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Investigación

Una oportunidad para los alérgicos al huevo

Un ensayo clínico en 10 hospitales trata de evitar las reacciones adversas al alimento.

Las alergias a alimentos son una importante restricción en la vida social de los niños", asegura Begoña Alonso, alergóloga del Hospital Gregorio Marañón de Madrid. "Suponen una pérdida de tiempo importante para los padres, un gasto adicional en la búsqueda de alimentos sustitutivos y un cuidado especial en el colegio. La leche y los huevos están omnipresentes en nuestra alimentación y las alergias son una importante cortapisa por las reacciones adversas graves que se pueden sufrir", explica.

Este hospital lleva casi una década con programas que buscan la tolerancia en niños alérgicos a productos como el huevo y la leche. Pero ahora han dado un paso más. Junto a los centros de La Paz, Severo Ochoa, Sant Joan de Déu, Fundación Althaia de Manresa, Corporació Sanitària Parc Taulí, Vall d'Hebron, Hospital de Cruces, Carlos Haya y Hospital General Universitario de Valencia, actualmente realizan un estudio de inmunoterapia, promovido por la Sociedad Española de Inmunología Clínica y Alergia Pediátrica (Seicap).

En el estudio participan 101 niños, de entre cinco y nueve años, alérgicos al huevo. El tratamiento se aplica a 76 de ellos y los restantes 25 continúan con su dieta sin este producto. Los que reciben la terapia, deben acudir al hospital, donde se les administran pequeñas cantidades de clara pasteurizada. Siempre por debajo del umbral de respuesta, para que el paciente no tenga ninguna reacción. El proceso se repite durante varias semanas, en las que la dosis va aumentando hasta que el niño tolera el alimento.

La experiencia de la doctora Alonso indica que entre el 90% y el 95% de los pacientes se hacen inmunes a la ingesta del alimento. Pero el estudio todavía no ha terminado, por lo que es pronto para conocer los resultados. Sus conclusiones se presentarán en una publicación científica especializada. El resto de los niños, entre el 5% y el 10%, no tolerarán el producto o lo harán parcialmente, por ejemplo, si está cocido, "lo que también es importante, porque podrán tomar productos industriales que lleven huevo".

"No hay datos concretos sobre cuántas personas son alérgicas. Todavía no hay un gran estudio epidemiológico. Pero se suele hablar de entre un 1% y un 5% de la población", señala. Lo normal es que según van creciendo los pequeños, el trastorno desaparezca espontáneamente. Pero en algunos casos persiste. Y ahí es donde esta terapia puede resultar una oportunidad. En unas 16 semanas de tratamiento, de media, desaparece la reacción. Actualmente varios hospitales en toda España ya ofrecen este servicio, pero con largas listas de espera.

La diferencia de este estudio respecto a anteriores terapias es que se comparará con el grupo que no ha seguido el tratamiento, donde cabe esperar que algunos niños evolucionen de forma natural hacia la tolerancia. Y además, se utiliza clara líquida pasteurizada (se dan muy pocas alergias a las yemas) como la que se adquiere en cualquier supermercado. Anteriormente se había probado con huevo pasteurizado, deshidratado o natural. "Pero hemos visto que así es muy fácil de medir para las familias y también sencillo de comprar". Y es que durante el ensayo, los niños deben seguir tomando a diario una dosis en casa mezclada con otro alimento o bebida.

Es probable que algún padre piense que puede seguir el mismo procedimiento en casa con su hijo alérgico, dándole pequeñas dosis de clara, pero la doctora Alonso advierte de la peligrosidad: "Nosotros tenemos personal preparado en pediatría y en hacer frente a reacciones muy graves".

Respecto a la alergia a la leche, el procedimiento es el mismo, aunque con resultados peores en el caso de los quesos. Incluso se podría realizar para los pescados y frutos secos, pero es mucho más difícil lograr efectos por la variedad de productos y la falta de recursos para aplicar en cada niño toda esa amplia gama.

¿Hay más alergias?

Un comentario recurrente entre los padres es que cada vez existen más alergias a los alimentos, pero no hay cifras que lo avalen. "Sí es verdad que aumentan", afirma la doctora Alonso, "en niños donde a partir de los cinco años persiste la intolerancia". Actualmente se trabaja en distintas hipótesis sobre las causas, cuenta esta médico. Una puede ser la excesiva higiene que envuelve al bebé desde su nacimiento. Otra, los alimentos que se ingieren, cada vez más tratados para que soporten las condiciones externas. O demasiada toma de leche. Incluso una falta de vitamina D por la excesiva protección al sol.También se está postulando una corrección de las guías de los pediatras sobre cuándo se deben ir introduciendo los diferentes productos en la alimentación del bebé. "Todo eso está en revisión. Hay propuestas sobre que se vuelva a lo que hacían nuestras madres en el pasado, que no introducían escalonadamente esos alimentos. En Australia hay un estudio donde se administra huevos desde los tres meses. En 2013 tendremos los resultados", explica.

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