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Mirenchu Villa

"Esta crisis nos hará cambiar las reglas del juego"

Estudió Historia Medieval, trabajó para una consultora y por avatares del destino encarriló su carrera hacia el sector asegurador. Todas estas experiencias le han servido para analizar y entender el entorno empresarial.

Las vivencias y experiencias de esta ejecutiva están salpicadas de detalles emotivos y de sentimiento. Es un torrente de vitalidad y de energía. Mirenchu Villa, bilbaína de 46 años, ocupa uno de los primeros puestos directivos de Mutua Madrileña y es miembro del comité de dirección. De su mesa de trabajo ha salido el plan estratégico de la aseguradora para el periodo 2009-2011. Previamente se forjó en la consultora estadounidense McKinsey, según ella, el mejor máster que ha podido cursar. Es madre de tres hijos.

¿Qué hace una experta en historia medieval en una aseguradora?

Siempre me ha atraído lo diferente. Quise estudiar Arqueología por un libro que me regalaron mis padres sobre Egiptología, pero al final estudié Historia Medieval. Hice la tesis doctoral sobre Fernando II de León, era algo innovador y no se había estudiado anteriormente. Acabé en 1985, en aquella época había muy pocas becas y me dediqué a investigar. Hice un posgrado en Historia Medieval de Suiza y me di cuenta que no me iba a ganar la vida con esta disciplina.

"No he renunciado a nada en mi carrera, pero sí he tenido que reconducirla"

¿Y decidió emprender carrera en el mundo de la empresa?

Hablaba idiomas, soy emprendedora y entré a trabajar en el departamento de investigación en la consultora McKinsey. Tendría 25 años, pensé que me iba a divertir, además me dieron el área especializada en seguros, campo en el que curiosamente había trabajado mi padre y eso significó mucho para mí. Mi padre murió cuando yo estaba en tercero de carrera y fue como un pequeño homenaje que yo me dedicara a este sector. Nunca me pude imaginar que iba a acabar como consultora especializada en seguros. También me planteé hacer un máster en Estados Unidos.

¿Por qué no lo hizo?

Por cuestiones familiares, ya estaba casada y me aconsejaron que la experiencia de trabajar en una empresa como McKinsey suponía haber hecho tres máster después de salir de ella. Ahora tengo un hijo de 18 años y le recomiendo que se inicie profesionalmente en una consultoría.

¿Qué enseñanzas extrajo de esta experiencia?

Te obliga sobre todo a profundizar en los temas, ya que tienes que dar la mejor solución a los clientes, además de trabajar con diferentes países en un entorno internacional. Si algo echo de menos en Mutua Madrileña es el ambiente internacional, pero cuando vine a trabajar a esta empresa me atrajo porque era un mundo nuevo para mí, donde se cuidan mucho a las personas. Yo tengo tres hijos y cuando tienes una familia, tienes que priorizar y elegir. El trabajo en una consultoría es difícil de compatibilizar con la vida familiar.

¿Usted ha tenido que renunciar a algo por no poder compaginar su carrera profesional con su familia?

Más que renunciar, he tenido que reconducir. Soy una persona comprometida con lo que hago y pongo el alma en todo, en el pastel que estoy haciendo y en el último documento en el que estoy trabajando. Cuando dejé la consultora me fui a Cesce (la Compañía Española de Seguros de Crédito a la Exportación), y ahí me tuve que aclimatar a otro ritmo de trabajo. De ahí pasé a Aon Gil y Carvajal, donde llevaba la estrategia y el área comercial y donde el dinamismo se parecía al de una consultoría. El espíritu de consultor no lo pierdes nunca. Hace cinco años tuve la gran oportunidad de llegar a Mutua y para mí es un orgullo trabajar en esta compañía, a la que siempre había admirado.

¿Por qué motivo le atraía esta organización?

Es una empresa que siempre figura entre las mejores en cuanto a prácticas de gestión, y eso me gustaba. Cuando entré lo hice en el departamento de desarrollo de negocio, fusiones, adquisiciones y consultoría interna, después agregué control de gestión, el departamento financiero, así como el área de planificación estratégica. Me divierte mucho esta faceta aunque reconozco que no soy creativa en temas de publicidad aunque sí lo soy en temas relacionados con el negocio.

¿Por ejemplo?

En el análisis de una posible compra, de si puede encajar dentro de la organización, de nuevas oportunidades de negocio. Suelo tener una visión global de todas las iniciativas que emprendemos, y eso te obliga a estar pensando e innovando en lo que haces.

¿Qué es para usted la innovación?

Algo que debe estar presente en todas las organizaciones, que tienen que estar repensándose cada cinco minutos si el modelo encaja en el entorno. La actual crisis está afectando menos a las empresas de seguros que a otros sectores, como el bancario. Y en Mutua Madrileña estamos ligados a los particulares en vez de a las constructoras. En momentos de crisis también tenemos que adaptarnos a la situación que viven los clientes. La crisis hay que entenderla como una oportunidad.

¿Para hacer las cosas de manera diferente?

La época de crisis, si tienes un balance que te permite afrontar la situación y lo que vendrá después, es el momento, y eso no significa que tengamos que parar, para reflexionar sobre cómo hay que engrasar la maquinaria para lo que venga más tarde. Seguro que cambiarán las reglas del juego y hay que aprender a desenvolverse en este nuevo campo.

Una historiadora que analiza el comportamiento del pasado

Si de algo le ha servido estudiar Historia Medieval es para analizar los comportamientos pasados, sobre todo después de cualquier crisis. "Cuando se comete un error de gran trascendencia difícilmente se va a repetir. La herida de las hipotecas basura no se va a cerrar tan fácilmente y la banca intentará mejorar sus prácticas en estos temas". Como gestora, Mirenchu Villa valora en un ejecutivo con responsabilidades, además del conocimiento técnico que se le presupone, el liderazgo, la capacidad de ilusionar a un equipo con el fin de conseguir un objetivo. "Me gusta que la gente sea capaz de ilusionar, de comunicar los objetivos. He visto a grandes líderes que no sabían transmitir esa emoción, a grandes técnicos que no tenían esa capacidad de liderazgo cargarse empresas. Yo siempre digo que hay que venir a trabajar con alegría".

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