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Directivos

EE UU exporta su universidad

La sociedad estadounidense está orgullosa del modelo de enseñanza y lo agradece con jugosos donativos. En España, la Universidad debería ganar en autonomía financiera, dicen los expertos

En una encrucijada. Así se encuentra el sistema universitario europeo desde que se puso en marcha el denominado Proceso de Bolonia, iniciado en 1999 y cuyo plazo finaliza en 2010, con el que se pretende unificar el modelo de enseñanza superior, con el fin de facilitar el trasvase de alumnos y profesores entre las distintas universidades europeas. Pero es más, el hecho de que los países europeos vayan hacia una convergencia de títulos, basada en la cooperación, va a suponer un factor de competitividad importante con Estados Unidos porque, además, puede atraer también a muchos más estudiantes no europeos.

A grandes rasgos, el sistema universitario estadounidense, con todas sus debilidades, funciona bastante mejor que cualquiera de los países europeos. Y dentro de Europa, el Reino Unido presenta el mejor modelo, acompañado de algunos países centroeuropeos y nórdicos. Todos estos temas son analizados en el informe La universidad, en la encrucijada, elaborado por la Academia Europea de Ciencias y Artes en colaboración con el Santander.

Una de las conclusiones a la que se llega es que las inversiones en educación superior y en investigación, así como los rendimientos obtenidos, son, en general, inferiores en Europa que en Estados Unidos, país que presenta un sistema sólido y competitivo. Un hecho preocupante, como reconoce el autor del estudio y catedrático de Filología Vasca en la Universidad del País Vasco, Pello Salaburu, ya que se está quedando atrás en la generación y transmisión de la fundamental fuente de riqueza del siglo XXI: el conocimiento.

Para no perder comba, Estados Unidos mira con gran atención a todo lo que acontece en las denominadas nuevas potencias. En este sentido, conviene recordar que de China salen anualmente más de dos millones de graduados, y que en poco tiempo ha duplicado su porcentaje de jóvenes universitarios. Pero además, la tasa de crecimiento en inversiones en I+D en este país es del 17% en los últimos años. Mientras Estados Unidos intenta responder a los nuevos retos, Europa descansa de forma plácida.

La situación, en lo que respecta a España, es bastante preocupante, porque incluso en Europa ocupa el furgón de cola, por delante de los países del Este que se han incorporado a la UE en los últimos años. Esto se debe, explica Salaburu, a un condicionante de tipo económico: el PIB es de los más bajos en relación con los países de nuestro entorno. Pero también existen otros elementos que hacen que los recursos utilizados en la educación no se gestionen del modo óptimo. 'Tenemos unas estructuras universitarias caducas, con una legislación sobredimensionada e intervencionista y una estructura de profesorado basada en el funcionariado', señala el autor del estudio. Y añade que todo esto 'dificulta de forma seria la necesaria flexibilidad que requiere en el mundo moderno el funcionamiento de una institución ágil y capaz de adecuarse en cada momento a lo que la sociedad espera de ella.

Donativos desinteresados

En el análisis se esbozan algunas de las razones por las que las universidades estadounidenses tienen éxito. En primer lugar, en Estados Unidos la presencia de la sociedad en la universidad es mucho más constante que en Europa y, en particular, que en España. Se trata de un problema que pone de manifiesto, insiste el ex rector de la Universidad del País Vasco, el poco reconocimiento social a la aportación de la institución universitaria al desarrollo de un país, como es la formación de los estudiantes y la impartición de títulos.

La sociedad no se identifica con la universidad y, al no hacerlo, quienes más debieran apoyarla, los que se han formado en ella y gracias a esa formación disponen de ingresos mayores que el resto, se olvidan de la institución. Los donativos desinteresados a la universidad son rarísimos en España, mientras que en Estados Unidos son muy habituales. Para avalar todo esto, Salaburu aporta el siguiente dato: la Universidad de Harvard, la más prestigiosa del mundo según diversos rankings, dispone de un fondo de capital, obtenido a través de donaciones de empresas y particulares, de más de 23.000 millones de dólares. Si se suman los fondos de todas las universidades británicas, las más adelantadas en Europa en este tipo de prácticas de financiación, no llega a la mitad de lo recaudado por Harvard. 'Por ello, es muy importante que la sociedad se identifique con las universidades y que, por otro lado, exista un tratamiento fiscal favorable a las donaciones, como existe en Estados Unidos', recalca Salaburu.

