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John de Zulueta. Presidente de USP Hospitales

"Esta crisis ha cambiado el mundo para siempre"

Este veterano ejecutivo cree que debe existir una fuerza de trabajo más flexible y favorecer la conciliación.

John de Zulueta, presidente de USP Hospitales
John de Zulueta, presidente de USP HospitalesPablo Monge

De padres españoles, John de Zulueta (Cambridge, Massachusetts, EE UU, 1947) se crió y educó al otro lado del Atlántico. Es historiador por Stanford y MBA por Columbia. Inició su etapa profesional en San Francisco, pero después ha sido directivo, en Venezuela y España, en sectores de gran consumo. Durante 18 años fue el máximo ejecutivo de Sanitas, hasta que a principios de este año fichó como presidente de USP Hospitales, sustituyendo a uno de sus fundadores, Gabriel Masfurroll. También es consejero de varias empresas (Bankinter y Everis) y consultor en formación de directivos.

¿Qué diferencias ve entre el estilo de trabajo estadounidense y el español?

Hay un dinamismo y cultura del trabajo que no existe aquí. La sociedad civil allí es muy fuerte. Empresarialmente sólo se tiene que ver la película La red social, en la que se dice que hay que ir a California, a Silicon Valley, donde se cuecen todos los avances. Si tuviera que montar una empresa iría corriendo a Palo Alto (California), porque hay universidad y capital riesgo. Se da la unión, que no existe aquí, entre el dinero del Gobierno, capital privado y trabajos de investigación interesantes en los centros docentes. Todo eso crea un círculo virtuoso. Aquí la investigación es mucho estudio, mucho papel, mucho informe y muy poca creación de empresas

Usted también dispone de experiencia en consultoría de directivos, ¿cree que están preparados para el cambio y el reto de innovar?

Algunos creo que sí. La gente joven me impresiona. España está muy fuerte en escuelas de negocios. La próxima generación va a tener gente en todas la áreas de la economía que puedan competir en igualdad de condiciones con los mejores del mundo. Pero estoy hablando de una generación que ahora mismo está en las escuelas de negocios.

¿Cuál es el éxito para que las empresas sobrevivan en esta época?

Diversificar. Buscar alternativas en nuevos productos, en nichos de negocios o en zonas geográficas. Lo que está claro es que muchos no pueden sobrevivir haciendo lo que estaban haciendo hace cinco años. El mundo ha cambiado. æpermil;ste no es un ciclo más. Para mí es bastante definitivo. Llevo 40 años en el mundo de los negocios y he visto muchos ciclos, pero éste es un cambio trascendental, donde países emergentes están tomando el relevo. Saldremos de ésta, pero no volveremos nunca, por lo menos en los próximos 20 años, a la euforia económica anterior a la crisis.

¿Y cuál es el papel que le corresponde a las Administraciones?

Soy bastante keynesiano, en el sentido de que tiene que haber un impulso del Gobierno. Todo lo que sea subir impuestos será contraproducente. Estamos tomando unas medidas encorsetadas por unas normas de equilibrio fiscal que están dificultando que remontemos. Ahora es cuando hay que gastar y bajar impuestos para ayudar al empresario. El coste laboral aquí es muy alto comparado con EE UU. Es otro de los motivos de por qué allí se crean más empresas. Aquí tenemos que concentrarnos en trabajos de valor añadido porque, no nos engañemos, no somos competitivos.

Desde el punto de vista de los recursos humanos, ¿se puede favorecer la conciliación en época de crisis?

En mis años en Sanitas, me iba a las seis de la tarde y pedía que apagaran las luces, que no quería ver gente allí. Casi tenía que obligar a la gente a cambiar el chip. No es cuestión del número de horas que paso en mi centro de trabajo, es cuestión de resultados. La cultura del 9.00 a 9.00 hay que erradicarla. Soy muy pro conciliación. He visto, en Sanitas, que trabajábamos menos tiempo, por debajo de 35 horas semanales, y subimos los beneficios. El horario flexible lo agradecen mucho los empleados. En USP he puesto la jornada intensiva en julio y agosto, ya que no teníamos. El tema de las guarderías también es importante, porque en este momento la conciliación está muy relacionada con las mujeres, aunque el género no debería importar tanto. Hay cosas para hacer muy originales y creativas. Sin duda, el empleado contento es el que rinde más. El círculo empieza con el cliente. El cliente satisfecho recomienda el producto y anima al trabajador, que a su vez produce más. El ambiente y el horario de trabajo son muy importantes. Y para los jóvenes, el salario no es lo más importante. Valoran más la calidad humana del jefe o el trato de la empresa.

¿Qué habría que cambiar de las relaciones laborales?

Habría que tener una fuerza de trabajo más flexible y dispuesta a moverse de un lugar a otro. Si hablamos de la comparación con EE UU, un trabajador que está en Cleveland se traslada a Arizona y empieza a trabajar allí sin ningún problema. Aquí, la gente piensa en el piso y en la familia, en la lista de problemas que surgen, aparte de los que aparecen por las autonomías. Cuando vivía en Barcelona y contrataba a alguien de Madrid, rechazaba el puesto por el tema del colegio de los hijos. Tenemos cosas tontas, culturales, impuestas, que dificultan la movilidad. Además, hay gente que no se mueve por no perder el despido de más de 20 años, aunque no le guste su trabajo. Me gusta más el sistema austriaco, en el que llevas en la mochila de empresa a empresa los años cotizados.

El éxito de los empresarios que han salido fuera

Zulueta cree que en España hay dos clases de empresas: las que han tenido éxito internacionalmente y las que no. "La lección es que las que han quedado limitadas sólo a España tienen problemas graves con la crisis". Opina, además, que el cambio debe venir por la mentalidad innovadora, no sólo en nuevos sectores. "Cualquier nueva idea sirve. Por ejemplo, una empresa portuguesa se ha hecho famosa en todo el mundo sólo por darle 40 colores al papel higiénico". Respecto a su sector, la sanidad privada, explica que sigue creciendo, "incluso en la crisis", gracias al aumento de la demanda de los seguros colectivos, (los que ofrecen las empresas a sus empleados). Además, asevera que el futuro se encamina por la colaboración con la sanidad pública, "que nos copia en cosas como la elección de médico".

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