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CincoSentidos

Anís del Mono o cómo la publicidad se vuelve arte

Una exposición recoge en Valencia la creatividad de la marca

La botella de Anís del Mono se ha convertido en algo más que un envase para un producto. Con más de un siglo de historia -se registró como diseño industrial en diciembre de 1902- el recipiente inspirado en un frasco de perfume comprado en París por uno de los fundadores de la compañía, Vicente Bosch, es en sí mismo un elemento diferenciador respecto a otras marcas. Como lo es el diseño de esa etiqueta hexagonal que incluye en su interior al mono que da nombre a esta bebida espirituosa.

Estos elementos, que forman parte ya del imaginario colectivo, son la base de una exposición sobre la publicidad empleada por esta empresa de Badalona (hoy propiedad de Osborne) y que tiene como eje central los carteles de las manolas -aquellas mujeres desenfadadas de la época con mantón de manila- que el modernista Ramón Casas hizo para la compañía en 1898.

Ramón Casas y el mono del anís, organizada por el Museu Valencià de la Il.lustració i la Modernitat (MuVim), recorre los distintos elementos gráficos empleados por la fábrica creada por los hermanos Bosch en 1870 y que van desde inserciones publicitarias a carteles y objetos promocionales en lo que se considera una de las primeras campañas masivas de promoción realizadas por una empresa española.

La muestra también recoge una curiosa recopilación de anuncios de otras empresas aniseras que utilizaron animales para bautizar su producto. En algunos casos, la competencia era tan agresiva como la del Anís Tigre, en cuya etiqueta el felino vence a un mono. La realidad, sin embargo, fue otra.

El mono de la etiqueta es otro de los misterios de la exposición. Aunque inicialmente el animal no tenía facciones reconocibles, la que se impuso con el tiempo tiene cierto parecido a Darwin. 'Los hermanos Bosch estaban en contra de la teoría de la evolución y caricaturizaron a Darwin', apuntan los comisarios de la exposición, Carlos Pérez y Rafael Ramírez Blanco, que otorgan al grabador Sala, suegro de Vicente Bosch, la autoría del dibujo.

La muestra se puede visitar hasta el 24 de diciembre en La Llotgeta de la CAM de Valencia.

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