Los empresarios ponen mala nota a los jóvenes licenciados

Con Bolonia o sin Bolonia, algo debe cambiar en la Universidad española. La Cámara de Comercio de Madrid y la Fundación Universidad-Empresa han preguntado a 200 compañías, grandes, medianas y pequeñas, si los nuevos licenciados están preparados para enfrentarse a la vida laboral y la respuesta es 'no suficientemente'. Remedando el mundo académico: los patronos demandan un nivel medio de competencias y conocimientos de 6,9 sobre 10 y consideran que los titulados que contratan sólo alcanzan el 5,8. El presidente de la Cámara de Comercio de Madrid, Salvador Santos Campano, aprovechó ayer la presentación de esta encuesta para recordar a los estudiantes y profesores universitarios que el proceso de Bolonia debe desembocar en la mejora de la empleabilidad de los jóvenes e invitó a las universidades a utilizar sus conclusiones para meditar sobre las próximas reformas de los planes de estudio.

Las compañías españolas necesitan químicos, ingenieros aeronáuticos, licenciados en Derecho y economistas y no cuestionan sus conocimientos técnicos: les merecen un aprobado alto. Pero sí echan de menos en estos profesionales recién llegados al mundo de la empresa algunas de las habilidades que garantizan la competitividad. Los gestores reclaman jóvenes que sepan trabajar en equipo, con ganas de aprender y preocupados por la calidad de su trabajo. Sin embargo, ésta es una de sus principales carencias. Las otras son su capacidad para tomar decisiones y resolver problemas, la planificación y gestión del tiempo, los idiomas, el uso de las hojas de cálculo y el manejo de bases de datos.

Es la opinión compartida por 220 directores de Recursos Humanos y expertos de distintas asociaciones empresariales. En total, 23 sectores económicos y 687.000 puestos de trabajo. Entre los nombres propios: Iberia, IBM, Indra, Metrovacesa, el grupo Sos, Eulen, Iberdrola, Banesto, 3M, Acciona, HP, Pfizer, El Corte Inglés y un largo etcétera.

Los trabajadores más jóvenes son relativamente hábiles en competencias personales. Las empresas necesitan, entre otras muchas cosas, empleados capaces de colaborar, con ilusión por aprender y exigentes con la calidad del producto. Y los chicos cumplen, en general, con las expectativas de sus patronos: saben aplicar los conocimientos a la práctica, tienen iniciativa, ideas nuevas y espíritu emprendedor, son críticos y autocríticos y demuestran compromiso ético. Pero no tienen amor por el trabajo bien hecho, una de las mayores preocupaciones de las compañías junto a la capacidad para trabajar en un contexto internacional.

Además, no saben inglés. Lo leen, pero su conversación deja mucho que desear y muy pocos pueden escribirlo. Eso lo saben bien las compañías más exigentes en este campo. Las aeronáuticas, la industria de automoción, el sector turístico y las empresas informáticas y de telecomunicaciones. En el terreno de la organización empresarial, los principiantes parecen conocer los diferentes tipos de sociedades mercantiles, las áreas básicas de la empresa, la legislación del sector de actividad elegido, pero no saben nada de la responsabilidad social corporativa y las normas sobre protección de datos. Y esto preocupa a la industria. A juicio de los empresarios, la Universidad debe reforzar el desarrollo de estas habilidades y los chicos deben de una vez por todas aprender idiomas para trabajar en un mundo global.