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Buen gobierno

La CNMV permite a las empresas informar sólo en inglés

Hace apenas unos días Telefónica desveló a los inversores sus planes, entre los que destacaba un nuevo adelgazamiento de su plantilla, en especial en Latinoamérica; la potenciación del ADSL para mejorar el negocio de la telefonía fija y una previsión de mejora en la rentabilidad de la compañía. El texto de la presentación, que César Alierta realizó de viva voz ante cerca de 400 analistas e inversores, se envió también a la CNMV en un intento de que el resto de accionistas e inversores dispusieran de la misma información. Sin embargo, la información sólo aparecía en inglés. Quienes no dominan ese idioma debieron esperar a que los periódicos del día siguiente desvelaran los planes de la empresa.

Es sólo un ejemplo de los numerosos documentos que cada vez más las cotizadas españolas realizan en inglés y hacen llegar a la CNMV sin traducir. Así, sólo los accionistas que manejen el inglés pueden hacerse una idea, casi al tiempo que los inversores de mayor tamaño acerca de las estrategias de las compañías. El resto debe esperar. Esta práctica quiebra una de las consideraciones del Informe Aldama respecto a la exigencia de que la información que las empresas transmiten al mercado debe ser correcta y veraz, simétrica y equitativa y, sobre todo, realizarse en tiempo útil. 'Todos los partícipes del mercado deben tener acceso a una información sustancialmente igual en un mismo horizonte temporal', recoge el informe.

Desde la CNMV se asegura que se sugiere a las empresas la conveniencia de que envíen las presentaciones también en español, 'pero no podemos obligarlas', porque, mientras que los hechos relevantes sí deben enviarse obligatoriamente en español, la legislación no especifica nada respecto a otros documentos, como las presentaciones a inversores. LA CNMV cree además que es mejor recibir todas las presentaciones que hacen las empresas a los analistas, estén en el idioma que estén.

Sin embargo, algunos expertos en gobierno corporativo como Federico Durán, socio del bufete Garrigues y uno de los integrantes de la comisión que elaboró el Informe Aldama, piensan que, aunque no se recoja como exigencia en ningún sitio, 'es de sentido común que las empresas deben enviar a la CNMV información relevante, que sea accesible y en una lengua que también lo sea, es decir, en este caso, castellano'.

El socio de Uría & Menéndez, Cándido Paz-Ares, también integrante de la Comisión Aldama, reconoce que es un tema delicado. 'Una empresa puede argumentar que hace las presentaciones en inglés porque se lo exige el mercado internacional y, puesto que no hay una exigencia legal de que las presentaciones se realicen en castellano, no lo hacen. Además, existe el riesgo de que, si se les obliga, no envíen esa información al regulador ni en inglés ni en español', explica Paz-Ares. El socio de Uría recuerda que la directiva de folletos permite su presentación tanto en el idioma local como en una lengua financiera común. Un eufemismo para decir en inglés. Según Paz-Ares, en la práctica esto supone que un folleto podría presentarse en inglés también en España.

En todo caso, este experto también se muestra partidario de recomendar a las empresas que traduzcan sus presentaciones al castellano 'como una práctica más de sus políticas de buen gobierno'. Sin embargo, Juan Carlos Ureta, presidente de la entidad de Bolsa Renta 4, considera que el inglés es el idioma de los negocios. 'Y la exigencia de dar exactamente la misma información a todo el mundo puede provocar polémicas como la de la norma de fair disclosure en EE UU porque, si una compañía tiene que enviar la misma información a todo el mundo, al final lo que pasa es que informa menos'.

Aldama no analizó las barreras del idioma

Es imposible abarcar todos los problemas. Así explica uno de los integrantes de la Comisión que elaboró el Informe Aldama el hecho de que no analizaran las barreras idiomáticas y el lenguaje en el que deben transmitir su información las empresas. 'La verdad es que no caímos en eso', reconoce Federico Durán, socio del bufete Garrigues y uno de los componentes de la Comisión Aldama'.También el socio de Uría & Menéndez Cándido Paz-Ares reconoce que no analizaron el problema, pero recomienda a las empresas que, aunque no estén obligadas a ello, traduzcan sus presentaciones como parte de sus políticas de buen gobierno. De todos modos, lo que sí recoge el Informe Aldama es que 'todos los partícipes del mercado deben tener acceso a una información sustancialmente igual en un mismo horizonte temporal, por lo que las sociedades deben trasladar a los accionistas e inversores, en general, el contenido de las presentaciones facilitadas a bancos de inversión, analistas, agencias de calificación, accionistas significativos a partir de que esta información sea conocida por la sociedad'.

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