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Jefe de Conservación de Pintura del siglo XVIII y Goya del Museo del Prado

Manuela Mena: "En EE UU se respeta más el trabajo de los conservadores"

Vocación, profesionalidad y formación definen a un conservador de arte. Para Manuela Mena, el nivel de estos profesionales en España es bastante alto; echa en falta, quizá, el respeto que inspiran en EE UU.

"En EE UU se respeta más el trabajo de los conservadores"
"En EE UU se respeta más el trabajo de los conservadores"

Cuando entró en el Museo del Prado, como conservadora de dibujos, había visto millones de ellos, en Italia, Alemania, Estados Unidos. Manuela Mena exige la máxima especialización, "porque estamos en contacto directo con las obras de arte". Su reciente participación como miembro del jurado de la primera edición del Premio Internacional de Investigación Alfonso E. Pérez Sánchez: Velázquez y su siglo, convocado por la Fundación Focus-Abengoa, le ha permitido constatar el alto nivel de la investigación en historia del arte en España.

Este premio lo ha ganado Marta Cacho, que trabaja en el British Museum. ¿Han visto una mayor preparación entre los investigadores formados fuera?

El premio reconoce una investigación muy concreta, dentro del siglo XVII. El nivel de los trabajos presentados era altísimo. No sólo eran investigadores españoles, también extranjeros. Los miembros del jurado tuvimos que leernos los trabajos varias veces, porque había varios que merecían el premio. Que la ganadora trabaje en el Museo Británico significa que al final tendrá menos tiempo para investigar, porque los museos son tremendos a la hora de aprovechar el tiempo de sus empleados. Esta persona tiene un valor añadido, porque incluso en esa situación, ha presentado un trabajo de investigación muy serio.

¿Qué perfil de conservador de arte predomina en los museos españoles?

Son historiadores de arte, no se les exige el título de doctor, algo que no me parece bien, porque hay que exigir la máxima formación, sobre todo porque estamos en contacto directo con las obras de arte. Esto va cambiando, por ejemplo, en estos momentos, todos los conservadores del Museo del Prado son doctores. Cuando se llega a estos puestos, se tiene que haber demostrado una vocación, profesionalidad y una formación bastante compleja. No se trata sólo de puestos de investigación pura y dura, tienen que ver con la gestión cultural, que implica presentación de las colecciones al público a través de exposiciones, publicaciones, conferencias... Además, en casi todos los museos las relaciones internacionales son fundamentales, la globalización llega a todo.

¿Existen diferencias con EE UU?

En el perfil, ninguna; en la consideración, sí. En los museos americanos se tiene un gran respeto por el trabajo de los conservadores, por sus conocimientos, por su especialización, por lo que representan en la vida cultural de sus ciudades. Eso no es tan evidente en Europa, hay que trabajárselo muchísimo.

¿Ve muy distinto el trabajo del conservador de un museo y el de una colección privada?

Depende de la categoría de esa colección, pero siempre la privada tiene unos límites. Son personas al servicio del coleccionista y sus intereses, creo que ese trabajo tiene poca satisfacción personal, pueden asesorar sobre una adquisición, el préstamo a un museo, pero como plan de vida me parece un poco corto. Personalmente, me gusta la gran colección pública, porque tengo profundamente metida la idea de servicio público. No creo que el arte sea elitista, creo que es comprensible para todo el mundo; los que tenemos capacidad de conocer, investigar y enseñar tenemos que volcarlo en un ámbito amplio para beneficio de todos. Mirar un cuadro o una escultura puede llenarnos tanto como leer Guerra y paz. El arte sirve para resolver nuestros problemas.

¿Cuál es la máxima satisfacción en el trabajo de un conservador?

Somos muy diferentes. Pienso que para Marta Cacho, saber que su trabajo ha sido valorado. En mi caso, cuando se produce lo que podríamos llamar revelación, descubrir lo que verdaderamente quiso decir un artista. Eso sólo se produce delante de la obra real, no a través de fotos. Es un privilegio que tenemos los que trabajamos en los museos.

¿Hasta dónde llega el poder de los conservadores?

Nuestro poder es el conocimiento. Es muy difícil saltar por encima del conocimiento, es lo que da autoridad moral. Pueden hacerlo, pero es difícil.

El personaje

Le gusta: escribir. Es, añade, parte de su trabajo. Artículos, catálogos. Además, pone mucho interés en corregir todas las cartelas de las obras de su colección.Disfruta: colgando cuadros, poner uno al lado del otro para que hablen entre sí.Le molesta: ver las obras mal colgadas, le parece un insulto al artista, o mal restauradas, "me produce una rabia absoluta".

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