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Viajes

El bestiario de las cuevas cántabras

Cantabria alberga en su subsuelo una riqueza de valor incalculable: cavernas de enorme interés geológico y la mayor concentración de pinturas y grabados prehistóricos del mundo.

Una sala de El Soplao, situada en un bello paraje natural, en el que la geología parece competir con artistas como Barceló.
Una sala de El Soplao, situada en un bello paraje natural, en el que la geología parece competir con artistas como Barceló.

El viajero que se adentre en tierras cántabras llenará de verde sus pupilas. Conocerá pueblos y ciudades señoriales: Santander, Comillas o Santillana del Mar. Descansará y paladeará manjares dignos de un príncipe. Mientras, en el reino subterráneo, las entrañas de la tierra esperarán pacientes a que el visitante decida adentrarse en ellas. Allí le aguarda un particular viaje al centro de la Tierra. En la barriga de las montañas de Cantabria se encuentra un bestiario prehistórico único en el mundo. Animales retratados para siempre por nuestros abuelos más lejanos, que aguardan para contarle cómo empezó todo.

En la ribera del río Pas, a pocos kilómetros de donde se encuentran las aguas termales de Puente Viesgo y donde se halla uno de los balnearios más famosos de España, se eleva Monte Castillo. Su interior alberga varias cavernas, de las que pueden visitarse dos: El Castillo y Las Monedas. En la primera de ellas se encuentra uno de los conjuntos más importantes de la Prehistoria europea, que se remonta a más de 35.000 años atrás: 275 figuras de caballos, bisontes, uros, ciervos, cabras y hasta un mamut. Abundan también misteriosas formas geométricas y abstracciones que los científicos se devanan aún los sesos por descifrar. Proliferan también manos impresas en la roca, señal de quien un día habitó el lugar.

En Las Monedas, las pinturas y grabados del hombre prehistórico se reúnen en una sala única. El hombre allí parece haber querido preservar la exuberante belleza natural de la roca, y crear un pequeño espacio a modo de santuario o altar.

Pero la reina indiscutible es Altamira, considerada la Capilla Sixtina del cuaternario. Se encuentra a tan solo dos kilómetros de Santillana del Mar. En sus muros, nuestros antepasados plasmaron figuras con más de 14.000 años de antigüedad. La cueva fue descubierta en 1875, época en la que su hallazgo causó un gran revuelo en la comunidad científica, que dudaba sobre su autenticidad. El recelo tenía su origen en nuestro vecino galo y no sería hasta el hallazgo de nuevos conjuntos rupestres en Francia que Altamira fue finalmente reconocida.

Hoy en día, la cueva forma parte del patrimonio de la humanidad y se encuentra cerrada al público por motivos de conservación. No obstante, sus famosos bisontes pueden ser admirados en la Neo Cueva, una fiel reproducción construida a tal efecto.

Considerada uno de los grandes tesoros de la geología mundial y abierta desde 2005. El Soplao ha albergado ya en sus entrañas a más de 300.000 curiosos. No es paramenos. Situada entre los municipios de Valdáliga, Herrerías y Riansa, se la conoce desde finales del siglo XIX. En esa época la cavidad se empleaba para insuflar oxígeno a una explotación minera, que extrajo zinc durante más de 70 años, y de ahí su nombre. La misma galería que utilizaban los trabajadores para acceder a la mina conduce ahora al interior.

Al entrar en la caverna, el visitante se topará con un enorme vestíbulo que le hará recelar de las bellezas prometidas. Pero la sensación de sorpresa irá in crescendo conforme se deambula de una sala a otra. La cueva no contiene arte rupestre, pero el viajero experimentará allí una especial sensación de viaje al centro de la Tierra: enormes columnas retorcidas que reencuentran estalactitas y estalagmitas, formas excéntricas que desafían con descaro la ley de la gravedad o techos que harían palidecer la más bella obra arquitectónica de Dalí. El visitante se quedará pasmado con la belleza insólita de la caverna.

Además de Altamira, la Unesco declaró en 2008 patrimonio del hombre las grutas que alberganMonte Castillo y El Soplao (por su alto interés geológico). Cantabria guarda en su interior la mayor densidad de cuevas con arte rupestre del mundo.

Guía para el viajero

CâMO IR: Las aerolíneas españolas de low cost como Ryanair disponen de vuelos diarios entre Madrid y Santander. También compañías como Iberia tienen trayectos a la capital cántabra. El tren o la carretera son otra opción para llegar desde cualquier punto de la Península.DâNDE DORMIR: La oferta hotelera en Cantabria es abundante. Pero destaca el Hotel Balneario de Puente Viesgo (tel. 942 598 061). Situado en la Vega del Pas, es un lugar óptimo para el turista que desee descansar y disfrutar de las aguas termales, que se explotan desde el siglo XVIII. También es un buen emplazamiento para visitar las cuevas que abundan en las colinas de piedra caliza.DâNDE COMER: Si se visita la comarca pasiega es de obligada degustación la olla ferroviaria: un guiso sabroso y potente a base de judías. El plato se prepara en un recipiente de barro calentado al carbón donde cuece la legumbre más de 12 horas. Lo inventaron los trabajadores del tren que antaño recorría los valles pasiegos.

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