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CincoSentidos

En busca de una fórmula perfecta para la Bolsa

Físicos y matemáticos debaten si hay una estrategia perfecta para operar en el mercado emocional de la Bolsa

En busca de una fórmula perfecta para la Bolsa
En busca de una fórmula perfecta para la BolsaBloomberg

La Bolsa fascina y paraliza al mismo tiempo. Mientras los físicos están descubriendo regularidades estadísticas en los cursos bursátiles que permiten comprender mejor los crac a gran escala; los neuroeconomistas, que estudian cómo trabaja la mente en la toma de decisiones económicas, afirman que el cerebro es un pobre instrumento y que, ante la oportunidad de ganar mucho dinero, se activan los mismos mecanismos que ante la comida, las drogas o el sexo. Y los expertos en finanzas conductuales señalan las trampas psicológicas que atenazan al inversor en cuanto se aproxima a la Bolsa.

'Los analistas y los banqueros pueden tener una opinión sobre el mercado; pero pronosticar dónde se situará un índice bursátil en dos meses no tiene ningún sentido. Como dijo el inversor André Kostolany, sólo un 10% de la reacción de la Bolsa se basa en datos. El resto es psicología', explica Martin Weber, profesor de finanzas de Mannheim (Alemania).

El pánico bursátil del lunes lo ha puesto en evidencia. Ni siquiera de la competencia de los bancos se puede fiar ya uno, opinan los expertos del diario muniqués Süddeutsche Zeitung. El mismo jefe del Deutsche Bank, Josef Ackermann, responsabiliza de la crisis a los excesos y 'la adicción al máximo beneficio'. Y el jefe de la entidad de crédito Hypo-Real-Estate, Georg Funke, considera que 'es irracional lo que está pasando en las bolsas'. Las acciones de su banco cayeron un 30% la semana pasada por culpa de las subprime. El lunes, otro 17%. Y lo peor está todavía por venir, opinan analistas del Gobierno alemán, porque hasta ahora sólo se ha reconocido menos de la mitad de los 300.000 millones de dólares de pérdidas sufridas por los bancos de todo el mundo por la crisis inmobiliaria.

'Por favor, en dinero y sexo, ponga en marcha su cerebro', señala el autor de 'Your money & your brain'

El profesor Rosenow sostiene que no existe la fórmula perfecta

¿Qué hacer cuando se recupere la confianza tras el desplome del lunes, provocado por la codicia de la liquidez barata? ¿Invertir con Einstein? Los matemáticos y los físicos, que se han convertido en excelentes diseñadores de sofisticados productos financieros y técnicas de análisis de grandes masas de datos, dicen que sí. Y, ante la gran pregunta de si existe una fórmula segura de ganar en Bolsa, la econofísica propone una descripción del comportamiento adaptativo de los agentes económicos frente a situaciones cambiantes.

Cuando la gente lista se siente idiota

Parece muy sencillo: hay que comprar acciones cuando están baratas y venderlas cuanto están caras. Entonces, ¿por qué la gente compra cuando se dispara la cotización y vende con pánico cuando todo el mundo vende? 'Por favor, en cuestiones de dinero y de sexo, ponga en marcha su cerebro.' Lo dice Jason Zweig, periodista estadounidense en su último libro Your money & your brain sobre neuroeconomía. Quizá la inversión económica sea la única actividad en la que mucha gente lista se siente idiota, apunta Zweig, que cuenta que a los pocos días de obtener su primer empleo en la revista Forbes, se encontró a la redacción, boquiabierta, ante la televisión: era el lunes 13 de octubre de 1989, cuando el Standard & Poor's 500 cayó un 23%.

El profesor Martin Weber, que analiza los fundamentos psicológicos de la inversión, señala dos fuertes sentimientos en el parqué: la avaricia y el miedo. Considera irreal la premisa de la racionalidad y piensa que los inversores privados sobreestiman sus aptitudes. Otra trampa, dice Weber, es la necesidad de armonía. A los inversores les cuesta reconocer errores y no se desprenden de acciones desafortunadas por tozudez.

