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I+D

La tecnología de defensa israelí, en la depilación

Tel Aviv produce la mayoría de los láseres que llegan a las clínicas, donde se buscan productos menos dañinos.

La depilación sigue siendo la estrella de las visitas de muchas clínicas y centros de estética en España. Lo que los clientes tal vez no sepan es que detrás de los aparatos láser existe una investigación continua por solucionar los problemas de daños que producen en la piel, a la vez que buscan ser más potentes y efectivos.

Gran parte de la tecnología láser que se utiliza en los centros de estética proviene de marcas israelíes. "Israel es muy potente en tecnologías de ondas, óptica o láser, sobre todo por el desarrollo de la industria de defensa, y luego lo trasladan a campos como la medicina", explica Miguel Caldés, consejero delegado de la clínica Eres.

Esta semana se conocía, por ejemplo, que científicos israelíes desarrollaban un láser espía capaz de escuchar a cientos de metros de distancia una conversación. La cámara fotográfica con estos rayos distingue todo tipo de parámetros fisiológicos de las personas enfocadas. Syneron, Candela, Alma o Lumenis son marcas punteras en el mercado de la depilación que proceden de tecnología de Tel Aviv.

Antes del láser, en los años ochenta, los ingenieros israelíes Yair Dar y Shimon Yahav diseñaron un aparato que se ha convertido en un best seller de la depilación: la Epilady, que continúa vendiéndose. Se empezó a fabricar en 1986 en el kibutz Hagoshrim y de ahí se expandió por todo el mundo.

El éxito de este país radica "simplemente en que son punteros en cuanto a este tipo de tecnología, aunque países como Estados Unidos, Alemania o China también tienen grandes compañías con grandes equipos de tecnología láser", explican desde Druco, una firma que comercializa estos productos.

Una tecnología que llega desde Israel es la conocida como Soprano, "la última innovación clínica", cuentan desde los centros Hedonai. "Es el único láser capaz de eliminar el vello en pieles oscuras y bronceadas sin riesgos de producir manchas o quemaduras", añaden.

Y es que las quemaduras son el mayor problema de esta depilación. El láser solo capta el color del pigmento del pelo hasta llegar a la raíz del vello, destruyendo las células que lo originan. Pero si la piel es oscura, puede provocar quemaduras. Por eso, como consejo de salud se recomienda no acudir bronceados al tratamiento.

Alejandrita

Así que las innovaciones se encaminan a cuidar la piel. "El láser alejandrita es el que más se utiliza", asegura Ana Sobrini, gerente del centro Planas Day. Se usa en vello oscuro y con un tono de piel medio. Incorpora, además, un disparo de aire frío que duerme la piel y evita que el cliente note el calor. "Antes utilizábamos cremas anestésicas, ahora con el disparo frío es suficiente en muchos casos", afirma. Para los demás tipos de piel, según la gama de colores, existen otras versiones de láser, como el rubí, el diodo o el neodimio-yag. Casi todas ellas necesitan más sesiones para ser efectivas.

Sobre la efectividad de estas técnicas, desde el Grupo de Dermatología Pedro Jaén informan de que es variable en función del color, la densidad del pelo y la zona donde se encuentre: "Es definitiva, pero hay zonas corporales que son dependientes de las hormonas que podrían tener un recrecimiento con los años". "Sin embargo, permanente no quiere decir lo mismo que definitivo. Como referencia, una mujer de 45 años puede requerir de dos a tres sesiones para eliminar todo el pelo de una zona. Por otro lado, una mujer joven, para una depilación facial, puede requerir cinco o seis sesiones y, más tarde, un mantenimiento a largo plazo", explica la gerente de Planas Day.

Sobre precios, esta clínica ofrece, por ejemplo, packs anuales que van desde los 475 a los 1.850 euros según la zona del cuerpo.

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