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Secretos de despacho

Amplitud y comodidad en Fiatc

Joan Castells dirige la aseguradora a la que se incorporó hace 28 años.

El nombre de Joan Castells y el de la aseguradora Fiatc van de la mano desde hace 28 años, los que el actual consejero delegado y presidente lleva en la compañía. Castells (Vilanova i la Geltrú, Barcelona, 1952) tuvo claro mientras cursaba la carrera de económicas que quería dedicarse al sector asegurador. 'Me fui orientando a actuario de seguros, porque conocía el oficio', cuenta, 'mi padre tenía una empresa textil que acabó cerrando y después se dedicó a la correduría de seguros'.

Se licenció en 1974, poco después se fue a Suiza, donde permaneció hasta 1980, año en que se incorporó a Fiatc, 'una mutua de seguros relativamente pequeña y con dificultades económicas y de crecimiento, y con escasez de directivos para sacarla adelante'. Fue nombrado subdirector general, aunque hacía las funciones de director, hasta el punto de que fue el autor del plan estratégico de la compañía. En 1992 asumió la dirección general y en 1995 fue nombrado presidente y consejero delegado. Con esta trayectoria, se considera principal responsable de lo que es hoy la compañía.

Su jornada laboral empieza a las ocho y cuarto de la mañana, 'atendiendo la agenda del día'. A pesar de que su cargo le permitiría tomar cierta distancia, le gusta profundizar hasta el detalle en los asuntos de la compañía. 'No he perdido el contacto con el día a día, es mi manera de trabajar, asisto a muchas reuniones para temas concretos de política comercial o de temas jurídicos'. Los viajes también son un apunte habitual en su agenda. 'Intento ver cada año, o como máximo cada año y medio, a todos los directores de sucursal de toda España'. A estos hay que añadir los viajes que aparecen si se producen 'compras o ventas importantes', y los que programa a alguna filial extranjera como Argelia. 'Intento que cada vez sean menos, pero seis o siete viajes al mes sí hago'. Los empleados de la aseguradora tienen flexibilidad horaria, que les permite entrar entre las siete y media y ocho de la mañana y acabar a las tres de la tarde, una jornada a la que no pueden acogerse los directivos.

'Llamadme antiguo, pero no creo que haya que invertir en algo que no conoces bien, en algo que no ves claro'

El despacho de Castells es amplio y acogedor. No le preocupa tanto su decoración como sentirse a gusto en él. 'Los cuadros son decisión del interiorista, y tengo que decir que algunos los entiendo más que otros', confiesa divertido. Entre los que decoran las paredes destaca uno que muestra un segmento de las Ramblas barcelonesas, 'la imagen que se veía desde nuestra anterior ubicación'. El actual edificio de Fiatc, en la avenida de la Diagonal de Barcelona, fue inaugurado en 1983. 'Este despacho está prácticamente igual que el primer día, estoy bien, es cómodo y agradable, siempre digo que las cosas se pueden amortizar en 20 años, que no hace falta que sea en cinco', dice poniendo como ejemplo la mesa de su despacho. Dice que no necesita ver objetos personales para trabajar, más allá de las cuatro fotos familiares que hay en una de las estanterías.

De las personas que trabajan con él valora sobre todo la actitud. 'Que tengan claro lo que vale el esfuerzo. Somos una compañía sin capital social detrás, todo lo tenemos que hacer con mucho esfuerzo', explica. En 1980, cuando él se incorporó a la aseguradora, lo hizo junto a muchas más personas. 'Ahora hay poquísima rotación en el equipo directivo, mi interés sería que siempre se compusiera de gente de la casa y, a medida que se jubilen, vayan entrando otros de dentro también'. Cuenta que hay empresas históricas en el mundo, como Nestlé, que tienen esa cultura y en la que ese orgullo de empresa actúa como estímulo para el trabajador.

En cuanto a la actual crisis financiera mundial, el máximo responsable de Fiatc cuenta que en un encuentro del sector celebrado hace unos meses en Barcelona lanzó la pregunta de si algunos activos financieros no debían tener un control más estricto. 'Me dijeron que no, que la economía es libre y hay que dejarla tener sus propios mecanismos de control. Se ha visto que yo tenía razón'. 'Llamadme antiguo, pero no creo que haya que invertir en algo que no conoces ni entiendes bien, en algo que no ves claro', afirma.

Pocas pistas de su pasión por el Barça

Al entrar en el despacho de Joan Castells podrían esperarse, a priori, más detalles que revelaran su conocida pasión por el Barça, que le llevó a ser directivo del club barcelonés entre los años 2000 y 2002. Uno de esos detalles que delatan su afición es el escudo que había en la puerta de entrada de la ya desaparecida Gran Peña Barcelonista, la más antigua el club y que estaba ubicada en la plaza de Cataluña de la ciudad. El segundo objeto que desvela su pasión futbolística es una foto en la que Castells aparece con otro directivo de la compañía junto a la Copa de Europa de 2006 que ganó el club azulgrana: 'Nos hicimos la foto antes de que la tocaran los mismos jugadores del Barça'. En cuanto a la posibilidad de repetir su experiencia como directivo del club, asegura que es algo que, si se piensa con la cabeza, se toma una decisión, y si uno se deja guiar por los impulsos, otra. 'Si lo razonas, con una vez hay suficiente, sobre todo si lo tienes que compaginar con un trabajo tan absorbente como este'. 'Pero si lo piensas con el corazón, probablemente lo haría otra vez; claro que quizás pediría unas condiciones que entonces no tuve'.

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