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CincoSentidos

Los encierros son lo último que se pierde con la crisis

Los festejos taurinos de calle mueven centenares de millones, y pierden menos fuelle que las corridas.

Encierro accidentado en Pamplona.
Encierro accidentado en Pamplona.Efe

Los encierros taurinos y similares son la fiesta popular más extendida de España, y son un negocio singular, muy atomizado, financiado principalmente con dinero público y que sufre con la crisis menos que las corridas. Según distintas estimaciones, los 15.000 festejos anuales mueven entre 300 y 600 millones de euros.

A diferencia de las corridas, no se pueden financiar con los derechos de televisión, por lo que en la mayoría de los casos son los Ayuntamientos los que organizan y financian los encierros, aunque puntualmente las peñas de aficionados pueden financiar parte, o todo el festejo. Excepcionalmente se cobra entrada para asistir al evento. Ecologistas en Acción calcula que mueven 600 millones, mientras que la revista especializada Bous al Carrer calcula que son unos 300, incluyendo el dinero del turismo taurino de Pamplona.

Una de las combinaciones posibles es que los toros que se corran sean los mismos que se van a torear por la tarde, combinados con cabestros (buey manso), que sí repiten. "En Pamplona los aficionados quieren ver a los toros antes de decidir si van a la plaza", explica Juan Manuel Moreno, presidente de la Unión Nacional de Empresarios Taurinos Españoles (Unete). Manuel Durán, presidente de la Asociación Cultural El Encierro, de San Sebastián de los Reyes, explica que los ganaderos no suelen poner objeciones a que los toros de corrida se suelten en los encierros, "siempre que sea parte de la tradición", y que los organizadores tienen experiencia en esta fiesta popular.

Los de San Sebastián de los Reyes, los más famosos de España después de los de Pamplona, y que llevan celebrándose 500 años, empiezan el miércoles y duran seis días. Cada día se sueltan los seis toros de la corrida vespertina (además de entre cuatro y seis cabestros), lo que hace un total de 36 toros. A un precio medio de 3.000 euros por animal, sólo en los toros los encierros suponen un total de 108.000 euros. A esa cantidad hay que descontarle que los toros se compran para las corridas a los ganaderos, y sólo se paga una contraprestación extra por soltarlos por la mañana; y hay que añadirle por otra parte el gasto en dispositivos médicos, y en seguros: 4.000 euros para cubrir a los corredores (700 euros por día), y 9.000 para los toros. Las primas de accidentes son mayores que en las corridas: este año han muerto seis personas por asta de toro en los encierros.

Pueblos pequeños

En los pueblos pequeños, que no tienen corridas, los toros se compran para los encierros y se matan después, o incluso se alquilan. Hay ganaderos especializados que llevan los toros de pueblo en pueblo, aunque sólo algunas comunidades autónomas lo permiten. "En pueblos pequeños y medianos se pueden gastar 150.000 euros en vaquillas", señala Theo Oberhuber, portavoz de Ecologistas en Acción.

Los espectáculos de plaza muchas veces llevan unido el contrato para los encierros, aunque los empresarios no les sacan mucha rentabilidad, asegura Moreno, de la Unión Nacional de Empresarios Taurinos. "Si los quitaran, mejor", afirma taxativamente, aunque matiza. "Los encierros pueden servir para crear afición, aunque muchos de los que corren no suelen estar en condiciones para ir por la tarde a la plaza", explica. Oberhuber opina que "si no les salieran rentables no los harían".

El precio de los encierros está bajando, señala José Lorente, subdirector de la revista valenciana Bous al Carrer, pero no el número de encierros. "Pensaba que iba a bajar más". Los pueblos no renuncian a las fiestas, pero en lugar de que duren 4 o 5 días, duran 2 o 3; y en lugar de 30 toros, sueltan 20. Los espectáculos "serios", como denomina Moreno a los espectáculos de plaza, cayeron el año pasado un 11% respecto al 2007, y este experto vaticina que este año caerán otro 18%.

España tiene 7.000 municipios y el año pasado se celebraron 15.729 festejos de calle, con una participación media de 1.600 personas. Y hubo 2.218 festejos de plaza mayores, con 8.000 asistentes de media. Además hubo otros 1.077 festejos menores, entre los que se incluyen las becerradas. Los encierros son especialmente populares en Castilla, en Navarra, en Aragón y en la Comunidad Valenciana. Sólo en esta última se pidieron el año pasado 3.500 permisos taurinos; y hubo 300 fallas.

Un espectáculo polémico y con muchas variantes

La legislación varía de una región a otra, pero en la Comunidad Valenciana hay que pedir un permiso, que habilita para celebrar actividades taurinas todo el día: encierros matinales, suelta de toros y vacas por la tarde, y suelta de toros embolados con fuego por la noche.Los festejos de calle son, además de los encierros, la suelta de reses, que consiste en soltar los toros de uno en uno, y que valencianos y catalanes denominan bous al carrer; los toros enmaromados, que se sujetan con astas atadas mediante una cuerda de 20 o 30 metros, que sirve para controlarlos; y los toros embolados, que llevan bolas en los pitones.Los festejos de plaza se dividen entre mayores y menores. Los mayores son las corridas de toros propiamente dichas, las corridas de rejones, las mixtas, las de festivales, las de novilleros con picadores y las de rejones.Los festejos menores son las becerradas, con novillos pequeños; las mixtas de rejones, que tienen un rejoneador o dos; las de novilleros sin picadores; y las que constan de parte cómica y parte seria.

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