta dejar de ser jerárquicos".

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