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El PIB creció un 8,7% en 2009

China desbanca a Japón como la segunda mayor economía del planeta

La economía china creció un 10,7% en el cuarto trimestre de 2009, según la agencia estadística oficial. En el conjunto del ejercicio, el PIB aumentó un 8,7%, lo que eleva a la economía del país al segundo puesto de la clasificación mundial, desplazando a Japón.

El peor año para la economía del planeta desde la Segunda Guerra Mundial afectó también al gigante asiático, pero de forma muy moderada. Mientras otras potencias económicas como Estados Unidos, Alemania o Japón registraron fuertes contracciones de actividad, China consiguió que su producto interior bruto aún avanzase nada menos que un 8,7%. Ese sorprendente registro medio se vio impulsado por otro aún más impresionante: el crecimiento interanual en el cuarto trimestre regresó a los dos dígitos, al alcanzar el 10,7%. La fábrica del mundo vuelve funcionar casi a pleno rendimiento y ha recuperado la meteórica velocidad de crucero de las tres últimas décadas.

El milagro económico chino, derivado de una rara mezcla de capitalismo salvaje e intervencionismo gubernamental, ha llevado al país a superar ya el producto interior bruto de Japón. Según el Fondo Monetario Internacional, la economía china pesó 4,33 billones de euros en 2008, frente a los 4,91 de Japón. Tras el aumento del 8,7%, el año pasado el PIB chino llegó hasta los 4,71 billones. Japón no publicará su estadística anual hasta el próximo mes, pero, según la previsión del FMI, su PIB habría caído un 5,4% el año pasado, quedando en el entorno de los 4,64 billones. El margen de error resulta así suficiente como para concluir que China ya ha superado a su vecino como segunda economía planetaria.

Y ello, midiendo las economías en dólares constantes. En términos de paridad de poder de compra la distancia es bastante mayor: según la estadística de la CIA, ya en 2008 la economía china sumaba 7,99 billones de euros, frente a los 4,34 de Japón.

Si se divide la actividad económica entre más de 1.300 millones de habitantes, se concluye que China aún está lejos de compararse con ningún país rico, pero la evolución de su renta per cápita sigue una línea casi exponencial: sólo en los últimos cuatro años se ha doblado, hasta llegar a 3.566 dólares. Además, la evolución sectorial de su economía hace pensar que el país se va acercando patrones propios de países desarrollados: según la oficina estadísticas, mientras la industria y los servicios crecieron el año pasado a tasas cercanas al 9%, el sector primario sólo avanzaba un 4,2%.

Temor a una burbuja

Ma Jiantang, director de la Oficina Estadística Nacional, explicó ayer que el Partido Comunista ha afrontado las dificultades con "una decisión científica", basada en "una política fiscal proactiva y una polítia monetaria moderadamente expansiva". La "decisión" ha dado sus frutos, compensando la fuerte caída de las exportaciones. Tanto, que Pekín ha pasado de temer los efectos de una crisis severa sobre la estabilidad social a preocuparse por un posible sobrecalentamiento, que derive en inflación o en burbuja inmobiliaria. El miércoles, el Ejecutivo paralizó la emisión de préstamos en moneda local, para controlar el crecimiento del crédito. Dos semanas antes, el Banco Central elevó su tipo de interés de referencia, en el primer movimiento alcista en cinco meses. De momento, Pekín no ha utilizado la herramienta que más complacería a Occidente: una mayor flotación del renminbi.

Expectativas al alza con tensiones

Después de sorprender al mundo con su rendimiento en el último año, China se apresta a afianzar su pujanza económica. Según las últimas previsiones de la consultora Interchina, el crecimiento del PIB del país se acercará en 2010 al 10%, impulsado fundamentalmente por la inversión. Las exportaciones mantendrán su contribución negativa o, como mucho, harán una aportación nula al crecimiento, pero la continuación de los estímulos fiscales servirá de nuevo para compensar el bache del exterior.La consultora cree que el segundo componente principal del crecimiento será el consumo privado, fruto de los esfuerzos gubernamentales para incrementar el papel de la demanda interna y reducir, por tanto, la dependencia exterior. En el lado negativo, desde Interchina destacan la "volatilidad" en el sector inmobiliario, que podría crear una burbuja, y la aparición de tensiones inflacionistas hacia el último tramo del año. Unos riesgos, en cualquier caso, "manejables por el Gobierno".

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