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Para los industriales de Hamburgo, basura significa energía

La basura ha dejado de ser basura en Hamburgo. Mucho ha cambiado desde el siglo XVI, cuando los ciudadanos hanseáticos echaban las inmundicias delante de la puerta de sus casas. Hoy la ciudad ni siquiera tiene vertederos. Sus cuatro plantas incineradoras convierten un millón de toneladas de basura en energía al año.

El pasado mes de septiembre, la entidad pública encargada de la limpieza de la ciudad de Hamburgo, Stadtreinigung Hamburg (SRH), inauguró en el antiguo vertedero la mayor instalación fotovoltaica (4.100 metros cuadrados) de la región. Ahora, Biowerk, una empresa participada por SRH, está construyendo una planta de biogás que este mismo año se pondrá en marcha y permitirá transformar basura orgánica (residuos de alimentos y comidas) en gas para generar calor -5,9 millones de kilovatios hora (kWh) anuales- y corriente eléctrica -6,6 millones de kWh-.

Pero éstos no son los únicos proyectos en marcha en Hamburgo. El pasado viernes, SRH y la empresa de desarrollo de productos de cobre Norddeutsche Affinerie firmaron un acuerdo de cooperación para construir una central que, a partir de 2008, genere toda la energía que necesitan las factorías de la compañía con la basura recogida en la ciudad.

La ciudad no necesita vertederos gracias a sus cuatro plantas incineradoras, que transforman un millón de toneladas de desperdicios en electricidad y calor

El propósito de Norddeutsche Affinerie, un consorcio de elevado consumo energético, es obtener 720 millones de kWh de corriente al año de la nueva central. Para lograrlo, la entidad pública SRH deberá suministrar anualmente 750.000 toneladas de combustible procedente del tratamiento térmico de basuras. No fue hasta 1893 cuando, tras la gran epidemia de cólera, la ciudad decidió construir su primer horno para la incineración de basuras. Poco tiene que ver aquella instalación con las cuatro modernas incineradoras que hoy permiten a Hamburgo prescindir desde 1999 de los ecológicamente controvertidos vertederos de basura. Una de las cuatro plantas (Stellinger Moor) trató 135.400 toneladas de escombros el año pasado y generó 53 millones de kWh de corriente y 54 millones kWh de calor. Parte de la energía eléctrica obtenida, 26 millones de kWh, fue vendida a la red de la compañía eléctrica de Hamburgo. Lo que corresponde al consumo anual de unas 12.000 viviendas de Hamburgo. Y con los 54 millones de kWh de calor se caldeó, entre otros, el nuevo polideportivo y centro de espectáculos de la ciudad: Color Line Arena. Incluso el 90% de los residuos que quedan tras el tratamiento térmico de los desperdicios se aprovechan en Stellinger Moor.

El pasado verano, Alemania prohibió los vertedores de basura casera sin tratar; por lo que en los próximos años todavía se construirán aquí un par de plantas incineradoras. Pero los fabricantes alemanes de este tipo de instalaciones, líderes mundiales en el sector, crecerán sobre todo en el extranjero. 'El 70% del volumen de negocio de la industria alemana del sector corresponde a exportaciones', afirma Markus Heering, vicepresidente de la asociación alemana de técnicas de tratamiento de residuos VDMA. Según dicha asociación, estas técnicas se utilizarán cada vez más para sustituir los combustibles fósiles de centrales energéticas y fábricas de cemento.

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