La Bolsa registrará siempre irracionalidades, corrobora Eberhard Weinberger, jefe del mayor administrador de patrimonio alemán no vinculado a ninguna entidad bancaria. Es lo que está sucediendo ahora. 'Aunque la crisis no haya alcanzado su punto culminante, los inversores recuperaron, durante los últimos meses, la confianza'. Se registra un imagen distorsionada en el mercado. Y estas distorsiones representan un papel importante en la cabeza de los inversores cuando se desarrolla una burbuja.

Comportamiento rebaño

Los mecanismos son siempre similares. Se olvida la última burbuja y salta la euforia, dice Gunter Schnabl, profesor de la Universidad de Leipzig. Los precios suben y surge un efecto de imitación. 'Se pierde la razón'. Y cuando se recupera, ya es tarde. Muchos inversores esperan que continúe el proceso sin reconocer la burbuja, y cuando quieren vender es tarde. Schnabl ve burbujas (sobre todo en mercados inmobiliarios y de materias primas) por todo el mundo.

Juan Toro, socio-director de TransMarket Iberia y profesor en el Instituto de Empresa del IE, menciona otro fenómeno emocional: el efecto rebaño. 'Un individuo que se vea expuesto a un grupo de agentes que siguen un comportamiento de rebaño que no responde a variables objetivas puede actuar racionalmente uniéndose al grupo. El comportamiento del individuo y su respuesta son perfectamente racionales, aunque la decisión del grupo sea irracional'. Los físicos ya habían expresado matemáticamente fenómenos como el efecto manada o el pánico generalizado de la Bolsa. Pero siguen estudiando regularidades estadísticas. El profesor Bernd Rosenow, docente de la Universidad de Colonia, investiga a partir del teorema de fluctuación-disipación de Einstein cómo se genera un crac. Su respuesta: falta de liquidez. Por su parte, Frank Schweitzer, profesor de configuración de sistemas de la Universidad ETH de Zúrich, investiga riesgos sistemáticos. Es decir, qué pasa cuando un miembro del sistema tiene dificultades. Un ejemplo es el efecto dominó de la crisis hipotecaria de EE UU. 'La cuestión es qué hay que hacer para que no todos se desmoronen cuando caiga uno', señala.

No está claro si las medidas tomadas en los grandes nudos de la red (como la actuación del Bank of England para salvar el banco británico Northern Rock) sirven. Lo más probable es que estas inyecciones de liquidez sólo demoren la recesión y originen una burbuja. Así interpretan los analistas el crac actual: la política de tipos de interés bajos y dinero barato de la Reserva Federal tras los atentados del 11 de septiembre sólo aplazó la crisis. Schweitzer se cuestiona, además, si existe una configuración óptima de la red para que no se extiendan las perturbaciones y si existen modelos que permitan amortiguar mejor los riesgos del colapso a pesar de la fuerte globalización de los mercados. Rosenow no ha dado con la estrategia perfecta. Afirma, incluso, que los científicos no darán nunca con ella. 'Porque si ésta me permitiera ganar mucho dinero, los demás reaccionarían, el mercado se adaptaría a la nueva estrategia, y, al final, el nuevo modelo carecería de valor'. Sin embargo, el profesor Bartolo Luque Serrano, del departamento de Matemática Aplicada y Estadística, de la Politécnica de Madrid, opina que Rosenow tiene razón siempre y cuando la estrategia sea pública. 'Otro cantar es que alguien disponga de una estrategia desconocida para los demás, que no se pueda imitar'.

Los físicos han observado que las oscilaciones de los cursos de las acciones bursátiles no responden a una distribución normal estocástica (como la que representa la curva de Gauss). En su lugar el análisis refleja una curva, con colas más amplias que la distribución normal. El físico alemán Rosenow afirma que esta distribución es importante porque esos extremos de la curva representan riesgos.

