Chaves sólo retoca la financiación de Solbes
La irrupción del ex presidente de Andalucía Manuel Chaves en el debate de la financiación autonómica guarda más relación con las formas que con el fondo. La propuesta de financiación que presentó el Gobierno a finales del año anterior es la que es y lleva, aún, la firma de Pedro Solbes. Y, por el momento, ni en el Ministerio de Economía y Hacienda, ahora pilotado por Elena Salgado, ni en la neonata Vicepresidencia de Política Territorial se plantean variar la filosofía del modelo, ya que ello equivaldría a echar al traste el trabajo y las negociaciones de más de un año. Como mucho, están dispuestos a aplicarle un ligero maquillaje.
Entonces, ¿qué papel juega Manuel Chaves? Como él mismo ha reconocido, su rol se limita -que no es poco- a dar 'un impulso para cerrar' un acuerdo consensuado. Para que sea posible, el Gobierno deberá aumentar sustancialmente los recursos autonómicos, lo que no significa cambiar los fundamentos del modelo propuesto por el Gobierno el 30 de diciembre.
Antes de la crisis de Gobierno de Semana Santa, el acuerdo estaba muy avanzado con la mayoría de comunidades autónomas. Sólo quedaba un único pero muy importante fleco por cerrar, Cataluña. La Generalitat se oponía, y sigue haciéndolo, a la propuesta del Gobierno, a pesar de que es innegable que el Ministerio de Economía ha tomado como punto de partida las exigencias de Cataluña para elaborar su modelo.
Y, si bien no es descartable, parece improbable que el Consejo de Política Fiscal y Financiera -que debe reunirse antes de finalizar el próximo mes- apruebe un nuevo modelo en el que Cataluña quede fuera. Aunque no sería la primera vez que una comunidad se aparta del consenso, ya lo hizo Extremadura en 1993.
Sin embargo, Zapatero sabe que estar de uñas con Cataluña -una comunidad decisiva para explicar el triunfo electoral del PSOE- resulta poco recomendable por razones electorales y de estabilidad parlamentaria. Es cierto que la amenaza, siempre latente, de que los diputados del PSC en el Congreso puedan desvincularse de las directrices del PSOE resulta poco creíble, pero el Gobierno quiere evitar el desgaste político que supondría enfrentarse a una Generalitat en rebeldía y con los partidos nacionalistas catalanes -CiU y ERC- en una actitud aún más hostil en el hemiciclo.
Así, el primer objetivo de Chaves será sumar a Cataluña en el acuerdo de financiación. Durante el encuentro del martes con el presidente de la Generalitat, José Montilla, Chaves mostró una actitud conciliadora y reconoció que Cataluña debe mejorar su financiación. Sin embargo, y a pesar de las buenas palabras, el variopinto tripartito catalán (que aúna a socialistas, independentistas y ecocomunistas) no aceptará cualquier cosa. El Gobierno catalán ha supeditado el éxito o fracaso de su legislatura al logro de una mejora sustancial de la financiación que recibe Cataluña, que según la mayoría de la cámara catalana resulta insuficiente.
La importancia de las palabras de Chaves es relativa. Las competencias del vicepresidente territorial son difusas y chocan con otros ministerios. Si bien Chaves aseguró que inyectar 8.000 millones -la cifra que manejaba Solbes- al modelo de financiación resulta insuficiente, no le corresponde a él fijar ninguna cuantía ni hablar de números. En el Departamento de Economía de Antoni Castells tienen claro que su interlocutor es el Ministerio de Economía y Hacienda. No en vano han sido los técnicos de la calle Alcalá de Madrid quienes han ideado el modelo propuesto por el Gobierno y ha sido el secretario de Estado de Hacienda, Carlos Ocaña, quien se ha recorrido España de punta a punta negociando con las regiones.
Sant Jordi, en Madrid
La reunión que puede marcar el futuro de la financiación se celebrará hoy en Madrid, Día de Sant Jordi, entre Antoni Castells y la recién elegida vicepresidenta económica, Elena Salgado. La Generalitat defenderá que el modelo propuesto por el Gobierno no asegura el principio de ordinalidad y exigirá que ninguna comunidad, una vez haya contribuido a la solidaridad, pierda posiciones en el ranking de recursos per cápita.
Y el acuerdo sólo será posible si el Gobierno realiza una oferta por encima de la que ya presentaron, que contemplaba aumentar los ingresos de la Generalitat en 2.000 millones en los próximos tres años, una cifra que Cataluña nunca aceptará. Los cambios que logre la Generalitat se discutirán en el próximo Consejo de Política Fiscal y Financiera.