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CincoSentidos

Los otros análisis de la Bolsa

Ni análisis técnico ni fundamental. El empeño de los inversores por adelantarse a los movimientos de los mercados ha impulsado teorías sobre la evolución de las Bolsas que, aunque poco académicas, se han ido extendiendo hasta ser bien conocidas por todos. ¿Quién no ha escuchado alguna vez dichos como que en año electoral la Bolsa sube siempre? ¿O que enero marca la tendencia de todo el ejercicio? 'Hay clientes que están interesados en estos temas, pero en general no es fácil hablar de ello porque hay mucho escepticismo', explica Diego Corderas Castells, director de una empresa de inversiones. Cordera ha estudiado en su tiempo libre la aplicación a los mercados de materias como la astrología, el tarot o la radiestesia (el péndulo), aunque reconoce que, de momento, 'no ha dado gran resultado'.

'Son chascarrillos de toda la vida que siempre se escuchan', explica Alicia Jiménez, directora del departamento de análisis de Self Trade y coautora del libro 100 errores al invertir en Bolsa, que recoge algunas de estas teorías. Tras comprobar su supuesta veracidad, esta experta llegó a la conclusión de que tan sólo una de ellas se cumplía. Después de analizar la evolución histórica del Dow Jones desde principios de siglo llegó a la conclusión de que todos los años terminados en cinco reportaban ganancias al índice. El resto, se cumplan o no, no dejan de ser métodos exóticos utilizados en algunos casos por universidades y casas de análisis de prestigio.

l Invertir según las fases lunares es un método fruto de las conclusiones de tres estudios elaborados por las Universidades de Ohio y Michigan. El análisis se realizó en 48 Bolsas en periodos hasta de 40 años y demostró que las semanas de luna llena los mercados rentan un 8,3% menos que las semanas de luna nueva. 'La rentabilidad diaria en los días cercanos a la luna nueva es superior a la de las sesiones cercanas a la luna llena', explicaba el estudio. También existen teorías que relacionan el comportamiento de la Bolsa con los días soleados y nublados.

l Los años electorales la Bolsa sube. æpermil;sta es una de las hipótesis que, según Alicia Jiménez, no siempre se cumple. Se basa en que los Gobiernos ponen todo su empeño en que las economías, y por ende las Bolsas, mejoren, facilitando así su reelección. 'Desde 1964, año electoral en EE UU, hasta 1996 esta regla no falla ni una sola vez'. En 2000, sin embargo, se rompió esta tendencia.

l Agosto es un mes tranquilo. Otra de las teorías erradas que circulan por los mercados de valores. La invasión de Kuwait por Irak (1990), la crisis rusa que contagió a los hegde funds en 1998 son dos buenos ejemplos de acontecimientos con gran influencia en los mercados que tuvieron lugar en este mes.

l Los lunes son bajistas y los viernes alcistas es una de las creencias más extendidas, del mismo modo que muchos inversores confían en reducir sus pérdidas en los últimos meses del año por el efecto maquillaje de carteras o rally de fin de año.

l Enero marca la tendencia de todo el año, pero muchos opinan que el día 2 de enero, cuando se retoma la actividad en los mercados, no es más que la continuación del día 31 de diciembre. Además, según los expertos, para un inversor particular las ganancias o las pérdidas se calculan respecto al precio de adquisición de sus valores.

l La Bolsa y el feng shui. La filial de Crédit Lyonnais en Hong Kong elabora cada año un informe en el que aplica esta milenaria ciencia oriental a la evolución de los mercados asiáticos para tratar de predecir su comportamiento a lo largo del año. Los resultados hasta ahora han sido dispares. El primer año, 1992, acertaron casi plenamente. Sin embargo, para 2003 predijeron que no habría ninguna guerra y en marzo estalló el conflicto de Irak.

El mono que batió a los analistas de Wall Street

Construir una buena cartera de valores no es algo sencillo. Tal vez por ello el día en que en Wall Street se realizó por primera vez un experimento que demostró que un mono podía batir las previsiones de los analistas bursátiles, a más de uno se le subieron los colores. El experimento consistió en dar a un chimpancé un grupo de dardos y hacer que los lanzase sobre las páginas de valores del diario The Wall Street Journal. Una vez lanzados los dardos se formó una cartera con los valores señalados por el mono y, a continuación, se comparó su evolución con las carteras construidas por varios analistas bursátiles de prestigio. Los resultados fueron sorprendentes y muy poco halagadores para los especialistas, ya que la cartera del mono superó con creces la rentabilidad de la seleccionada por los expertos.Así, cuando se comparó el comportamiento de la cartera del chimpancé con el de los fondos de inversión referenciados al mercado norteamericano, se comprobó que ésta había superado al 85% de los fondos y al comportamiento de los principales índices bursátiles norteamericanos. El experimento incorporó a la jerga financiera un nuevo concepto -la cartera del mono- que equivale a un grupo de valores seleccionados al azar. Para algunos, el experimento del chimpancé confirmó también una teoría conocida como random walker, que asegura que el comportamiento de los mercados es absolutamente aleatoria y no hay forma de predecirlo con garantías de éxito.Hay quien, sin embargo, no piensa lo mismo. Según explican los autores del libro 100 errores al invertir en Bolsa, el experimento del mono no es más que un mito. 'Se puede batir al mercado de forma sistemática y para hacerlo no sirven elecciones aleatorias, sino carteras bien construidas. La solución no está en la cartera del mono, sino en un buen gestor'.

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