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Crónica de Manhattan

Fin de semana de tres días

El fin de semana de tres días no es sólo un sueño recurrente los domingos por la noche, también es algo que desean algunos empresarios californianos que han intentado hacerlo realidad.

Al final no pudo ser, pero la Cámara de Comercio de California patrocinó en abril una propuesta de ley que hubiera permitido comprimir la jornada laboral en cuatro días de diez horas cada uno. Los empresarios decían que así se podrían ajustar las plantillas mejor a las necesidades laborales y los trabajadores ganarían tiempo libre y ahorrarían un viaje semanal al trabajo.

Los beneficios para el tráfico, el consumo de gasolina y las emisiones fueron algunos de los razonamientos medioambientales que utilizaron, sin éxito, ante el Congreso del Estado para defender la propuesta.

Y no son argumentos menores, ya que, según las últimas cifras del censo, correspondientes a 2005, nueve de cada diez personas conduce hasta su trabajo. El 77% de ellos va solo en el coche y, según la consultora Challenger, Gray & Christmas, la media de conducción diaria al trabajo es de 26 kilómetros. El transporte público sólo se usa en las ciudades, y no en todas; de hecho, la mitad de sus usuarios viven en 10 de las 50 mayores del país.

Las cifras del censo muestran que la sociedad en su conjunto da pasos aún pequeños a la hora de atajar realmente el consumo de combustibles y rebajar las emisiones, a pesar de la emergente conciencia medioambiental de EE UU.

En Washington, los pasos también son cortos, como se ha demostrado estos días en el debate de una nueva ley energética. Muchos tiras y aflojas han precedido a la versión que de esta norma salió del Senado el jueves. El mayor éxito de este texto es que se obligará a las automovilísticas a mejorar la eficiencia en el consumo de combustible. Ahora se obliga a que con un galón (3,78 litros) de gasolina se recorran 25 millas (unos 40 kilómetros); en 2020 se quiere que la ratio pase a 35 millas (56,3 kilómetros).

La industria de Detroit, se ha opuesto de nuevo a elevar estos estándares. El pasado éxito de GM, Ford y Chrysler en estas lides en el Congreso les ahorró costes, pero a la postre se ha convertido en un problema porque otros fabricantes más eficientes les han arrebatado cuota de mercado.

El texto del Senado no es definitivo porque la propuesta aún tiene mucho recorrido y puede que se modifique, lo cual sería un revés para los que propugnan un cambio de actitud social en pro de un desarrollo medioambiental sostenible, en un país en el que se despilfarra mucha energía.

En empresas como las eléctricas incluso se duda que la sociedad esté preparada para los costes asociados a la lenta lucha contra el calentamiento global. Así lo manifestaron algunos de sus líderes en una conferencia sectorial organizada por Standard & Poor's hace unos días. Los empresarios dijeron que esta batalla será muy difícil de ganar, cuando los usuarios se den cuenta, por el aumento del recibo, de lo que cuesta el remedio medioambiental.

Los directivos creen que la solución será repercutir gradualmente los costes a quienes, 'a pesar del énfasis en las energías renovables, van a seguir dependiendo de los combustibles fósiles en las próximas décadas', relatan en S&P.

Visto así, tener un fin de semana de tres días parece ser uno de los remedios medioambientales más llevaderos.

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