'Por eso no todos los resultados de los físicos gustan a los economistas' opina el matemático Ricardo Mansilla, de la Universidad Nacional Autónoma de México. 'La razón básica es que han puesto de manifiesto la debilidad de las teorías económicas contemporáneas. En todos los grandes cracs de las últimas décadas no se tuvo en cuenta que las colas de las distribuciones eran más gruesas que la gaussiana', concluye.

Elegir a la más hermosa

Para el matemático Bartolo Luque Serrano, la hipótesis del mercado eficiente es a la vez la suposición más adoptada y la menos creída. 'Significa que toda la información susceptible de ser conocida por el sistema está en cada paso de tiempo incorporada a los precios. Y exige que el sistema (un enorme conjunto de individuos comprando y vendiendo acciones) sea una computadora perfecta, que integra en cada paso de tiempo toda la información relevante. 'Lo que no es nada realista', concluyen los matemáticos Bartolomé Luque Serrano y Lucas Lacasa Saíz de Arce.J. M. Keynes ya había comparado la actuación de los agentes en los mercados con los participantes de un concurso que intentan adivinar cuál será la mujer elegida como la más bella. La seleccionada no tiene por qué ser la más hermosa, sino aquella que la mayoría piensa que los demás van a elegir. A partir de esta metaactuación de los agentes, Brian Arthur creó uno de los modelos más interesantes de la econofísica: El Farol, nombre tomado de un concurridísimo bar en Santa Fe, Nuevo México. El bar es tan pequeño que cada cliente debe tratar de inferir qué debe hacer cada semana, asistir o no, en función de sus experiencias anteriores. Brian Arthur elaboró un modelo computacional que simulaba esta dialéctica entre individuo y colectivo.Luque Serrano comenta también las aportaciones de los econofísicos A Johansen y D. Sornette, quienes aplicaron la teoría de predicción de terremotos a los cracs bursátiles. 'Realizaron una sorprendente predicción de la fecha en la que ocurrió el crac del Nasdaq del 14 de abril de 2000.'

Es posible predecir los cracs... pero no evitarlos

'El éxito de un agente en el mercado depende del fracaso del otro', asegura el profesor Ricardo Mansilla, del departamento de Matemáticas de la Facultad de Ingeniería y Arquitectura de la Universidad Nacional Autónoma de México y autor de Introducción a la Econofísica (Sirius).Mansilla, quien ha estudiado la complejidad algorítmica de los mercados financieros, opina que 'el problema es suponer que los mercados son eficientes; es decir, que todos los agentes del mercado logran establecer de manera inmediata y correcta los precios de los activos financieros'. ).Existe, además, una suposición de simetría en la información, que, según Mansilla, 'es falsa'. De ahí, que los físicos hayan elegido un enfoque del estudio de los mercados basado en su propio paradigma de investigación. Las teorías deben explicar con la mayor precisión posible los datos de la realidad. Y, analizando las enormes masas de datos de los mercados financieros actuales, los físicos han logrado encontrar algunas regularidades referentes al comportamiento de los mismos antes de los grandes cracs. En definitiva, 'sí se pueden predecir los cracs', según Mantilla. 'Lo que tal vez no se pueden es evitar, pues el hecho de informar sobre ello provocaría una conmoción similar a la de una debacle bursátil.'Mansilla, quien coincide con los neuroeconomistas en la fuerte emocionalidad de las decisiones económicas y de los cracs, opina que los científicos cuentan con excelentes recursos para encontrar 'estrategias ganadoras' y cita a los inversionistas de éxito J. Ph. Bouchaud (fundador de Science and Finance) y J. D. Farmer (creador de Predictors).Por eso, el matemático mejicano considera que el físico alemán Bernd Rosenow tiene sólo en parte razón cuando afirma que nunca se dispondrá de la fórmula mágica para invertir. 'Rosenow presupone que la información (referida a la estrategia óptima) será compartida y por lo tanto resultará simétrica. ¡Pero, eso es imposible! El éxito de un agente en el mercado depende del fracaso del otro. Lo que sí es cierto es que si mejoramos nuestros conocimientos de los mercados lograremos que en el futuro sean más eficientes.'

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