Por otro lado, las universidades se deben liberar de la tutela del Estado y gozar de más autonomía. Esta recomendación puede ser vista con suspicacia desde fuera de la universidad, porque se suele identificar autonomía con falta de control. Pero también es cierto que la presencia del Ministerio de Educación, señala el informe, es constante en España y supone una de las mayores lacras para el sistema universitario, ya que indica los nombres que deben tener las titulaciones y su duración, los cargos que cada institución ha de tener, los niveles del funcionariado, lo que tanto profesores como cargos deben cobrar, así como el número de estudiantes que cada institución debe aceptar y en qué condiciones. También interviene en la forma de seleccionar el profesorado, los miembros que cada comisión debe tener, e incluso se ocupa de homologar títulos obtenidos en universidades extranjeras. 'Un trabajo absurdo. Sobre todo en estudios que no plantean ningún problema de seguridad', dice el texto.

No es lo mismo homologar el título de Medicina que el de Matemáticas ni tampoco se puede comparar uno que procede de la Universidad de Stanford con otro obtenido en una universidad latinoamericana o africana. Es inconcebible, afirma Salaburu, que un par de funcionarios nombrados por la Administración pretendan homologar un título de Harvard en cuya impartición han intervenido dos premios Nobel. 'Toda esta regulación supone un ataque frontal contra la libertad de que debe gozar cualquier empresa, también la universitaria, en temas que son básicos, como es la selección de sus empleados y los salarios que deben cobrar'.

Otro elemento que han de tener en cuenta las universidades es la diferenciación como vía para competir hoy día. Han de ofrecer valor añadido al alumno. Harvard, Berkeley o UCLA, aun teniendo diferencias, son centros generalistas, mientras que Stanford está especializada en investigación y ciencias experimentales, o MIT, que se ha convertido en una referencia en conocimientos técnicos y de tecnología. A pesar de estos elementos diferenciadores, todas ellas son excelentes.

Préstamos para afron tar las elevadas matrículas

El sistema universitario estadounidense tiene grandes virtudes: los recursos utilizados, la flexibilidad, la cultura universitaria enraizada en la sociedad, la competencia... Todo ello hace posible que el sistema forme titulados que se insertan en el mercado o en la investigación bastante más satisfactoriamente que en Europa. Otro detalle que juega a favor es la juventud de la sociedad, debido a la emigración, frente a Europa, que envejece a pasos agigantados.Sin embargo, el sistema también tiene debilidades. Cuando la educación universitaria es más necesaria que nunca, el acceso a los campus se ha restringido de manera notable en la práctica, sobre todo en el caso de quienes tienen menos recursos.Por un lado, el incremento en los precios de las matrículas durante los últimos lustros ha tenido un fuerte impacto en las familias. Por otro, las ayudas federales y estatales no se han incrementado en la misma medida que el precio de las matrículas, lo que ha obligado a los alumnos y a sus familias a solicitar créditos para poder pagar los estudios.En algunos Estados, los alumnos solicitan préstamos bancarios o estatales mucho más altos que en otros. Por ejemplo, en Massachusetts, la media del préstamo que necesita un alumno es de 4.719 dólares por año, mientras que en Minnesota es de 3.178 dólares al año. En Nueva York, mantener a un alumno en programa de educación superior requiere el 36% de los recursos familiares, mientras que en Illinois este porcentaje es del 24%. Existe una relación directa con el coste de las matrículas, extraordinariamente más caro si se compara con las universidades españolas.Todo esto se agravará en los próximos años, porque las previsiones económicas apuntan a que el déficit va a ser más fuerte. Lo cierto es que matricularse en la universidad en Estados Unidos resulta caro.

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